MÁS ALLÁ, DE LO QUE VES…
Por Alejandro Quadrelli
Debemos aprender a creer no sólo en lo que vemos. En el mundo en el cual estamos inmersos hoy en día, nuestros ojos no son lo suficientemente capaces de revelarnos todas las verdades existentes; sólo podemos ver una pequeña parte de ellas. Los Rayos Infrarrojos están dentro de lo que no podemos ver; pero, aunque pasen desapercibidos ante nuestros ojos, nos brindan grandes comodidades.
Las Ondas Infrarrojas fueron descubiertas por William Herschel en 1800, quien permitió que la luz solar golpeara sobre un prisma de cristal, generando así el espectro de colores que conforma al arcoíris. Luego midió la temperatura de cada uno de los colores que integraban dicho espectro. De esa forma descubrió que cada color tenía una temperatura específica, mayor a la ambiental y en orden ascendente, yendo desde el violeta al rojo. En un paso siguiente, William Herschel midió la temperatura que existía en las proximidades del Rojo, y descubrió que esa temperatura podía trasmitirse sin que nuestros ojos lo detectaran. En principio, tal hallazgo fue llamado “Rayos Calóricos” y luego, con el correr del tiempo, se lo denominó “Radiación Infrarroja”.
Los Rayos Infrarrojos son tan sólo una de las tantas ondas que componen el Espectro Electromagnético. Cuando hablamos del Espectro Electromagnético estamos haciendo referencia a todas las ondas que componen las Radiaciones Electromagnéticas: rayos gamma, rayos X, rayos ultravioletas, luz visible, rayos infrarrojos, microondas y ondas de radio. Cada una de ellas se diferencia por su longitud de onda y su frecuencia. Están compuestas por una combinación de Campos magnéticos oscilantes y Campos eléctricos, y se propagan de un lugar a otro transportando energía, con la particularidad de que pueden propagarse en el vacío sin necesidad de un contacto material. La Radiación Infrarroja (IR) está compuesta por una radiación electromagnética y una radiación térmica. La misma nos permite identificar la temperatura que posee un cuerpo, siempre y cuando su temperatura sea mayor al 0 Kelvin (-273.15 grados Celsius “C°”).
El cuerpo humano está preparado para percibir las Radiaciones Infrarrojas, pero no para diferenciarlas con precisión, del mismo modo que podemos sentir en nuestra piel el calor que irradia una hornalla o la propia luz del sol. A diferencia de los humanos, algunas serpientes (como la de cascabel) poseen detectores sensoriales que les permiten ver a sus presas en la oscuridad. Algunos científicos aseguran que aquellas que poseen dos elementos sensoriales pueden obtener una representación en 3D de su presa en la oscuridad.
Hoy en día las Ondas Infrarrojas se encuentran en infinidad de aplicaciones, pero rara vez prestamos atención a ellas. Los ejemplos más sencillos son los controles remotos de los electrodomésticos, sensores de posición, dispositivos inalámbricos (como el mouse de una computadora) y hasta localizadores de posición militares. Muchas veces damos por sentado miles de cosas por el sólo hecho de que conviven con nosotros hace tiempo. Debemos comenzar a ver mas allá de lo que nuestros ojos pueden percibir.
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