Tiempos violentos

Por Sebastián Muape

Tuvimos un verano negro en materia de fútbol, un enero para el olvido, o para el recuerdo; según cómo se mire. Esta vez fueron los futbolistas los que, en lugar de brindar espectáculo con vibrantes partidos, protagonizaron escenas vergonzosas de juego desleal, provocativos gestos a la tribuna rival y coronaron los amistosos con una pelea veinte contra veinte en el clásico platense, como no se vio en muchísimos años. En medio de este triste escenario, la CONMEBOL indulta clubes y jugadores, aduciendo que se trata del año de su centenario y por tal motivo, festeja repartiendo amnistías.

Ariel Ortega era guapo dentro de todas las canchas, lo revolcaban de una patada y el tipo se levantaba, se sacudía el pasto del pelo y seguía gambeteando. Riquelme era guapísimo jugando al fútbol, cuanto más lo raspaban, más pedía la bola para seguir pisándola. Ricardo Bochini encadenando noches inolvidables de Copa Libertadores, era un guapo mayúsculo, sin igual. Ellos fueron venerados y respetados por propios y ajenos, sin necesidad de agarrarse a trompadas para demostrar hombría, testosterona, testículos o sangre caliente. Guapos de verdad.
Sin embargo parece que en algún momento los conceptos y los valores fueron degenerando, al punto crítico de pensar que el amor por la camiseta puede ser demostrado atentando a patadas y codazos contra la salud de un colega, o directamente a trompada limpia en pleno campo de juego. ¿Cuánto de este aspecto negativo está fogoneado por el periodismo y el público en general?, bastante, le diré. Hay que hacer una autocrítica en este sentido, de manera urgente. Respecto de la prensa, porque muchas veces se atiza la llama desde una página o a través de un micrófono, tiñendo el deporte de cuestión vital, apuntando contra el rendimiento de tal o cual jugador, depende de las simpatías ganadas o la cantidad de notas conseguidas. Se hacen campañas con críticas desmesuradas a determinados equipos o Directores Técnicos, en clara muestra de un periodismo corporativo y mal habido, pago. Los formadores de opinión, rara vez reparan en el eco que pueden tener sus palabras en el hincha y si lo hacen, poco les importa. Desde la tribuna, porque se pide ganar como sea, a cualquier precio y en algunos casos las derrotas se sobredimensionan a límites de locura. Banderas en contra de tal o cual jugador, aprietes en los entrenamientos, abucheos permanentes, hostigamiento en redes sociales, etc. Sin ir más lejos y a modo de ejemplo reciente, recuerde que Emmanuel Gigliotti debió continuar su carrera en China, después de que le atajaran un penal en un River vs Boca, previendo que el público no le iba a perdonar el yerro. Destierro futbolero.
En este caldo nefasto donde los estamentos encargados de administrar justicia miran para otro lado, donde las sanciones en partidos de verano no tienen correlato en torneos oficiales, la gente en las gradas aplaude a su jugador expulsado por pegar una patada y como si fuera poco aprueba que, ese mismo jugador, le haga burla a la tribuna adversaria, nada puede andar bien, muy por el contrario.
El broche infeliz del verano, lo pusieron los planteles de Gimnasia y Estudiantes en “La Feliz”. El Pincha ganaba uno a cero cuando después de un tumulto, todo derivó en una pelea atroz, donde Mariano Andújar mostró sus habilidades pugilísticas, arremetiendo contra medio equipo rival, siendo volteado y luego pateado en el suelo por Nicolás Mazzola y varios de sus compañeros.
Una imagen devastadora para el deporte nacional que viralmente recorre el planeta en segundos; vergonzoso, triste y repudiable. De nada sirven los arrepentimientos, los pedidos de disculpas de los jugadores, los cruces al aire en programas deportivos, donde después de intentar noquearse se ofrecen disculpas y palabreríos. La gente pagó hasta novecientos pesos por una platea para ver estos partidos, y desde el césped se devuelve un circo demencial y caótico.
El Gobierno provincial, a través del APREVIDE (Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte), les prohibió a los doce jugadores (5 de Estudiantes y 7 de Gimnasia) informados por el árbitro, Silvio Trucco, la entrada a estadios bonaerenses por dos partidos y además le impuso a la entidad “Tripera” la sanción de dos fechas de local sin su público, por haber exhibido provocativamente una bandera de Estudiantes, minutos antes del inicio del juego en el que se produjeron los incidentes. Por otra parte, las sanciones del Tribunal de disciplina (acá irían comillas), serían de 4 a 8 fechas en partidos oficiales y los clubes sancionarían a sus planteles con medidas  económicas y comunitarias. Veremos, veremos.
En otro orden de cosas, pero no sin barro en los pies, la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol) festejó sus cien años con indultos a granel. Boca Jrs, a priori sancionado con ocho partidos internacionales sin público, cumplirá sólo dos en la presente edición de la Copa  Libertadores, uno de visitante y uno en condición de local. Alejandro Domínguez, flamante presidente de la entidad continental tras la captura del paraguayo Napout, presionado por Daniel Angelici y en clara devolución de favores por el apoyo de éste en su candidatura, disminuye la sanción alegando una “medida de gracia”, parte del festejo centenario. Como consecuencia de estos manejos, renunció a su cargo el uruguayo Adrián Leiza, quien redactó el castigo al club de la Ribera, por considerar que hubo un “arreglo político” entre las instituciones.
Sebastián Saja, arquero de Racing, también se benefició con el jubileo, no cumpliendo su sanción de dos partidos por una expulsión sufrida el año pasado.
Así arrancamos el año futbolero, querido e imprescindible lector. Felizmente la pelota ya está rodando y la emoción nos aparta de lo espurio para ponernos a vibrar, con esta maravilla de deporte; pero nadie podrá desconocer que nuestro adorado fútbol está enfermo mortalmente, que alguien lo salve, por favor.


NOLE GANA NADIE

El serbio Novak Djokovick, N° 1 del mundo, se quedó con el Abierto de Australia, primer Grand Slam de la temporada, por sexta vez en su carrera. Venció en la final a Andy Murray (2 ATP) de manera inapelable, en sets corridos. De esta forma, el mejor tenista del planeta logra su título número once en Slams y monopoliza el deporte con un paso avasallante. Podría dejar de jugar el resto del año y aun así lo terminaría en el tope del Ranking ATP, dado que le lleva 8000 puntos al tenista escocés. Una maravilla el andar del serbio, quien admite estar jugando el mejor tenis de su vida. 

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