Con mi hermana, no… *
Por Alejandra Tenaglia
Así como no es posible elegir a quién amar, tampoco es posible encontrar dos historias exactas. No obstante son numerosos los casos en los que, con un/a amigo/a de hermano/a se convierte en literal la metafórica frase: “es parte de la familia”.
Año 1996. Rosario es el destino casi obligado de aquellos chabasenses que desean continuar sus estudios una vez terminado el secundario. Mucho más si allí se tienen familiares. La protagonista de esta historia, cuyo anhelo era, al igual que uno de sus hermanos, convertirse en odontóloga, partió desde su pueblo hacia esa ciudad, con todos los cambios que ello implica, sobre todo en lo relativo a la cantidad: más gente, más lugares, más variedad. No obstante el travieso Cupido sabe rebuscárselas para lograr que del más nutrido escenario, sólo una persona destaque acaparando nuestra mirada.
Asistido entonces por el niño que siempre lleva consigo arco y flecha, un caballero de voz clara e inteligencia explícita, usual visita en el departamento en el que ella vivía junto a sus hermanos mayores, cautivó su atención. Todo ideal es imposible, ha de haber pensado ella; pues conocida es la prohibición de tocar a los amigos de los hermanos y más conocida aún es la máxima: con mi hermana, no. Se dedicó entonces a su carrera, a conocer gente, a descubrir espacios, a vivir todo lo nuevo que emergía en sus días, en los que él estaba inmerso de un modo indefinido. Se acercaban y alejaban en ese juego fantástico que se despliega en la etapa de seducción, con la incertidumbre en ristre por el verdadero tenor de la relación que el trato cotidiano iba forjando. Cuatro años pasaron, junto a otros afectos que ambos supieron procurarse, hasta que él decidió el primer beso sin preámbulos, planteos y quizás, tampoco planes. Sucedió, en ese instante que ocurre con la misma naturalidad y la sorpresa de un amanecer cualquiera, a la vera de un boliche, con la complicidad de la noche. Lo que sucedió después, durante seis meses, fue en secreto. Hasta que la incomodidad que produce el ocultamiento se hizo insoportable para ella y, aprovechando la presencia de Baco que enturbia el entendimiento, les contó la verdad a sus hermanos. Como era previsible, aquel que había sido nexo involuntario de nuestros enamorados, reaccionó en forma adversa. También el protagonista de esta historia se enojó, e incluso se ausentó por un tiempo. Y aunque luego retomaron el contacto, la relación aun no estaba madura para lograr la estabilidad que permite caminar de la mano sin sobresaltos. Cuando ella terminó su carrera, decidió también terminar con ese vínculo extraño que parecía no conducir a ningún lado. Por su parte, él había decidido un viaje al extranjero en busca de una oportunidad laboral. Tres años en Italia le permitieron probarse a sí mismo, conseguir un buen trabajo, asentarse, no sin dejar de extrañar. Ella por entonces pasó por el difícil trance de perder a su padre, volvió a su pueblo natal y ya como profesional, comenzó a trabajar. Sólo una vez se escucharon la voz en esos más de mil días, a través de un teléfono, y por casualidad. Hasta que él consiguió un pasaje de promoción y, coincidiendo con el cumpleaños de su padre, decidió viajar a Argentina por unos días. En una salida de amigos por bares rosarinos, se volvieron a acercar. El vuelo hacia Italia partió sin él, que así lo decidió en soledad. Ella se enteró después. No había intentado retenerlo; así de generoso, amplio y respetuoso es el verdadero amor. Los fines de semana se encontraban, ora en la casa donde él vivía con su padre en la ciudad, ora en la casa en la que ella vivía con su madre. La necesidad de un lugar propio, privado y compartido los llevó a alquilar en el pueblo y organizarse para que sus proyectos personales también puedan seguir adelante. El bienestar que supieron darse, se resumió en el hijo que han traído al mundo. Un mundo al que enfrentan directa u oblicuamente como a todas las decisiones que han ido tomando, ratificadas con hechos y revestidas con el encanto de estar enamorados.
Quizás no sea entonces equívoco afirmar que, a pesar de que el amor suele anular la razón, es la unívoca razón de esta unión que de algún modo comenzó, hace ya 14 años.
* Basado en una historia real cuyos protagonistas han pedido la reserva de sus nombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario