EL
OTRO CIELO
Por Guillermo E. Mermoz
Solemos
escondernos detrás de palabras, para ocultar cosas obvias. El capitalismo, usa
y repite como mantras, ciertos dogmas, que ya han calado en las sociedades, sin
haberse comprobado la veracidad de tales axiomas. “El libre juego de la oferta
y la demanda” es uno de ellos. Según este, cuanto más se requiera de un bien o
servicio, más costará. Lo contrario sucede si estos no son demandados por “el
mercado”. En el lenguaje económico, es común el uso de entidades abstractas,
siglas y jerga específica. Tal es el caso de “el mercado” que debería por
definición incluir a toda la sociedad. Con los sucesos de la macroeconomía
global, hoy, el mercado, no sería Grecia, y así lo reclaman los organismos
financieros mundiales. Pero retomando lo del lenguaje económico, y enlazándolo
con la actualidad, tenemos el caso del “dólar blue”, el otrora dólar paralelo
de nombre menos suntuoso y más punible. El origen del nombre más verosímil, es
una analogía con la expresión “Blue Chip”, que define una transferencia de
fondos de o desde un país a otro, usando bolsas de valores, comprando en moneda
local acciones que inmediatamente se liquidan en otro país en otra moneda.
Normalmente la moneda obtenida en esta transacción, es el dólar, de ahí el llamar
“dólar blue” a la moneda paralela. Una liquidación “Blue Chip”, una forma
elegante de liquidar activos y fugar capitales.
El
gobierno de CFK apunta a frenar la caída en la balanza comercial, evitando la
salida de moneda estadounidense, la protagonista de las transacciones
internacionales. En esta etapa de crisis mundial, donde nadie crecerá lo que
dice -tal es el caso de Brasil y China-, donde EEUU analiza emitir una segunda
moneda, con respaldo genuino en oro -lo que daría como resultado un devaluado
Lecoop estadounidense (probablemente azul)-, y donde en Europa los rescatados
son los Bancos y el naufragio es más popular, el sinceramiento de muchas cosas
llega desde la oscuridad. Así, el valor del dólar paralelo, en Argentina, es
una medida que apunta a una inflación más real, y no aisladamente a la veda en
la compra de billetes extranjeros impuesta por el gobierno nacional. En efecto,
la medida inmediata de la escalada de esta moneda a seis pesos, es un golpe a
las importaciones, pero que afecta principalmente a la clase media. Insumos
importados, bienes y materias primas que se comercializan en billetes verdes,
aumentan su precio en pesos a valores dictados no por el dólar oficial, sino
por el otro. Con esta restricción, el gobierno apunta a equilibrar la balanza
comercial, al menos numéricamente. En la práctica, sin sustitución de las
importaciones, ni política de proteccionismo financiero real, por ejemplo
respecto de las remesas que envían a sus casas matrices Bancos y empresas con
sede fuera del país, esto quedaría en un intento que sólo afectaría a las
clases asalariadas y las pequeñas y medianas empresas. Algunos comercios en
Buenos Aires cerraron sus puertas ante la imposibilidad de adquirir dólares
para pagar los productos que importan. Incluso aquellos que están ajenos al
mercado cambiario, los excluidos, los marginales, serán afectados, cuando todos
los costos, de productos aparentemente lejanos, se vean alcanzados por las variaciones.
Por ejemplo, el precio de productos agrícolas que requieren insumos importados
para su cultivo, redundará en un aumento del costo de los alimentos.
Sin
caer en las previsiones apocalípticas de algunos medios, el escenario, es
complejo. La próxima siembra, con agroquímicos, fertilizantes, semillas y
maquinaria a precio dólar, será un
momento crucial.
Analizando
la cuestión -sin necesidad de ser economista-, en la fuga de dólares masiva,
producto de las millonarias liquidaciones de empresas transnacionales, y en el
pago de deuda externa, estarían los motivos de un saldo negativo, los
emergentes de un problema que desde una óptica oficial, se reduce a los
berrinches de la clase media por adquirir dólares para turismo y superfluidades.
En
las casas de cambio paralelas, denominadas “cuevas”, estaría el último eslabón
de un problema, que augura un futuro incierto, en un mundo azul y oscuro.
Me parece que el dólar blue podría llegar a bajar si todas las personas de concientizan , el problema es que para los productores empresarios que tienen mucho dinero no les importa pagar un poco más por cada dólar ya que los gastos extras lo solventan subiendo los precios
ResponderEliminarLa pregunta que me hago todos los días es: ¿hasta dónde vamos a llegar con este caos económico?. Amigo que escribió arriba, los productores no tiene que subir los precios por el dólar blue, ya que ellos compran al precio oficial que les ofrece la AFIP, nosotros los ciudadano comunes, somos los que estamos perjudicados por este problema. si queremos viajar ya no podemos ahora, por que no tenemos dolares.
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