No se puede ingresar a junio, sin tener en
cuenta las efemérides que contiene. El 2 es el día de quienes realizan una de
las actividades más nobles y solidarias, los bomberos voluntarios. El 3 (de 1770) nació Manuel Belgrano, quien falleció el 20 (de 1820), fecha en que se
fijó el Día de la Bandera para
homenajear a su creador. El 7 es el Día
del Periodista, conmemorando la fundación (en 1810) de La Gazeta de Buenos Ayres por Mariano Moreno. Se instituyó el 13
como Día del Escritor, debido al
nacimiento del poeta Leopoldo Lugones (en 1874). Nos encontramos, avanzando en
el calendario, con el Día del Bioquímico
(15 de junio) y el del Ingeniero
(16 de junio), para cerrar con el Día
del Padre, que tiene lugar el tercer domingo de este sexto mes, cayendo
este año en fecha 17. Y el 21, recibiremos el invierno en el hemisferio sur.
Circunscribiéndonos a la efeméride que más nos
involucra como medio de comunicación, esto es, el día del periodista, mucho
daría para hablar del tema por las distintas tonalidades que puede tomar este
oficio que por derecho o de hecho, muchos ejercemos. En un momento de la vida
nacional, en que lo tendencioso suele pretender hacerse pasar por “periodismo
de opinión”, desde uno y otro costado, es bueno recordar que no son lo mismo ni
dan igual. Los llamados “informes” deberían limitarse a mostrar datos, hechos,
cifras, sucesos, dejando al público la posibilidad de formar su propia opinión.
Y las notas de opinión, son justamente una opinión más –que se supone
especializada- que el medio aporta como disparador, pudiendo generar una
identificación positiva o negativa, pero sin intentar imponerse como
la-verdad-descubierta-por-el-iluminado en cuestión. La humildad frente a todo
lo por aprender, el respeto por –en nuestro caso- los lectores, y la
prepotencia de trabajo a la que refería Roberto Arlt, son quizás los
ingredientes indispensables para lograr la tan mentada y necesaria
credibilidad. Por ese camino intentamos andar siempre, desde El Observador.
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