Nota Central


¿CÓMO ES ESTAR EN EL MEDIO?

2 AÑOS EN LA CALLE…

Por Alejandra Tenaglia

¿Qué es un medio? ¿Qué es lo que lo hace independiente? ¿Cómo se compone? ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Para qué generar un periódico de tirada mensual, cuando las noticias nos llueven constantemente desde la TV, radios, internet y medios gráficos diarios? Cumplimos 2 años en la calle, y como modo de festejarlo, repensar todo lo aquí planteado y desnudarlo frente a ustedes, me auto entrevisté. Por favor, no dormirse en la butaca.  

¿Qué es un medio?
En marzo de 2010 salimos a la calle con la edición Nº 1 de El Observador, sin la realización del llamado Nº 0 que sirve de prueba piloto en cuanto a los resultados de la elaboración, y de tanteo del público y los potenciales anunciantes. Por el momento el público era una incógnita que nadie sabía a ciencia cierta, si existiría. Usted dirá, los amigos y la familia siempre están. Es cierto, pero a decir verdad me sobraban dedos de las manos contándolos incluso a ellos. Y en cuanto a los anunciantes, era un grupo reducido conformado por gente conocida que apoyaba la aparición de un nuevo medio, y por quienes, a rigor de sinceridad, simplemente querían darme una mano, hiciera lo que hiciera. En uno u otro caso, mirando hacia atrás, me da ganas de ir a abrazar a cada uno de ellos, realmente agradecida, porque no sólo pagaron por un espacio sino que pusieron allí sus nombres o el de sus comercios, a ciegas; esto es, sin saber qué podía resultar de todo ese montón de palabras que era por entonces mi única carta de presentación.
El tema central fue el Viagra y la cabeza de un tigre ocupaba la portada. La diseñadora, mi amiga María Fernanda Santiá –sin la cual no me hubiera lanzado a este proyecto-, había logrado su primera gran tapa. Vendrían, por suerte, muchas más.
Lo que recuerdo fielmente de ese momento es la adrenalina que me sostenía de pie aún cuando debía descansar; la cara de hartazgo de la gente que me rodeaba -ajena al periódico-, cada vez que les planteaba una duda, les solicitaba un consejo, o simplemente me ausentaba de las charlas sin moverme de la silla, calibrando mentalmente detalles sueltos.
Por entonces no me hice ninguna de las preguntas que conforman el copete de este artículo. Pero sabía claramente lo que era un medio, quizás no tenía un concepto armado, me bastaba sentirlo, y verlo. Sí, verlo; mi cabeza funciona a través de una especie de ideogramas, y el periódico –o cualquier otro medio- es para mí un puente, un instrumento que permite la comunicación hacia uno y otro lado. Un puente que puede ser rudimentario, precario, endeble o por el contrario, firme, sólido y contundente. Un puente bellamente ornamentado pero temible al paso; o sólo conteniendo aquello necesario para su solvencia; o en el mejor de los casos, sumando a la eficiencia el cuidado de la estética. En fin, un puente por el que usted, por las citadas razones y mil y una más, puede elegir o no, pasar.

¿Qué es lo que hace a un periódico independiente?
Sin reflexionar demasiado el asunto, se me ocurren dos posibilidades: tener dinero, decidir con él bancar el proyecto sin pensar en las ganancias, y de ese modo opinar e informar sobre todo, sin depender del apoyo de los anunciantes, a quienes uno u otro tema puede disgustar, no queriendo por ello publicitar en el medio; o no tener dinero, y animarse igualmente a opinar e informar, más allá de lo que suceda. Este último es nuestro caso. El costo de la primera impresión, salió del bolsillo de una de mis amigas. En cuanto a los demás recursos materiales, sólo contábamos con mi notebook, la de la diseñadora, un pen drive, un pinche, y un enorme archivo de datos que yo había acumulado desde siempre, confiando en que algún día servirían para algo. Los redactores que dijeron “sí”, supieron desde ese mismo momento que el único pago con el que contarían sería mi agradecimiento y si la confianza lo permitía, un abrazo sincero. Quizás esto esté emparentado con el tema de la independencia, el que nada tiene, nada teme perder. Aunque sí es cierto que la obsecuencia puede convertirse en el estilo reinante, para así, ganar apegos sobre todo económicos. Todos lo sabemos, el dinero es absolutamente necesario, no hay modo de sobrevivir sin él. Pero la ambición de conseguirlo jamás fue más importante para nosotros, que el deber de informar y la posibilidad de opinar invitando de ese modo a la reflexión sobre el tema que sea, que en definitiva debería ser prioridad en todo medio que se precie de tal.
No es fácil. Nada lo es. Todo trabajo tiene su lado flaco y poco grato. Me han tocado la puerta con reclamos de todo tipo, me han increpado ásperamente, con sorna, con burla; nos han abandonado anunciantes y lectores “porque el periódico no tiene chismes”, o porque no tratamos temas que les interesan, o porque un artículo les ha caído mal. También es cierto que muchos han vuelto luego. Son las reglas del juego; el asunto, creo, para mantener la libertad, es no dejarse ganar por ellas y persistir en aquello en lo que firmemente se cree, con valor y voluntad.

¿Cómo se compone?
Todo periódico tiene una redacción, esto es, una especie de base de operaciones, donde hay una oficina de atención al público, un archivo o base de datos, un sector donde trabajan los redactores, diseñadores, etc. Además están quienes trabajan haciendo exteriores, o sea, recolectando información; más los columnistas que trabajan en sus domicilios y envían sus artículos por mail. Luego están quienes se ocupan de la venta de publicidad y quienes se ocupan del reparto.
Nuestra base de operaciones es mi domicilio particular, allí sólo yo trabajo. La diseñadora lo hace en su casa al igual que los redactores, que suman cerca de una veintena. Hay cuatro personas recorriendo anunciantes, y otras dos llevando el periódico mes a mes, al domicilio de los suscriptos. Luego hay puestos donde pueden conseguirse ejemplares, tanto en Chabás como en Casilda, Firmat, Arequito y Rosario.
Entre todos, creo que sumamos unas treinta personas comprometidas con el proyecto, cada uno desde su lugar. Cuando comenzamos, en marzo de 2010, no creo que hayamos llegado a ser cinco.

¿Cómo funciona?
Los que saben tejer, logran que esa lana que conforma un ovillo, después de ciertas combinaciones de movimientos y con la ayuda de elementos auxiliares, se convierta en una prenda de determinada forma, tamaño, belleza, en la que además se impone un estilo personal. Dos personas diferentes, en las mismas condiciones, no dan lugar a un mismo resultado. He allí la impronta que deja el humano, con su singularidad. Lo mismo sucede con un periódico. A principios de mes, la dirección plantea un esquema potencial, habla con los redactores, fotógrafos, dibujantes, los temas se discuten y se deciden; luego cada uno trabaja desde su trinchera. Lo mismo sucede desde el área comercial – publicitaria, y se sale a batallar el mango que hará posible cubrir gastos de impresión y demás.
Es maravilloso ver -y ahora puedo hablar en primera persona para referir al caso particular de El Observador-, cerca del momento de cierre, lo que ha sucedido con todo eso que se ha lanzado a principio de mes. Muchas veces me emociono con los artículos que los redactores elaboran, otras me enorgullezco de tenerlos en mis páginas; en ocasiones veo indicios de lo que sé, surgirá de mejor forma la próxima vez; puedo advertir sus intenciones aunque a veces no se hayan podido lograr, y hurgo para que puedan extrovertirlas. Lo que describo no es más ni menos que la tarea del Editor, labor que me apasiona porque allí reside uno de los puntos importantes para que el redactor pueda darme lo mejor de sí mismo y para que usted, el lector, sea atrapado de algún modo por ese hechizo fantástico que genera la comunicación escrita, aún cuando, como en el caso de un periódico o diario, estemos ante un lector ocasional. Este, el lector de paso, compone la parte más importante del público de periódicos o diarios. Lo abre, lo abandona, vuelve luego a él, lo hojea mientras toma un mate o un café, mientras espera a alguien o viaja o “hace tiempo” para… Es por eso que, la comunicación en la prensa escrita, debe tener un formato simple aunque no por ello simplista.
Muchas veces, para qué negarlo, no logramos que funcione. El esquemita emisor-mensaje-receptor, se rompe en alguna parte. Y otras sí, funciona, y surgen cosas insospechadas, porque el círculo comunicacional se retroalimenta constantemente. La gente nos aporta una idea, plantea una crítica, ofrece otra óptica; y allí lo emitido vuelve, nutrido.

¿Cuáles son los objetivos?
El objetivo en nuestro caso fue y sigue siendo, ofrecer un espacio donde circule información y opinión. Un espacio en el que a partir de nuestro puntapié inicial, ponga en juego a todo aquel que quiera sumarse, ya sea escribiendo o siendo lector. Creo que eso, lo hemos logrado, aunque los deseos de expansión en este sentido rozan siempre el borde inexistente de lo infinito. Es una ambición que nos permitimos, sin culpa alguna.
Es cierto que no todo lo que llega a nuestras manos, sale publicado. La razón es la intención y firme decisión, de darle al periódico la calidad que los lectores merecen y que él mismo como medio, consideramos que debe tener más allá del público. Si usted sin saber coser, hace una remera y la lleva a un comercio para que la vendan, seguramente no se la aceptarán. Lo mismo sucede con la redacción de textos. Claro que si hay predisposición puede aprenderse, pero para ello hay que dejar de lado cuestiones relacionadas con el ego y el orgullo, olvidar esa vieja creencia que liga a la escritura con cierta inspiración y tomar el asunto con el respeto y la dedicación que merece todo oficio o profesión. Este tema, sobre el que hay mucha tela para cortar, está también vinculada con la creencia aún hoy vigente –aunque encubierta- de que el trabajo intelectual no es en realidad “un trabajo”, sino más bien un hobby o pasatiempo.
El mayor tesoro del periodista o cronista, es la confiabilidad que despierte. Y esa confiabilidad, sólo él la construye con su propio trabajo. El editor, es su primer lector, y es quien –pudiendo incluso equivocarse- percibe o no, esa virtud en sus textos.
Siempre le digo a los redactores que, sus trabajos son para mí como piezas, que encastradas, dan por resultado un paisaje al modo que lo hace un rompecabezas ya terminado. Aquí, la primera parte del objetivo antes mencionado (el puntapié inicial), ya está cumplido. El otro, lo que en usted se produzca al leer el periódico, nunca lo sabremos del todo. Pero el hecho de que mes tras mes nos reciban en sus casas, es un buen dato inicial.

¿Para qué generar un periódico de tirada mensual, cuando las noticias nos llueven constantemente desde la TV, radios, internet y medios gráficos diarios?
La prensa gráfica no tiene la instantaneidad que permiten la radio, la televisión e internet. Pero sí tenemos la posibilidad de profundizar los temas, y usted tiene la posibilidad de volver al texto cuantas veces quiera, cosa que no sucede con una información que sonó o se mostró, y pasó. Puede además archivarlos, usarlos como fuente, documento, o simplemente pegar en la heladera un artículo que desea tener siempre a mano, como con alegría he visto en algunas casas.
La tirada diaria en un pueblo, es fácticamente imposible por múltiples razones. Sólo nombraré dos: llevaría largo tiempo lograr que la gente elija todos los días un diario local, basta decirles que muchos están suscriptos a La Capital de Rosario o Clarín, recibiéndolos diariamente en sus casas, y no lo hacen con El Observador, que sale solamente una vez al mes; la otra razón está ligada con los recursos humanos y materiales que requiere semejante asiduidad, sin disminuir en calidad (o sea que llenar páginas con partes de prensa, notas infladas que podrían haber sido expuestas en un párrafo o reproducciones de artículos de otros medios gráficos, no serían opciones viables).
Volviendo a la pregunta, ¿para qué hacerlo? Como dije en una de las primeras respuestas, para que haya un puente más, de ida y vuelta, entre usted y la realidad. Para acercarle a través de nuestras páginas, todo lo que sucede allí afuera de su casa. Para informarlo y aportarles además, distintas miradas sobre un mismo tema. Para estimularlo a detenerse en alguno de ellos, no porque creamos estar parados en un lugar superior que nos permite la selección, sino porque nuestro trabajo consiste en meter los pies en el fango y contarles lo que allí vimos, sentimos, vivimos. Para, aunque suene demagógico y trillado, aportar nuestro granito de arena, en la construcción de un mundo mejor.

Señores, simplemente gracias. Que estén ahí del otro lado, es para nosotros el más grande logro. Y aunque el tiempo pasado nos haya demandado tanto esfuerzo, sabemos que estos 2 años son apenas nuestros primeros pasos en un universo tan amplio y rico, como es el de los medios. Ahí, en el medio, haciendo de puente, seguiremos estando mientras el cuerpo y usted, no nos digan basta.  




No hay comentarios:

Publicar un comentario