ENTREVISTAS 2016
Por Alejandra Tenaglia
Nuestra entrevistada de hoy tiene ya
vividos más de 70 otoños, pero con una sonrisa tierna me dice -sin embargo-
firmemente, que no me dirá el número exacto. Es que María Virginia Noriega es una señora muy coqueta, aunque su rasgo
más característico, sin dudarlo puedo resumirlo en una sola palabra: sabia.
Quizás usted recién se está enterando de su nombre completo, porque es cierto,
todos la conocemos como “Pocha”.
Preséntese
en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor la define.
En
mi vida he pasado por cosas muy buenas y otras malas. He salido siempre
adelante, con lucha, con fe. Me gustaba que mis hijos estudiaran y tuve la
suerte que quisieron hacerlo, los ayudé con mucho trabajo.
¿Qué
es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
De
mi padre recuerdo su inteligencia, su honestidad y su apego al trabajo.
De
mi madre, su valor. Hacía empanadas, tejía carpetas y las vendía para ayudar en
los gastos.
De
todos sus familiares, excluyendo a sus padres, ¿hay alguno con quien haya
tenido o tenga especial afinidad?
Hubo
muchas personas afines, primos/as, hermanos, pero hay alguien que siempre
estuvo y está aún después de muchos años, es mi querida cuñada Mary.
¿Estudió?
¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
Hice
sólo la primaria. En aquella época no había posibilidad de hacer el secundario
en Chabás. Recuerdo a mi maestra de 3º grado. Se llamaba Nelly Rodríguez. Era
una dulce joven, muy bella. Tenía 18 años y vivía en Casilda. Nunca supe más de
ella.
¿Trabaja
aún?
No
trabajo. Estoy jubilada como ama de casa.
¿Qué
trabajos ha hecho?
Tuve muchos trabajos. Ordeñé vacas y hasta fui boyero,
entre otros trabajos que hice en el campo. Fui niñera, cocinera, tapicé sillas,
hice bolsillos para los talleres de pantalones. Trabajé ayudando en los
quehaceres domésticos a familias. Tuve verdulería y vendí por 17 años
cosméticos de distintas marcas.
¿Hay alguno de esos trabajos que, de poder volver el
tiempo atrás, no volvería a hacer?
No, ninguno. Fui feliz haciéndolos.
Si
fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
Sí, me hubiera gustado que mi abuelo Chochoy viviera más.
Murió muy joven, siendo yo muy chica.
Si
pudiera elegir una habilidad con la que contar a partir de mañana al despertar,
¿cuál sería?
Me gustaría tocar la guitarra como mi hermano Cholo Noriega.
¿Qué
características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como
amiga?
Ser buenas personas, como son mis amigas.
¿Hay
algo que mirando hacia atrás se reprocha no haber hecho?
Me hubiera gustado cantar. Iba a clases de canto y venían a
mi casa paterna a ensayar con guitarras. Cuando llegó el momento de presentarme
en un teatro de Rosario, mi padre dijo “no”; y yo no lloré, no grité, no hice
nada. Tenía 15 años. Hoy me arrepiento de no haber hecho nada.
¿Qué
le da vergüenza?
Me da vergüenza ajena cuando critican.
Llorar,
¿sirve?
Llorar
no arregla nada, pero a veces no queda otra.
¿Hay
temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
No me gustan los chistes con supuestos defectos ajenos.
¿Ha
deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
No he deseado más de lo que tengo y lo que tengo, lo he
ganado. Ni más, ni menos.
¿Qué
es lo que señalaría como un gran logro en su vida?
Mi gran logro es, después de intentos fallidos, haber podido
dejar de fumar.
¿Cuál
es el momento más difícil que le tocó atravesar?
Pasé por muchos momentos difíciles, pero uno que me tocó
vivir, fue y es lo más terrible que puede pasarle a una persona: la pérdida de
Ricardo, mi hijo. Eso me duele y dolerá siempre.
Mencione
3 cosas que le gusta hacer.
Leer, escribir y ver deportes por TV, sobre todo fútbol.
¿Qué
la maravilla?
Me maravilla la mirada de mis nietos y bisnietas.
¿A
qué le tiene miedo?
A esta altura de mi vida, creo que a nada.
¿Hay
algo en particular que la emocione?
Me emocionan los nacimientos.
¿Qué
es lo que más le agradece a la vida?
Los buenos hijos que me dio.
¿Un
consejo para los más jóvenes?
Que estudien, que se preparen para el futuro. Sobre todo que
hagan las cosas de manera que al mirar atrás, no tengan que arrepentirse de
nada.
A
usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?
El tiempo me enseñó a
callar, a esperar y a no creer que lo sé todo. Todos los días hay algo para
aprender.
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