HÁGALO USTED
MISMO
Por
Sergio Galarza
sergiogalarza62@gmail.com
Los hombres antiguos comprendían el
cielo de un modo que a la mayoría de nosotros sorprende. En la actualidad, con
el recurso internet, los libros y la sabiduría de nuestros maestros y abuelos,
no imaginamos cuánto conocimiento tuvo que ser desarrollado o, más bien,
inventado.
Piensen en esto: con el dominio de la
agricultura y el sedentarismo, se hizo imperativo calcular con anticipación la
llegada de las estaciones. Fue razón de vida o muerte para las antiguas
sociedades saber cuándo llegaría el invierno, cuándo el verano. Es decir, fue
necesario desarrollar un calendario, un sistema que midiera el tiempo o lo que ello
fuera, lo que hacía variar las temperaturas ambientes, y en forma repetida.
Medir el año, saber en forma precoz la
llegada del verano, el otoño, el frío y el nuevo abrir (abril) de las flores,
puede calcularse tan solo con una sombra.
El sol es una lámpara que nos alumbra
desde una posición estable (para el hombre). Es decir, los rayos salen de él y
llegan a la Tierra
sobre un mismo plano o dirección. Mas, como nuestro planeta gira sobre sí mismo
y también alrededor del astro, y como gira sobre un eje que está inclinado, los
rayos de luz nos golpean cada día desde una dirección o ángulo distinto.
La inclinación del eje no es mucha, la
luz incide perpendicular en una franja cuyos bordes llamamos trópicos. Nunca más allá. Es falso decir
que durante el mediodía los objetos no dan sombra. Ni siquiera es así siempre
sobre el Ecuador.
Sigamos: en cierta época, el sol se ve
alto y sus rayos de luz inciden directo sobre el hemisferio sur: luego,
calientan mucho. A esto le llamamos verano. Seis meses después, cuando la Tierra ha recorrido la
mitad de la órbita y está inclinada para el otro lado -con respecto al sol- los
rayos pegan sobre Chabás en un ángulo pronunciado. Luego, calientan muy poco y
le llamamos invierno.
A trabajar
Clava un palo en el patio, que quede
derecho, perpendicular al piso. Lo único que debes hacer ahora es… ¡observar tu
reloj de sol!
Cada día, la sombra se irá acortando
por la mañana hasta dar el mediodía, momento en que comenzará a crecer hacia el
lado opuesto del palo, en lo que llamamos tarde.
Esto lo sabemos, lo que debes observar
y registrar con una marca o piedra es el largo de esa sombra del mediodía (la
sombra más corta de cada día indica el mediodía, el momento en que las horas de
sol se dividen en dos).
Verás con asombro que cada jornada la
sombra del mediodía ha cambiado su largo. Se habrá alargado si estamos yendo
del verano hacia el invierno (como sucede en abril, en el sur); y se habrá
acortado si estamos yendo con nuestro planeta del invierno al verano (sobre el
20/21 de junio).
El día de la sombra más larga será el
solsticio de invierno y el día de la sombra más corta será el solsticio de
verano.
Ya tienes tu reloj. Aún no marca las
horas pero te serviría si el mundo se acabara y quisieras recomenzar la
aventura. Sabrías cuándo preparar la siembra y cuándo cosechar.
En la próxima nota te enseñaré a leer
las horas del día.
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