Por Sebastián Muape / sebasmuape@gmail.com
A vos:
Esta tarde te iba a cagar, lo tenía decidido, ya estaba
todo arreglado. Estuve a punto y no pude, o no quise, o no supe. Te iba a cagar
de la misma forma en la que podría haberlo hecho otras cien veces, o como
seguramente lo haré alguna vez. Seguramente. Aunque como verás, no lo hice.
Todavía no entiendo bien por qué te lo cuento, o cuál es
el grado de necesidad que tengo de hacerlo. Tampoco me respondo por qué elijo
comunicarme con vos de esta manera, cuando quizás hablarlo es más simple. Pero
yo me arreglo con esas cosas, son cuestiones mías y que para nada me parecen importantes.
Lo que sí sé, es que contándotelo me siento mucho mejor y concluyo en que para
vos tiene que ser también así. Si es que hay alguna culpa, entonces elijo la
culpa menor. Decime egoísta si te parece. No estarías descubriendo nada. Todos
lo somos, pensá que con el primer respiro, pedimos a gritos una teta.
Es este juego de verdades a la carta que decido
enfrentar, pensando que será mejor para vos y también para mí, lo que me ocupa
en este momento; y lo que no me permite seguir adelante de la forma en que necesito,
a menos que pueda resolverlo ya. No sé. No estoy siendo muy mental, porque eso
significaría dudar eternamente, empantanarme. De esta forma y aunque parezca un
arrebato te lo digo y eso, es necesario y sano para los dos. Ya lo vas a ver,
si no lo viste aún.
Me conocés bien y sabés cómo pienso, ¿si no, por qué lo
haría?, ¿te das cuenta de que no habría coherencia? Creeme que tampoco me es
tan fácil. La verdad ante todo, ¿viste? Muchas veces la exigiste, es más, no
concebís una relación con dudas, te angustia sobremanera la posibilidad de no
saber o de que haya entre nosotros, un manto de oscuridad. Ya pasó antes y casi
fue el fin. Prefiero que sea así, porque después de todo, lo veo como un
síntoma de madurez. Vos sabrás bien qué hacer con esto, espero. Tengamos las
charlas que hagan falta y hablemos de lo que haya que hablar, de vos también.
Personas como nosotros, que salimos de cosas peores antes
y juntos, deberíamos tomarlo casi como una pavada. Amplitud para mirar,
perspectiva, ángulo, cuadro completo, bosque. Resiliencia, palabra tan de moda
ahora, plena conciencia, instinto de superación, el “aquí y ahora”, saltar la
valla. Saltemos.
Es utópico creer que vamos pisando el mundo ciegos, o que
basta con decidirlo para volvernos invisibles o inmunes. ¿No te pasa? Camino
con vos, sé bien de lo que hablo. ¿Dónde
carajo encajan los sentimientos? Decime. Y en el caso de que encajen, ¿por qué
se van a pudrir o a lesionar? Yo desato algunas convenciones, las desecho. No rehúyo
una mirada, no me escondo, si la vida me pone la mesa, huelo. Puteame si te
parece, puteame con ganas pero ojo, espero de tu parte la
misma honestidad, porque si no, yo puteo también.
Lo que quisiera, es que no te quedes sólo con el hecho de
que no pasó. Hay otras cuestiones de fondo, mucho más importantes, que tienen
que ver conmigo y si tienen que ver conmigo, te involucran a vos. Es que sabés,
me es difícil hermanar los sentimientos con el cuerpo, las situaciones, el deseo,
lo fortuito y casual, lo furtivo. Sé que esto te va a joder, pero tengo etapas
en las que siento que hay posibilidades que no quiero dejar pasar, simplemente
porque no tengo la seguridad de que haya
que actuar distinto. Y cuando te digo esto, no pongo en duda lo que siento,
sentimos, ni nada que se le parezca. Soy yo ante el mundo y la forma en que
actúan en mí, algunas cuestiones.
Bueno, voy cerrando. No espero, de tu parte, una rápida
digestión; sí una relectura de nosotros. Una cosita más ¿Te preguntaste por
qué, al principio de esta carta, dije “cagar” y no “engañar”? Ok, pensalo.
Besos. Yo.
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