IMPORTANCIA
Laura Diaz
Psicóloga - Sexóloga
Dos frases importantes acuñó la
sexóloga Helen Kaplan a lo largo de sus años de trabajo: la primera es “el
cerebro es el principal órgano sexual”, y la segunda es “la excitación es mitad
fricción y mitad fantasía”, por lo tanto vemos la importancia que las fantasías
tienen en la sexualidad.
Algo con lo cual me encuentro
frecuentemente en el consultorio es la dificultad de fantasear, principalmente
para las mujeres. En los hombres se encuentra que fantasean más que ellas debido
a que, entre otras razones, desde chicos están acostumbrados y más estimulados
para ello.
Esta dificultad suele encontrarse por
debajo de otros problemas en la sexualidad, como dificultad para alcanzar el
orgasmo y disminución del deseo sexual. Muchas veces se manifiesta por la
ausencia de fantasías en general y en otros casos recae específicamente sobre
las fantasías sexuales porque la persona siente culpa relacionada a entender
este proceso de fantasía como un engaño a la pareja o como algo de contenido
moralmente incorrecto.
¿Qué
es una fantasía sexual?
Para comenzar definamos a qué llamamos
fantasía sexual: la misma es una representación mental que estimula y acompaña
los actos sexuales. Las fantasías se encuentran entre las manifestaciones
principales de la sexualidad por lo tanto se las considera actividades
sexuales. Pueden expresarse mediante imágenes, pensamientos o ambos.
Por el contrario a lo que muchas veces
se cree, esta representación mental nos permitirá conectarnos más con el placer
y la sexualidad.
Suele suponerse que una fantasía
sexual está asociada a algo imposible, lo cual no siempre es así, sino más bien
tiene que ver con algo que nos estimule y genere deseo sexual. Por otro lado, no
todo lo que fantaseamos lo queremos llevar a cabo, una parte de las fantasías
sexuales no se llevan jamás a la realidad, quedan en nuestra intimidad.
Tener fantasías sexuales no significa
tener dificultades o carencias, por el contrario, suelen estar relacionadas con
una mayor satisfacción sexual y un aumento de orgasmos.
En el principio de toda relación las fantasías
sexuales son moneda corriente, tal vez voy pensando toda la semana: ¿qué
haremos?, ¿qué me voy a poner?, ¿a dónde la/lo llevaré?, anticipándonos al encuentro. Esto permite que de forma más espontánea
sintamos un alto deseo sexual al llegar al ansiado momento. Con el tiempo de la
relación esto suele ir cambiando y lleva muchas veces a repercutir en el deseo
sexual, lo cual se registra principalmente en las mujeres.
Por lo tanto, es importante tener en
cuenta que las fantasías también pueden ser un recurso para poder comunicarlas
a nuestra pareja y realizarlas en conjunto para salir de la rutina.
¿Qué cosas me podrían llevar a
fantasear? Eso es muy variable y depende de cada persona en particular. A veces
surge el problema de no saber por dónde comenzar. No siempre debe ser algo muy
elaborado, a veces es suficiente con una ambientación, lugar diferente o ropa que
puede estimularme tanto a mí como a mi pareja.
Las fantasías sexuales, como toda
conducta, pueden trabajarse, no sólo en la intimidad de autoerotismo, sino
también en la comunicación con el compañero sexual, uno pude seleccionar de las
fantasías que tiene, qué compartir y qué no.
El proceso de fantasear, si no surge
de manera espontánea, puede buscarse deliberadamente en soledad o en pareja con
el objetivo de aumentar el deseo y enriquecer la relación sexual.
En la
medida que podamos entender las fantasías como algo natural y esperable
de la sexualidad, vamos a poder disfrutarlas más y nos llevará a refrescar y
movilizar nuestra sexualidad.
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