ENTREVISTAS 2016
Por Alejandra Tenaglia
Casi cinco décadas a cargo de un
transporte a Buenos Aires, en el cual además de
trasladar cosas, han viajado muchísimas
personas a las que gentilmente aceptaba llevar, lo han hecho conocido por
demás. Tiene 75 años, se llama Eduardo Alberto Donés, pero usted y yo
sabemos muy bien, que referimos a “Nano”.
Preséntese
en 3 oraciones, que resuman lo que usted cree que mejor lo define.
Es
difícil hablar de uno mismo. Supongo que la mayoría de la gente, ante esta
pregunta dirá que es o intentó ser una buena persona: solidario, trabajador,
buen hijo, buen padre. Mentiría si no reconociera que eso ha sido lo que yo
pretendía, aunque muchas veces no lo haya logrado.
¿Qué
es lo que primero recuerda, cuando piensa en sus padres?
Mi padre fue un tipo humilde, maravilloso, sensacional y
mi mejor amigo. Mi madre fue una mujer de carácter fuerte, se tuvo que bancar
una casa con 4 varones y sin la tecnología de ahora que simplifica mucho el trabajo.
De todos los familiares, excluyendo a sus padres, ¿hay
alguno con quien haya tenido o tenga especial afinidad?
Con la mayoría de mis familiares tuve buena relación. Con
mis hermanos, de diez. En cuanto a especial afinidad, creo que la he tenido y
la tengo con un primo, “Nene” Capozucca, ¡un tipazo! Charlábamos mucho.
Solíamos ir a cazar y pescar.
¿Estudió?
¿Recuerda a algún/a maestro/a en especial?
Cursé
solamente la escuela primaria. Recuerdo a varios de mis maestros por lo
afectivo y por la dedicación. Enseñaban con el alma, sin fotocopia ni
computadoras.
¿Trabaja
aún?
Ya
no tengo el transporte, y aunque siempre hago algo, trato de realizarlo lo más
tranquilo posible.
¿Qué
trabajos ha realizado?
Mi primer trabajo fue de lavacopas en la inauguración de
American Bar de Magnato Morelli (hoy Coyote), allá por el año 1950. Trabajé en
Riba y León, en la esquina del hoy bar 717, que era un almacén; y en la
heladería que funcionaba en el local donde estaba la Cooperativa Núcleo. Con
mis hermanos tuvimos reparto de hielo, vendí pescado, fui al campo de
gallinero, fui verdulero y en el año 1962 empecé con el transporte a Buenos
Aires, que tuve 48 años.
¿Hay alguno de esos trabajos que, de poder volver el
tiempo atrás, no volvería a hacer?
Para mí el trabajo fue una adicción. Todos me enseñaron
algo. No reniego de ninguno.
Si
fuera posible, ¿cambiaría algo de su niñez?
Mi
niñez fue muy simple. Nos divertíamos jugando al fútbol con todos los pibes del
barrio en el campito donde hoy está mi casa (San Martín e/ Rosario y Urquiza) y
en el del frente. A la noche nos juntábamos en la esquina donde hoy está la
Comuna a charlar y jugar hasta que aparecían don Luna y Paniagua, dos agentes
de ronda, que nos mandaban a dormir. Nada cambiaría.
Si
pudiera elegir una habilidad con la que contar a partir de mañana al despertar,
¿cuál sería?
Mago
o puntero derecho para estar en la Primera de Huracán.
¿Qué
características debe tener una persona para que usted quiera tenerla como
amiga?
No creo que uno esté buscando defectos o virtudes para tener
a alguien de amigo. Simplemente se da.
¿Hay
algo que mirando hacia atrás se reprocha no haber hecho?
Tal
vez no haber estudiado. Había que viajar a Casilda y los números no daban.
¿Qué
le da vergüenza?
Ver
a los que se robaron todo y aparecen en la TV como si nada. Vergüenza e
indignación.
Llorar,
¿sirve?
Es
algo natural. Las lágrimas aparecen generalmente ante un gran dolor o alegría.
No sé si sirve.
¿Hay
temas con los que no le gusta que se hagan chistes?
Me molesta el humor que humilla y degrada a otras personas.
¿Ha
deseado más de lo que ha tenido o ha tenido más de lo que ha deseado?
El
tiempo me fue trayendo cosas que jamás soñé tener, ya sea en lo material como
en lo afectivo. ¡Bienvenidas sean!
¿Qué
es lo que señalaría como un gran logro suyo?
Tal
vez haber podido mantener durante casi 50 años mi transporte, entrar en lugares
impensados y lograr infinidad de amigos.
¿Cuál
es el momento más difícil que le tocó atravesar?
Sin dudas la muerte de algunos seres muy queridos.
Mencione
3 cosas que le gusta hacer.
Viajar principalmente al mar y embarcarme para pescar, criar
canarios, reunirme con los ex colimbas de mi compañía y una más: ir a ver a
Boca en la Bombonera con mi hijo y mi nieto.
¿Qué
lo maravilla?
Ver a mis nietos más chicos usando la computadora y los
celulares con la facilidad que yo no logro.
¿A
qué le tiene miedo?
A que alguna vez vuelva a gobernar el kirchnerismo. Salvo que
todo lo que se está sabiendo, sea mentira…
¿Hay
algo en particular que lo emocione?
Los almuerzos de los domingos cuando estamos los 15 en la
mesa.
¿Qué
es lo que más le agradece a la vida?
Eso precisamente, la familia. Mis hijos, que aunque a veces
chocamos, tenemos una buena relación. No así con mis 7 nietos, con los cuales
la relación es ¡maravillosa!
¿Un
consejo para los más jóvenes?
Que sean buenas personas, respetuosas, que estudien y que
siempre den las gracias.
A
usted, el tiempo, ¿qué le enseñó?
La vida va pasando y
te va enseñando muchas cosas buenas y no tanto. Respetar a los demás tiene
prioridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario