IMPRESIONES
Por Verónica Ojeda
Más allá del gusto que se pueda tener o no
por las plantas, el diseño, los objetos, el placer por mirar y admirar no se le
niega a nadie. También es cierto que un mismo paisaje, fotografía o perspectiva,
puede imprimir en cada persona emociones y sensaciones diferentes, esto está
ligado a lo subjetivo de cada ser, que hace que la recepción de esa imagen
pueda remontarlo a un momento equis de su vida, a un deseo por cumplir, a
concretar una idea. Qué mejor lugar para ver y mostrar, que nuestras útiles
redes sociales, en donde se manifiestan y promocionan distintas actividades y
producciones referidas al diseño, arquitectura y paisajismo, que es lo que nos
concierne en este caso.
Hace un tiempo atrás se me ocurrió “subir”
una foto, como se dice en la jerga, que es la que acompaña este texto; la
verdad es que sólo la puse allí por un acto de amor que tiene que ver con
mi hijo, ya que fue él quien me ayudó a prepararlas, y para cualquier padre o
madre es importante que sus hijos amen lo que uno hace, eso demuestra una vez
más que es imprescindible querer lo que uno hace para quizás sin darnos cuenta,
transmitirlo.
Con el correr de los días esa fotografía de tres
macetitas, hermosas por cierto -dicho sea de paso, las pintó una amiga-,
formando un suculento trío, era cada vez más visitada, y la pregunta
surgía: ¿por qué habrá gustado tanto? ¿Cuáles habrán sido los motivos o las
impresiones, los sentimientos?, ¿el placer por lo bello?, ¿la pequeñez de esas
macetitas tan simpáticas en el alfeizar de mi ventana?, ¿el color blanco?, ¿el naranja?,
¿se imaginaron chupetines?... En fin, un millón de posibilidades, pero ninguno
seguramente se acercó al sueño de mi amiga una tarde en La Cumbrecita…
Nunca hubiera imaginado que esos
cactus, actualmente muy de moda, tan estáticos, casi inexpresivos,
por momentos conformistas y poco demandantes, causaran semejante revuelo...
Y llegaban las preguntas: que si pintaba las
macetas, que si las vendía, de Brasil alguien quiso saber de qué material eran,
algunos indagaron acerca del nombre de las especies, y en inglés se pudo leer “¡beautiful!”
Cada quien hizo dentro de sí, una historia diferente; y aunque quizás haya
alguien que en un inocente acto de plagio quiera embellecer su casa intentando
la copia de este trío, probablemente estampándole algo para trazar su propia
edición, mientras sirva para despertar efectos positivos, esa foto seguirá
estando allí. Y yo seguiré recibiendo, con alegría, los “Me Gusta”.
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