Cronistas de a pie


¿HAY VIDA ANTES DE LA MUERTE?

Por Ana Guerberof*

ana.guerberof@gmail.com

Viktor Frankl publicó El hombre en busca de sentido en 1946. Había sobrevivido a Auschwitz. Este libro que es una auténtica joya y que les recomiendo, nos relata su propia historia y las conclusiones con las que fundamentaría, más tarde, su escuela de psicoterapia (la logoterapia) que sostiene que la “primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida”. Frankl perdió a toda su familia en el holocausto y tomó conciencia de que el sentido de su vida era publicar el libro que tenía en fase de redacción cuando estalló la guerra. El futuro de su obra inconclusa se convirtió en su pequeño, o gran, motor para sobrevivir. Otros, explica, podían tener un hijo o una madre que los esperaba o grandes vivencias que recordar. Cada persona poseía, por tanto, un cometido específico. Según él, no podemos definir un sentido abstracto común a todos, y éste no es un objetivo material, no consiste en la creación de algo valioso. De hecho, el psiquiatra austríaco sostiene que la vida nos muestra el sentido y nosotros lo descubrimos pero no lo inventamos. En palabras de Frankl: “el hombre no debería cuestionarse sobre el sentido de la vida, sino comprender que la vida le interroga a él”. La frase es, quizás, la más reveladora del libro. No es que debamos iniciar una ardua reflexión pero sí ser responsables de contestarle a la vida, de establecer un diálogo con ella y hacernos responsables de ese futuro. Es nuestra actitud ante lo que nos “interroga” la que nos encamina en la búsqueda del sentido.
Y se preguntarán por qué les estoy soltando este “rollazo”. Aparte de que recomendar este libro es siempre acertar, en este último mes surgió entre las amigas una conversación sobre la importancia de los proyectos en la vida. Y me pareció que un proyecto parecía ser una meta que se encontraba, en cierto modo, fuera de nosotros y que se olvidaba escuchar a la vida. Sé que puede parecer una cuestión de matices, pero llenarse la vida de proyectos o querer plantearse unos compartidos por muchos (de nuestro grupo o sociales) para caminar en alguna dirección y olvidar la dimensión única de nuestro paso por este lugar, no me acaba de convencer. A veces, es más esclarecedor pensar que el principal proyecto de vida que tenemos somos nosotros mismos, construir a esa persona que queremos ser, que siempre admiramos (no tanto en comparación con otros sino en nuestro propio deseo), desarrollar nuestra propia actitud en nuestro contexto sin dejarnos llevar por la idea de que estamos sumergidos en un vaivén de eventos que han conformado nuestra personalidad (claro que, en parte, es así) y que existen unos hitos que debemos cumplir, todos en un cierto orden y, así, dejar de pensar, de dialogar con la vida. Creo que las palabras de Frankl hablan de la trascendencia del ser humano en cualquier acto, lo menos importante es el objetivo en sí, sino el énfasis en la dimensión espiritual. Creo que sin esa dimensión no hay cura.
En los últimos tiempos, acá se habla de la crisis y de las consecuencias de ella. Una situación que se deteriora progresivamente. Cierto. Podría parecer que sólo podemos dejarnos llevar por las circunstancias, como una hoja al viento, pero el hecho es que sólo tenemos una vida por vivir (la crisis puede ir mucho más allá pero nosotros, no) y siempre debemos cuestionarnos cómo nos está interrogando la vida y qué actitud tomar. La pasividad no sólo conduce a un estado de ánimo de desazón sino que nos impiden ver las opciones que se nos presentan y que siguen siendo, por fortuna, una infinidad. Como dice el divulgador Eduard Punset quizás la pregunta más importante sea ¿hay vida antes de la muerte?
¡La pucha que me puse filosófica este mes! Prometo una crónica más lúdica en nuestra próxima cita mensual. ¡Ah! y gràcies per ser-hi!, catalán para decir gracias por estar ahí (aprovechemos antes de que algún gobierno nos prohíba hablar en otra lengua que no sea la del antiguo imperio).

* Argentina residente en España.

2 comentarios:

  1. Ana, aprovecho tu mensaje para añadir lo que dijo Dalai Lama cuando le preguntaron que más le sorprende en esa vida: "El hombre," dijo. "Porque él sacrifica su salud para ganar dinero. Después sacrifica su dinero para recuperar su salud. Está tan ansioso sobre el futuro que no disfruta del presente; como resultado, no vive el presente pero tampoco el futuro. Vive como nunca fuera morir, y muere sin realmente haber vivido." Tulia

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  2. Ana,
    me han encantado las palabras de Frankl (me apunto con oro su nombre); la idea de que sea la vida la que nos interroga a nosotros y no a la inversa, porque la verdad, yo ya la tengo hartita de tanta pregunta, además nunca responde...
    ¿o quizás sí?
    Gracias a ti por estar y escribir, y es muy lindo estar filosófico.
    Un petó ben fort!
    AnnA

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