Cultivos urbanos

VOLVER A PONER LAS MANOS EN LA TIERRA

Por Alejandro Córdoba

El planeta gira, la vida es movimiento. La sociedad sigue un ritmo constante y algunos suponen que su dirección es lineal, siempre hacia adelante a pesar de los tropezones. Sin embargo, nuestro recorrido también tiene que ver con ciclos, con movimientos que incluyen el retorno a una fase anterior. La base de esta crónica es la idea de un regreso, de volver a la práctica de poner las manos en la tierra pero sin apelar a la ingenuidad de deshacernos del contexto actual, simplemente seguir evolucionando entre todo lo que existe y también lo que podemos dar.

La naturaleza busca bordes para expandirse, podemos corroborarlo en cualquier momento y lugar. Allí, donde haya una grieta o un hueco que permita la mínima acumulación de agua y de tierra, veremos que, en poco tiempo, el color verde se expresa. Y esto sucede tanto en una granja, como en la ciudad más moderna y también en el más gris de los parques industriales.
Sabemos que ese color verde ha sido predominante durante millones de años pero que en la actualidad el gris gana terreno rápidamente. Es un gris de cemento, de edificios, de objetos y responde a todo tipo de estímulos. La sociedad lo demanda para diferentes usos, crece y avanza desorganizadamente. Soluciona mientras destruye.
Cuando se trata de cuestiones globales, como sucede con el desarrollo y el crecimiento, los problemas que aparecen no poseen culpables particulares pero nos transforman en responsables a todos. A cada uno de nosotros. No es una elección que podamos asumir o evitar, sino el rol que tenemos por defecto, por ser parte de este mundo en movimiento que acusa signos tanto de progreso como de contaminación y escasez.

La experiencia de Britta Riley
Afortunadamente la realidad de hoy nos indica que estamos conectados, que podemos, con cierta facilidad, comunicarnos y compartir experiencias. Gozar de esta condición significa que los conocimientos se suman y las acciones se vuelven conjuntas. “Colaboración de código abierto” se llama a este movimiento cuando es dirigido hacia un mismo fin, a pesar de estar alimentado por diferentes personalidades y nutrido de los más diversos matices.
Básicamente, cualquiera puede participar. Tomar lo que le sirve, añadir el aporte que se le ocurra. Esta manera de obrar fue, y es, una constante en la historia de la humanidad pero el conocimiento específico que cada grupo desarrolla hoy, luego se difunde por Internet y logra una participación masiva, impensada en otro tiempo.
El sistema operativo –y gratuito– Linux es un fiel exponente de este método pero, además, a Britta Riley se le ocurrió que la misma práctica también podría ser útil para resolver un desafío ecológico.
Ella sólo deseaba tener un huerto en su casa de Brooklyn para cultivar y consumir sus propios alimentos, pero su situación era como la de muchas otras personas: vivía en una gran ciudad, dentro de un departamento y no tenía tierra disponible para plantar sus alimentos. No se rindió y analizó las condiciones para que la vida vegetal sucediera.
Pronto descubrió que una solución posible era la hidroponía (técnica para cultivar plantas combinando soluciones minerales en lugar de suelo agrícola). No sabía demasiado sobre la técnica así que, a fin de lograr mejores resultados, decidió crear el Proyecto Windowfarms, una red de co-desarrolladores, un lugar donde experimentar –a código abierto– el diseño vertical de cultivos urbanos en ventanas.
En mayo de 2011 Britta Riley fue invitada a realizar una charla para el prestigioso ciclo global de conferencias TED (Tecnología Entretenimiento Diseño). Allí narró el proceso, desde su deseo individual hasta el acelerado crecimiento que logró el sistema.
Ser parte de un método de colaboración también tiene que ver con la efectividad, la optimización ocurre rápidamente cuando cada miembro se focaliza en su propio desarrollo y luego brinda los resultados al conjunto.
Otra particularidad del proyecto, mencionó Britta, trata de la concientización en dejar de delegar la responsabilidad hacia los expertos. Porque el objetivo es incentivar directamente al consumidor para que acceda experimentando al conocimiento y se vuelva soberano de su propia alimentación.
Los registros de www.windowfarms.com acumulan, en la actualidad, 37.683 miembros. Y la página brinda instructivos para reciclar botellas y utilizarlas como macetas. También se enumeran vegetales y recomendaciones para cada microclima, mientras que se analizan características de ventanas, acceso de luz de las mismas y otras condiciones a tener en cuenta para lograr los resultados esperados.
Los diseños que ofrecen son sencillos e incluyen elementos para generar el riego automatizado. Quienes no encuentren en su agenda tiempo disponible para construir su propio huerto, desde la web también se venden kits con diferentes formatos para colocar y comenzar el emprendimiento de cultivos en viviendas urbanas.
Al pensar e imaginar la aplicación masiva de estas técnicas, inmediatamente el mundo en que vivimos se vuelve diferente. Ventanas y balcones llenos de verde. Ciudades invadidas por otras plantas además de las ornamentales, alimentos disponibles en abundancia. La idea de un mundo así –que también merece llamarse “ideología”– presenta muchísimas opciones disponibles, en desarrollos consolidados y también proyectos en etapas de prueba.

Bombas de semillas
Sitios web que difunden agricultura urbana y permacultura se ocupan de compartir en las redes sociales ideas ingeniosas y aplicaciones sencillas, fáciles de implementar. Entre ellos, uno de los desarrollos recientes son las llamadas: bombas de semillas. Su creador es Richard Reynolds y la página oficial de sus “jardineros guerrilleros” es guerrillagardening.org.
El producto consiste en pequeñas bolas compuestas por un cóctel de nutrientes minerales y vegetales, que son arrojadas en espacios públicos o abandonados para cultivar en ellos diferentes tipos de plantas. El movimiento nació en Australia pero actualmente posee “células guerrilleras” por todo el mundo y suma adeptos con frecuencia.
En la página www.labioguia.com se detallan materiales y procedimiento, que se transcriben a continuación, para componer las “bombas”. La misma información, quizás con algunas variables, también es habitualmente compartida por otras web y blogs sobre activismo verde.
MATERIALES: 1) Arcilla; 2) Tierra/compost; 3) Semillas; 4) Agua; 5) Manos, ¡un montón de amigos!
PROCEDIMIENTO: Mezclar diez partes de tierra con una de arcilla. Ir agregando agua hasta formar una masa modelable. Extender la masa sobre una superficie y arrojar las semillas. Volver a amasar hasta que la masa quede homogénea. Hacer bolitas hasta que se acabe la mezcla. Dejar secar en algún lugar con aire, sin sol. Y cuando ya estén duritas: arrojar en los terrenos baldíos de tu barrio. Sácale fotos ese día y vuelve en un mes a ver qué germinó (y ahí le sacas más fotos y las subes a internet para compartirlas con todos).
Útil consejo: las semillas pueden obtenerse conservando la de los alimentos consumidos, sea de pimiento, calabacín, calabaza, tomate… Hay que tener cuidado con las semillas compradas, muchas vienen alteradas genéticamente, traen muchos problemas y terminan desplazando a las variedades naturales que son las más bondadosas con la tierra y con nosotros.

2º Encuentro Argentino de Permacultura
A primera vista, la información virtual disponible para la práctica ecológica parece infinita. Y su desarrollo también es parte de otro ciclo en el que los problemas se difunden, las ideas se plantean y luego se transforman en resultados y experiencias.
Mientras tanto, el regreso hacia la naturaleza también ocurre en el “mundo real”, aquel que no requiere enchufes ni conexiones inalámbricas. Y uno de los lugares elegidos para alimentar este movimiento verde es el “2º Encuentro Argentino de Permacultura”.
Va a desarrollarse en noviembre, en la localidad santafesina de Oliveros y comienza el viernes 16 hasta el domingo 18. Durante las jornadas se organizarán charlas, debates, talleres, muestras, entre otras actividades grupales.
El flujo del mundo es constante y simplemente se trata de seguir evolucionando entre todo lo que existe y también lo que podemos dar. Siendo parte consciente y responsable, cada uno de nosotros sabe si la labor que desarrollamos nos acerca o aleja del estilo de vida que deseamos.
Y cualquiera sea la respuesta que tengamos para ofrecer, dentro y fuera del mundo virtual se encuentra un montón de gente dispuesta a brindarnos su ayuda y darle un nuevo sentido a eso que llamamos “conectarnos”.

Fuentes utilizadas:


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