LEOPOLDO MARECHAL
Por Julieta Nardone
julinardone@hotmail.com
Junio es el punto del calendario que
reúne nacimiento y muerte del argentino Leopoldo Marechal (11/06/1900-26/06/1970),
de quien, tras años de un rotundo silencio, sus contemporáneos se anoticiaron
con esta obra memorable (1965) de que todavía seguía dispuesto a luchar contra
todo remanente de ponzoña cultural; aún
cuando estuviera atrincherado en su departamento, fuera de la órbita pública.
“Si
lo extraordinario parece hoy inaccesible a la criatura humana es porque ésta se
ha venido apretando en horizontes mentales cada vez más estrechos, y porque la
zona cortical de su alma se ha solidificado en un cascarón infranqueable”. Estas líneas
del libro apuntan desde el comienzo a la aventura esotérica -entre mística,
política y humana-, que alimenta el magín de uno de los convocados al entrevero de esta aventura, Lisandro Farías (protagonista y narrador).
Todo el relato dilata la consumación del Banquete anunciado reiteradamente en
esa tonada “juiciofinalista” que se torna llamado para la reconstrucción del
país, en la renovación espiritual del nuevo hombre. Se prepara el tránsito de
todo un pueblo hacia la redención histórica y transhistórica.
Totalmente desprovisto de solemnidad,
y a través del coraje del humor y los resortes de lo grotesco, Marechal propone
un salto simbólico entre terrenos poco próximos entre sí, como lo son el
helenismo (en un enjambre de reminiscencias de la tradición grecolatina) y la
teología cristiana. Singular estilo que cuenta también a su favor con la
expresión fibrosa de la lengua rioplatense, atenta al latido universal de lo
humano.
Es notable, como dice el propio
Farías, “el soplo de locura o de fanatismo” que anima a cada uno de los
participantes del Banquete. Sin excepción, los convocados a tal empresa, son
seres fronterizos, que fueron previamente “arrancados de una frontera ominosa”:
el astrofísico Frobenius interesado
en los dilemas del cascote sideral que es nuestro planeta y su habitante, el
bípedo humano; el profesor Bermúdez,
quien diserta sobre la condición miserable en la que ha decantado el devenir
del hombre; refutado a su vez por Papagiorgiou, un navegante solitario
proveniente de la Universidad Libre de La Boca. En otra vereda, Gog y Magog, dos clowns, dupla guerrillera -mezcla folletinesca y
circense-, que lidera la fuerza subversiva cuyo cometido es boicotear la maquinaria
del proyecto...
El convocante del disparatado e
inquietante operativo asume rasgos mitológicos, religiosos e históricos: Severo Arcángelo, un ex-fundidor
metalúrgico de Avellaneda, quien desde la ambigüedad del borde mesiánico o el
simple aburrimiento oligarca reúne a los demás en vistas de hacerlos salir de
la “Vida Ordinaria”, para entrar al “Gran Juego de la providencia”.
La densidad simbólica de esta novela, como
se ve, traza una parábola del destino de la humanidad en clave de épica cómica,
fusionando alegorías y alusiones históricas en miras a generar en nosotros,
lectores activos, un estado revelador y crítico.
Agradezco la evocación a una de las novelas de mi padre. Sugiero ubicar mas datos en las siguientes fuentes que voy actualizando lentamente:
ResponderEliminarwww.marechal.org.ar y en el muro de la fundacion Leopoldo Marechal en facebook. Si tildan me gusta leeran breves pasajes y/ diverso material literario y artístico. Saludos cordiales, María de los Ángeles Marechal (mam)
María de los Ángeles, realmente un honor el tenerte de visita en nuestro humilde blog. El agradecimiento es nuestro por haberte detenido en el escrito de Juli Nardone e igualmente te agradecemos la sugerencia, visitaremos sin dudas las web que citás.
ResponderEliminarCariños y saludos.
Alejandra Tenaglia - Dirección General