FITOTERAPIA
Por
Romina Bianchini / Farmacéutica – Dra. en Cs. Químicas
Existen
muchas razones que pueden causar enrojecimiento de la piel, padecer rosácea es una
de ellas.
La
rosácea es una enfermedad de la piel, que afecta aproximadamente al 10 % de la
población. Se presenta con mayor frecuencia en pieles claras y en mujeres
mayores de 30 años. Es menos común en hombres, pero estos casos suelen ser más
severos. Comienza con el enrojecimiento de mejillas, nariz, mentón y frente; y
en ocasiones puede afectar cuello y pecho. También suelen aparecer
telangiectasias (pequeñas venitas superficiales),
granos y espinillas que llegan a ser bastante dolorosos.
Debido
a que la causa de la enfermedad es desconocida, el tratamiento resulta más
difícil. Además, la piel de cada persona es distinta, por ello no existe una
única receta para todos los casos. Las opciones terapéuticas se basan en el uso
de antibióticos, antiinflamatorios y retinoides, destinados a tratar los
síntomas. Otro tratamiento incluye el uso de luz pulsada para eliminar el
eritema y las telangiectasias.
Tratamiento fitoterápico
La
piel del paciente con rosácea suele tener alta sensibilidad y reactividad. Se
deberán evitar los productos agresivos, usar limpiadores neutros para piel
sensible y emplear un emoliente 1-2 veces al día, antes de la aplicación de los
productos de fondo. Para el tratamiento fitoterápico pueden ser útiles el gel
de aloe, el agua de rosas, la centella asiática, la manzanilla, el pepino y la
caléndula, las cuales cumplen funciones emolientes y antiinflamatorias. Generalmente
se suele recurrir a fórmulas mixtas que combinan principios activos o extractos
vegetales y antibióticos.
Aloe: tiene propiedades antisépticas y
antiinflamatorias. Calma el dolor y ardor de la zona afectada.
Avena: se emplea como emoliente cuando
existe prurito, ardor e inflamación. Es de gran utilidad en pieles irritadas y
sensibles.
Caléndula: calma y cura la piel
enrojecida, inflamada e hinchada. Acelera la curación de heridas y detiene las
infecciones por quemaduras, picaduras, granos enrojecidos, pústulas y
sarpullidos inflamados.
Centella asiática: se emplea para tratar
desórdenes cutáneos crónicos. Se aplica sobre la zona a tratar, es un buen
tónico, antiinflamatorio, ayuda a curar heridas y mejorar el aspecto de
cicatrices.
Manzanilla: es una especie de cuyas
virtudes antiinflamatorias nadie duda. Proporciona gran alivio a pieles sensibles,
irritadas e inflamadas.
Pepino: resulta efectivo gracias a
que es muy rico en agua y vitamina E. Buen desinflamante natural que ayuda a
minimizar el enrojecimiento, a refrescar y reparar la piel.
Rosa: el agua de rosas es eficaz para
tratar la piel debilitada e inflamada. A largo plazo alivia y mejora
notablemente pieles sensibles y con rosácea.
Factores que deben evitarse
·
Condimentos
fuertes o irritantes, ácidos, y estimulantes como café y alcohol. Consumir con
moderación chocolates, nueces, almendras y quesos maduros.
·
Estrés
y ansiedad.
·
Sol,
viento intenso, humedad, frío y calor extremos; saunas, baños calientes.
·
Productos
cosméticos que contienen alcohol, fragancias, conservadores, mentol, alcanfor,
entre otros. Evitar el uso de sustancias exfoliantes, peelings, esponjas,
cepillos u otras herramientas abrasivas.
·
Ejercicio
físico intenso o con carga de peso.
·
Corticoides
tópicos: en principio pueden brindar mejoría, pero al suspenderlos habrá un
agravamiento de los síntomas.
Consejos útiles
Ingerir
frutas y verduras frescas.
Beber
como mínimo 2 litros de agua por día.
Aplicar
tratamientos calmantes y desinflamantes.
Utilizar
jabones suaves para pieles sensibles.
Si
se emplean maquillajes deben ser de base líquida y liviana.
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