Malvinas - Abril 1º


HISTORIA Y ALGO MÁS

Por Carlos Bonino
carlosgbonino@gmail.com

Hace tiempo, un viejo periodista con el que compartí un programa de radio, repetía de manera constante una especie de verdad absoluta: “En la historia moderna, las únicas guerras que no fueron por intereses económicos, fueron la Guerra Civil Española y la de Malvinas”. La primera por una cuestión ideológica, y la nuestra por la estupidez de un gobierno ilegal.
Pero: ¿Cómo se origino esa guerra? ¿Desde cuándo los ingleses habitan un territorio tan lejano a su propia isla? En fin, por qué Las Falkland no son Las Malvinas.
Frecuentemente se habla del año 1982, pero las Malvinas dejaron de ser nuestras mucho tiempo antes. Las Islas las “heredamos” de España,  y desde 1820 el gobierno de Buenos Aires mandó a tomar posesión de ellas. Sin embargo, en enero de 1833 los británicos invadieron la “perdida perla austral”. El conflicto duró un año, donde los criollos liderados por el ahora famoso Gaucho Rivero, (un torneo de fútbol llevó su nombre), trataron de expulsar sin éxito a los piratas.
Mas allá de algún reclamo diplomático por parte de nuestro país, la situación se mantuvo tranquila durante 148 años. Hasta que el 2 abril de 1982, el gobierno de facto del General  Galtieri, envuelto en una profunda crisis económica y un creciente descontento popular, expresado en un masivo paro general  con movilización el 30 de marzo, decidió invadir las islas.
Los primeros días en Malvinas, los soldados argentinos hicieron flamear nuestra bandera ante la inexistente defensa de los isleños. En nuestro país, el triunfalismo se había extendido a la sociedad. Las mismas personas que días atrás insultaban a Galtieri, ahora lo vivaban, y legitimaban la idea de enfrentar al Imperio.
Del otro lado, el gobierno de Margaret Thatcher, vivía una crisis similar a la nuestra. Por lo que la invasión a esa isla lejana y sin importancia hasta el momento, fue como un regalo del cielo. Por eso el 5 de abril parten hacia el sur los primeros hombres de las tropas británicas.
A partir del primero de mayo comienza la contraofensiva inglesa, atacando Puerto Argentino y Puerto Darwin.  El 2 de mayo, se produce el fatal hundimiento del Crucero Gral. Belgrano, donde mueren 323 marinos argentinos. Como respuesta, nuestra aviación, dos días después, hunde el buque británico Sheffield.
Desde ese momento y hasta fines de mayo, las acciones militares fueron equilibradas, con bajas y hundimientos de ambos lados. A partir del 28 de mayo, luego de un enfrentamiento en la Pradera del Ganso donde mueren 55 soldados argentinos, la guerra comienza a tener su rumbo definitivo.
En ese contexto, el 11 de junio llegó a la Argentina el Papa Juan Pablo II. Su visita fue interpretada como un intento de convencer al gobierno de que terminara la guerra. Pero la estupidez de la cúpula militar argentina, seguía exponiendo a nuestros “soldaditos” a un enfrentamiento sin equivalencias.
El 14 de junio, el Gral. Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición del ejército argentino aceptando las condiciones británicas.
El saldo para Argentina, luego de 73 días, fue de 649 muertos. Pero los suicidios de ex combatientes luego del conflicto, y hasta nuestros días, superan los 500 sin contar los no declarados, ni los intentos por suerte frustrados.
Hoy en día la sociedad, parece haber integrado a los ex combatientes y ya no los invisibiliza. Pero quizás falte un paso más: el cariño. Tal vez estos compatriotas necesiten no sólo que los llamemos héroes, sino que los cobijemos ayudándolos a soportar los dolores con que la guerra, seguramente, los ha marcado para siempre.



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