Cronistas de a pie


¡Indignados!

Por Ana Guerberof / Argentina residente en España

En plena resaca tras las elecciones municipales y autonómicas españolas, y que parecen ser el preludio de lo que ocurrirá dentro de un año en las generales, se volvió a los quehaceres cotidianos con cierto mal sabor de boca. La derecha española (Partido Popular) barrió en casi toda la geografía. La esperanza que albergaban algunos (aun sabiendo que sería difícil) de que se produjera algún cambio tras las manifestaciones de la semana pasada, al menos en un aumento de votos de algunos partidos de izquierda, se perdió al tiempo que las filas de peperos se lanzaban a festejar con renovada euforia. Es difícil comprender cómo en un país donde parte de la población sufre innumerables recortes en empleo, sanidad, educación y que denuncia los excesos de los bancos, la corrupción de sus políticos, la indiferencia (¿o abuso?) de la Unión Europea, las estrictas medidas del Banco Central Europeo y la explotación del FMI (entre otras muchas cosas), haya votado precisamente al partido que mejor representa al neoliberalismo más acérrimo. Si la cosa iba mal, con el PP irá sin duda peor y eso que carece de un líder con ideas y de un programa con soluciones. Es evidente que Europa vira hacia la derecha a una velocidad y con una dedicación sorprendentes.
Ayer, con el alma un tanto por los suelos, me encaminé, así como casi arrastrando las zapatillas, a Plaça Catalunya donde se encontraba la concentración de indignados desde el 15M. El movimiento, simplificando en exceso su origen por mor1 del espacio, es una plataforma que reúne a varias asociaciones y que convocó una manifestación a través de las redes sociales para protestar por el sistema económico y político imperante. Esta manifestación adquirió una gran repercusión nacional e internacional durante la semana a medida que se congregaban más personas en las distintas plazas y consiguió captar el deseo de cambio de muchos frustrados con la situación actual. Quise comprobar si, tras el éxito inicial antes de las elecciones (en especial, el fin de semana y durante la jornada de reflexión), la plaza todavía bullía con ideas e iniciativas. Me alegró comprobar que aún se congregaban bastantes grupos distribuidos en comisiones que planteaban distintos temas y acciones. Es reconfortante ver cómo las plazas recuperaron su carácter político, en el sentido más estricto, y las personas se reúnen para discutir. En definitiva, este movimiento surge de una necesidad de volver a reivindicar valores sociales, éticos y políticos que no encuentra partido que los canalice (ya que todos parecen ejercer las mismas políticas neoliberales) mientras que la población siente la necesidad de rescatarlos porque está cansada de pagar los platos rotos de los que provocaron la crisis y sale para decir que no es tonta, que no es apática y que ya está harta.
Es justo agregar además que, en Cataluña al menos, desde la llegada al poder del partido nacionalista de derechas (Convergencia i Unió), las protestas y manifestaciones son semanales debido a los recortes impuestos en sanidad o educación pero que desafortunadamente la mayor parte de los medios de comunicación, cada vez menos independientes y totalmente manipulados, no las cubren en las noticias. No se trata, por tanto, de un movimiento de unos cuantos jóvenes jipis y utópicos sin trabajo o estudiantes que salen para divertise, sino que es un movimiento social generalizado que lleva tiempo protestando sin que hasta ahora se le prestara atención y que, de seguir todo igual, continuará con las reivindicaciones hasta que se articulen unos puntos concretos en serias opciones políticas para obtener una democracia mejor.
Y para acabar ya les dejo un regalo: una de las innumerables pancartas y mensajes que se podían leer en Plaça Catalunya…emociona.
“Hay que abrir de par en par todas las ventanas y tirar todo a la calle, pero sobre todo hay que tirar también la ventana, y nosotros con ella. Es la muerte, o salir volando”. Julio Cortázar.

1 A causa de.

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