Manual para comprender



UCRANIA


Por Mariano Fernández
¿Qué pasa allí? Allí, ¿dónde es? ¿Por qué aparece en los medios constantemente por estos días? ¿Por qué se meten también otros países? Desde este humilde “Manual para comprender”, intentaremos ayudarlo a que cuestiones que aparecen ante usted, ocultas en medio de una nebulosa de desconocimientos de esos que todos tenemos, se vuelvan nítidas o, al menos, un poco más al alcance de su metro cuadrado.

UCRANIA
Continente: Europa
Limita con: Bielorrusia, Rusia, Rumania, Moldavia, Mar Negro, Mar de Azov, Polonia, Eslovaquia y Hungría
Capital: Kiev
Idioma: Ucraniano
Superficie: 603.628 km2
Población: 45.593.300 (2012)
Forma de Gobierno: República semipresidencialista con gobierno interino
Presidente: Oleksandr Turchínov
Se independizó de: la Unión Soviética en 1941, lo que fue reconocido en 1991
Moneda: Grivna
Ingreso per cápita: 7.200 dólares

Comienzos
Ucrania quiere decir “tierra de la frontera”, en eslavo. Así fue considerada en su consolidación como Estado a mediados de 1600, momento en que adoptó ese nombre. Está ubicada en Europa oriental, limitando al este con Rusia; al sur abre su panza al Mar Negro, con una costa que remata la península de Crimea (de la que nos ocuparemos más adelante). Desde allí, los mercaderes de la humanidad comerciaron el cereal de las praderas ucranianas con el mundo. De los griegos a esta parte todas las civilizaciones de Asia y el mediterráneo, usaron sus puertos para sacar mercancías. Debido a su población tan heterogénea, siempre fue foco de conflictos. Muchas religiones, idiomas, etnias, en un territorio muy bien ubicado y con riquezas intermitentes. 

Guerras, revolución y trigo
Desde el siglo XX en adelante, se agudizaron las disputas. En plena Primera Guerra Mundial, Ucrania formaba parte del Imperio de los Zares, que combatía contra los alemanes. Un suceso inesperado irrumpió en la historia de la humanidad: la Revolución Bolchevique, la cual derrocó a los zares y en medio de una guerra civil, se convocó a una rápida paz con los alemanes. Las condiciones de la rendición incluían la partición de Ucrania en dos, una mitad bajo esfera de cada firmante del tratado de paz. La derrota de Alemania, meses después, hizo que ese acuerdo sea inválido casi inmediatamente después de rubricado. La guerra civil se extendió por Ucrania, dejando un millón y medio de muertos, hasta que en 1922 se incorporó como estado independiente dentro de la URSS, habiendo cedido parte de su territorio a Polonia. La nación se transformó en la región fértil de la Unión Soviética, gran proveedora de alimentos al resto de sus miembros, incluyendo a Rusia. Algunos fracasos en la política agraria del socialismo soviético provocaron una gran hambruna que es recordada como el “Holomodor” (en ucraniano, “matar de hambre”). El saldo fueron millones de muertos y un resentimiento nacionalista contra sus socios soviéticos, principalmente contra los rusos. Esta grieta, fue aprovechada hábilmente por aquellos que quisieron poner un pie en las llanuras ucranianas. En 1941, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, fue invadida por los nazis, que incluso formaron el Ejército Blanco con ucranianos de pretensiones zaristas para combatir a los soviéticos. Al finalizar la contienda, Ucrania estaba devastada. Toda la industria había sido destruida por el invasor, saboteada por su pueblo o migrada lejos del frente. Los campos habían sido quemados y permanecido improductivos durante años. La mano de obra, en su gran mayoría, muerta.

Crimea, territorio disputado
Crimea (península al sur de Ucrania, como antes dijimos) había sido integrada a la URSS como república autónoma de la federación Rusa. Debido a la devastación, era un lastre para la debilitada Rusia, que la cedió a Ucrania, quien además de ser proveedora de su suministro de agua y energía, era más apta para restablecer una economía agrícola.
Kruschev (de origen ucraniano él), por entonces primer ministro soviético, le entregó la península a Ucrania en 1954. La decisión del traspaso fue bien meditada y sometida a aprobación colectiva del parlamento soviético. No fue una decisión apresurada como hoy quiere hacer ver Moscú. Si bien hoy en día la población de Ucrania, de 45 millones, está compuesta casi en sus dos terceras partes por ucranianos, unos 13 millones son o se sienten rusos (esto incluye a rumanos y bielorrusos) y se distribuyen con mayor concentración en determinados lugares, como es el caso de Crimea, con predominio de rusos en un 60%. Con el colapso de la Unión Soviética, el largo matrimonio terminó. Desde los 90 comenzaron los conflictos. Moscú reclamó que la cesión no había sido  correcta.

Bancarrota y guerra económica
Ucrania es el tercer exportador mundial de trigo y maíz. Rusia es el proveedor de una cuarta parte del gas de Europa occidental. Todos los gasoductos rusos atraviesan Ucrania. En 2004 las elecciones dieron como ganador a Yanukovich, más cercano a Rusia que a occidente. La oposición denuncia fraude y al borde del colapso institucional, se realizan nuevamente las elecciones ganando Víctor Yúshenko, abiertamente partidario de un acercamiento con Europa. En 2009 se desata la guerra del Gas, Rusia acusa a Ucrania de robar gas y reclama una deuda impaga. Como medio de presión, cierra la canilla hacia Europa, dejando a millones de alemanes, franceses, belgas y holandeses a merced de uno de los inviernos más fríos en décadas. Ucrania se sume en una crisis económica sin precedentes. Asume finalmente como presidente Yanukovich -aliado de Moscú-, quien triunfa sobre la base del desprestigio del gobierno anterior. Pero en febrero del corriente año, Yanukovich fue destituido y desde entonces Oleksandr Turchínov es el presidente interino.

Hoy y tal vez mañana
En el 2013 se producen manifestaciones contrarias al gobierno, en reclamo de transparencia y un acercamiento a occidente. Putin, presidente ruso, ofrece ayuda por 15 mil millones de dólares a la vez que moviliza tropas y autoriza el uso de la fuerza para proteger los intereses de los ciudadanos rusos. Luego pone los dólares en espera de un acuerdo con el FMI, en una maniobra cuanto menos extorsiva, pero sí continúa con la movilización militar. Crimea realiza un plebiscito sobre su independencia y anexión a Rusia. Gana el “sí” con un 95 % de votos favorables. Las potencias occidentales, intervienen. Alemania y Francia ven cómo les es arrebatado un mercado gigante. Hay amenazas de sanciones de EEUU, algunas se materializan; hasta que China amenaza con sanciones a las sanciones, y todos los guapos se meten en el entrevero. El trigo llega a su mejor cotización desde hace casi 18 meses, el maíz hace lo propio. El gas sube un 10 % y los europeos lo acopian para tres meses, en el principio del verano. Rusia teme por los mercados del gas, que le reportan ingresos millonarios; los europeos por el precio; los estadounidenses añoran anclar su flota del mediterráneo en Crimea; y los chinos quieren estrenar su chapa de potencia. ¿Y los ucranianos…? Ellos deberán sacarse de encima a unos cuantos buitres y a sus empleados. Recién allí, esa tierra fértil tan lejana, podrá levantarse y después de siglos, estar en paz.    

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