Libros p/grandes y chicos

Por Julieta Nardone

DELGADO TEJIDO DE UNA TRAMA

“SEDA”

Seda es una historia breve que relata la vida de un comerciante de gusanos de seda. Un burgués francés del siglo XIX de una pequeña localidad que se especializa en la industria de esa delicada tela. Una epidemia ataca a esos gusanos en toda Europa y África, lo que obliga a desviar la ruta hacia el Japón (en el siglo XIX es como si necesitaran hacer una excursión a la Luna, sin exagerar). Esta aventura de un pequeño hombre que cruza el mundo, raya con desprolijidad el destino que el propio Hervé Joncour (el protagonista) había pensado para su vida: “uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla”. Casado con una mujer paciente y compañera, parte hacia lo desconocido, hacia un país que no permite la entrada de extranjeros, no obstante, de sus tratativas depende el sustento de toda la población en la que habita desde que estrenó el mundo. Este extraño trayecto comienza a repetirse según el calendario de la industria, y la experiencia de un amor va tomando color y textura desde la primera visita a tierras remotas. De ella, sabemos poco: es la amante de un japonés feudal que es el principal medio para negociar la materia prima que los moviliza. De modo que, además de la dificultad de tratarse de un amor prohibido, la mujer no habla francés. Aun así, se insiste reiteradamente, sobre la imagen de sus ojos sin rasgos orientales. Sin idioma común, los símbolos toman la narración y ondulan en una música leve, vaporosa, delicada: como al silencio.
Podría ser la historia del amor y sus laberintos. Y no lo es; o tan sólo… Tampoco este libro es sujetable a los géneros de la novela o el cuento, estamos ante una historia de experiencias sin designación concreta; un volumen de emociones que se aproximan o descansan vagamente en la palabra “nostalgia”. Creo que era Borges quien pensaba que la nostalgia es como extrañar aquello que nunca viviremos. Belleza fugitiva, intensa, inútil, que no descifrarían por completo ni la retórica ni la psicología.
El autor, Alessandro Baricco (Turín, 1958) parece elegir cada vocablo y cada signo de puntuación. Palabras que se eclipsan en el tacto sutil de una caricia o el intercambio casi onírico de miradas. Es magnetismo, deseo, desconcierto, dolor, y a la vez no es nada de eso. Desvanecen las sensaciones a poco de ser percibidas; o toda emoción inédita –al igual que la seda- es incorpórea, escurridiza: “La muchacha levantó ligeramente la cabeza. Por primera vez apartó los ojos de Hervé Joncour y los posó sobre la taza. Lentamente le dio la vuelta hasta tener sobre los labios el punto exacto en el que él había bebido”.
La brevedad de los capítulos pacta extraordinariamente con un estilo limpio, elegante. La narración, así, va desenvolviéndose de manera natural y sugestiva. Además, al viajero de destino incierto, entre ambas culturas, entre distintos amores, le aguarda un giro último. Punto en que la historia parece volver a contarse como si las redes cambiaran por completo su orientación.

LITERATURA JUVENIL

EL NEGRO FONTANARROSA

Este libro va muy bien con la banda “adolescente”. Y como en julio los argentinos festejamos el día del amigo, es casi inevitable recordar la empatía incondicional que transmite la figura del rosarino Roberto Fontanarrosa (1944-2007). Risas aparte, uno de los más notables efectos es que su obra tiene el poder de democratizar la creatividad, la fantasía, el relato. Amerita, desde ya, un aforismo del memorable Ernesto Esteban Etchenique: “Cuando alcancé la sabiduría, ella me miró y dijo: Ya me alcanza cualquiera”.
El volumen de cuentos que proponemos, “Nada del otro mundo”, sustrae a la literatura del aura de fenómeno oculto, de tesoro reservado a unos pocos. Los fraseos y el vocabulario son inconfundiblemente folclóricos, y no por eso menos refrescantes como bocanadas de aire puro. Un oído astuto que puede captar el registro de cada ámbito y hacer de los modos ampulosos un jolgorio amigable y envolvente.
El libro contiene historias gloriosas, además de los delirantes aforismos del ya mencionado Etchenique. Podemos encontrarnos con “La tarde del viejo Macaroni”, jocosa parodia, lindante por momentos con el realismo más crudo, donde se relata la infancia dentro de una singular familia de inmigrantes y la tensión en escalada explota durante una noche navideña. Otro cuento inolvidable de este volumen es un clásico de la literatura futbolística: “19 de septiembre de 1971”, fecha en que Rosario Central gana el campeonato con un legendario gol de palomita de Aldo Poy…
Cultor de lo popular, ejecutante bufonesco de todas las jergas rioplatenses, caluroso contador de historias de barrio, Fontanarrosa sigue provocando nuestra sonrisa con sólo nombrarlo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario