Nuevas
políticas de evaluación del Sistema Educativo
El Ministro de Educación Sileoni anunció los nuevos criterios que se
utilizarán a partir de este año para evaluar a las escuelas y sus actores, y
que abarcan ahora el Nivel Inicial, Primario y Secundario. En base a los
primeros lineamientos expuestos, los directivos de los colegios de todos los
niveles opinan, exponen ideas, plantean distintas cuestiones a partir de las
realidades concretas que vivencian día a día.
Por Alejandra Tenaglia
Nora Labombarda – Liliana Monteroni
Jardín de Infantes Nº 115
Celebramos la concepción de evaluación
colaborativa que propone el Ministro
Sileoni, construida a partir de la Escuela y desde los propios actores creando
una estrecha relación entre los procesos y los resultados. Encontramos también
una gran coincidencia sobre el concepto de “calidad educativa sistémica”, donde
se reconoce que ésta no depende sólo del mejoramiento de los aprendizajes sino
que además debe ser acompañada por un presupuesto educativo que asegure los
recursos humanos y materiales necesarios.
Descubrir esta afinidad, nos
desconcierta en primera instancia, dada la gran contradicción que surge a
partir de una realidad que interpela las concepciones, los objetivos y las
propuestas que se expresan desde lo discursivo. Generalmente las políticas
tienden a organizar los programas para que comiencen a implementarse desde los niveles
educativos superiores hacia los inferiores, como el carné de salud escolar, la
distribución de herramientas tecnológicas, etc. Siendo el Nivel Inicial el
primer tramo del Sistema Educativo, se encuentra más próximo de las familias y
la comunidad, creando lazos e interactuando con ellas a través de redes de
mutua colaboración. Esta oportunidad impacta fuertemente en las evaluaciones y
la puesta en marcha de importantes proyectos
institucionales, que contribuyen a la Educación Integral de niños y
niñas; por esta razón creemos que algunos programas, proyectos y recursos
emanados del Ministerio deberían priorizar el Nivel Inicial para su
implementación. Destacando que la distribución de bibliografía y las
oportunidades de capacitación para docentes y directivos ha sido y es un valioso aporte.
Las nuevas políticas de evaluación
sitúan a la autoevaluación institucional como base para mejorar la calidad
educativa. Esta estrategia implica una tarea compleja que todos los Jardines de
Infantes de la provincia implementamos desde hace ya mucho tiempo porque
consideramos que conocer los procesos cotidianos de la escuela, la situación de
los docentes y las prácticas mediante la revisión de los supuestos en los que
se asienta, las necesidades de aprendizaje de los alumnos y educadores en sus
diferentes funciones, equivale a apropiarse de un saber que posibilita
proyectos educativos pertinentes y relevantes para cada comunidad educativa.
Coincidimos con el objetivo de la propuesta: “sostener transformaciones desde
el propio análisis”. La evaluación institucional demanda continuidad y tiempo,
conviviendo con los problemas y la incertidumbre, pero también con la sorpresa
y la posibilidad de nuevos hallazgos que conlleva toda búsqueda. Instalar una
cultura evaluativa requiere del convencimiento y la “implicación” de todos los
actores, deberíamos hablar entonces de una evaluación más amplia, global, donde
estén involucrados todos los momentos y agentes del sistema: políticas
públicas, autoridades ministeriales, escuelas y las diferentes realidades
educativas de cada provincia.
María Rosa Gatica
Escuela Primaria Nº 208
No se puede pensar en un Sistema
Educativo que no se evalúe. La evaluación es inherente a cualquier proceso
educativo y esto va desde la formación del docente (Institutos de Formación),
porque vaya paradoja, va a ser el mismo docente quien va a evaluar a los
alumnos y de alguna manera quien va a desarrollar las políticas educativas de
manera concreta con cada estudiante; también algunos de esos docentes serán
directivos de una escuela.
Si hablamos del Nivel Primario en
general como cualquier otro nivel, las evaluaciones sirven para orientarnos,
redireccionarnos, tomar decisiones, corregir errores y re diseñar proyectos.
Como positivo señalo que será una
evaluación no sólo cuantitativa sino cualitativa. Pero también señalo que las
evaluaciones deben ser construidas desde la escuela; que se deben valorar y
ampliar el espectro de todas las asignaturas y no sólo las “fundamentales”; que
se deben evaluar los procesos y no sólo el producto final; que es bueno que no
sólo se evalúe el sistema educativo a través de sistemas estandarizados
internacionales porque a nuestro sistema eso no le sirve, sino a través de un
sistema propio y construido desde adentro de las escuelas; que como se dijo en
la presentación de este sistema, las evaluaciones sean graduales y
participativas porque también se evaluarán a las instituciones.
En el Nivel Primario se continuará con
el Operativo Nacional de Evaluaciones, que seguirá midiendo e indagando qué y
cuánto aprenden los estudiantes de 3º y 6º, en Matemática, Lengua, Cs. Naturales
y Cs. Sociales. Y el valor agregado es que esta evaluación estará acompañada
por una encuesta dirigida a docentes y directivos para indagar sobre cuál es el
contexto donde se desarrollan estos saberes y de qué manera influyen en cómo
aprenden los niños y niñas (esta encuesta no llegará a todas las instituciones,
sino que se realizará una prueba piloto a partir del segundo semestre de este año,
y recién en febrero del 2014 se hará extensiva a todas las escuelas).
Creo que es esta pata que nos falta.
Analizar los contextos y evaluar las estrategias que se utilizan, cómo es el
clima en el aula y en cada institución, cómo impacta la realidad social en el
ámbito escolar. Creo que debería servirnos para lograr un sinceramiento sobre
la vida escolar, incluida la calidad de vida de estudiantes y docentes en ese
medio.
Por último, decir que a los docentes
no nos asusta que se nos evalúe, porque para evaluar al Sistema Educativo se
debe hacerlo en todas sus dimensiones. Pero también debo decir que es un anhelo
que estas evaluaciones sirvan para el diseño de políticas educativas que den
respuesta a todos los actores involucrados, y que podamos construir desde las
escuelas un proyecto de país donde todos podamos transitar circuitos sociales
amplios. En otras palabras, que todos podamos ser protagonistas hoy. Esto es
impostergable.
Maricel Salerno
Escuela Primaria y
Jardín de Infantes “María de Belén”
La evaluación es un tema fundante en
el sistema educativo. Lo compone y lo atraviesa. No puede desprenderse de las
prácticas pedagógicas ya que constituyen, al decir de C. Coll y E. Martín “una
sola y misma cosa vista desde dos perspectivas diferentes”. No es posible
separar la evaluación de la planificación y el desarrollo de la acción
didáctica, ya que cuando se opta por una determinada metodología también se
está tomando una decisión respecto de la evaluación. No se puede evaluar el
aprendizaje al margen del proceso de enseñanza y aprendizaje que los ha
generado. Y en esto acuerdo con el Sr. Ministro en que el operativo de
evaluación será más útil, provechoso y real si se hace desde los mismos
actores, desde la escuela y no desde agentes externos.
Evaluar no es sólo acreditar o
promover, si bien éstas son funciones sociales de la evaluación. Evaluar
involucra además otras variadas cuestiones, en modo alguno puede reducirse a
una cuestión meramente técnica.
Una de las mayores dificultades que
nos encontramos en este campo amplísimo de la evaluación, radica en encontrar
las vías para mantener la coherencia entre el discurso sobre la evaluación y la
práctica de la misma. No es extraño que afirmaciones valiosas sobre el papel de
la evaluación, sobre la necesidad de constituirla en un proceso permanente,
sobre su importancia para mejorar la enseñanza, etc., coexistan con prácticas
evaluativas contrapuestas. Hace una década el operativo de evaluación consistía
en que llegaba al aula una persona extraña al grupo, entregaba a cada alumno un
cuadernillo en el cual había que contestar y resolver, sin una conversación
introductoria, sin el apoyo del docente que pudo observar cómo fue el proceso
de adquisición del aprendizaje de cada niño, desconociendo la heterogeneidad
constitutiva de cada grupo escolar, sin considerar aspectos socioculturales,
sin tener en cuenta los diversos puntos de partida ni la trayectoria escolar de
cada niño. De poco sirve llevar a cabo actuaciones dirigidas a atender a los
distintos ritmos de aprendizaje de los alumnos y sus diversas necesidades si la
evaluación va a responder únicamente a un “nivel” de entre los muchos que en
cualquier aula se producen. Y qué pensar de los instrumentos de evaluación
cuando no pueden de ninguna manera, tal como estaban diseñados, captar esta
variedad, que constituye la riqueza de la enseñanza y del aprendizaje.
Las palabras del Ministro en este
sentido son esperanzadoras. Habla de partir desde la escuela, de los mismos
actores de la escuela, de una evaluación colaborativa, construida,
participativa. Esto, de concretarse, posibilitará la posterior intervención en
el proceso de aprendizaje, identificando logros y errores, los primeros para
reconocerlos y estimularlos; los segundos para ajustar las estrategias de enseñanza
a las necesidades de aprendizaje de los
alumnos.
La inclusión del Nivel Inicial me
parece adecuada, ya que constituye el cimiento, el primer escalón de la
educación formal, donde, por medio del juego el niño aprende, construye las
primeras nociones sumamente válidas y necesarias para lo que sigue. Y la
evaluación en este Nivel propiciará avanzar o corregir el rumbo para mejorar el
proceso de enseñanza y el aprendizaje de los niños.
Concluyendo, la evaluación siempre
trae mejoras cuando está bien lograda, cuando fue participativa, gradual,
sumativa, cuando se seleccionaron muy bien los instrumentos, cuando se tuvo en
cuenta su significación social y pedagógica, cuando no se descuida el contexto
sociocultural en el que se inserta.
Claudia
Ostoich
Escuela Primaria
Nº 142
En el Nivel Primario se continuará con el Operativo Nacional de Evaluación (ONE)
que ya se realiza en nuestra provincia.
En referencia a la evaluación, la considero una
herramienta importante ya que nos permite posicionarnos en un aquí y
ahora que nos ayuda a proyectar estrategias de trabajo que faciliten y
acompañen un proceso…
En ese proceso hay muchos puntos intermedios que se pierden cuando
queremos volcar cuantitativamente un resultado.
Para mejorar el sistema hay que acompañar los operativos y
resultados de evaluación con respuestas concretas que ayuden
puntualmente a facilitar los caminos, ejemplo: nuevas tecnologías,
capacitaciones en servicio para los docentes, infraestructura adecuada (aulas
con las adaptaciones necesarias al siglo XXI), gabinetes psicopedagógicos en
cada escuela, etc.
Recordemos que la escuela es del siglo XIX, los docentes fuimos formados
en el siglo XX y nuestros alumnos son del siglo XXI…
Son necesarias políticas educativas que se sostengan en el tiempo, que se
entramen con las políticas sociales, para así lograr mantener el lugar de
respeto que siempre debe enmarcar a la escuela como institución
imprescindible, formadora de los nuevos ciudadanos.
Abel
Caturano
Escuela
Técnica San José (secundaria)
Todos sabemos que la
evaluación es un instrumento impostergable en el proceso de enseñanza –
aprendizaje, que se utiliza para medir los resultados obtenidos en un plazo o
periodo determinado. También es muy importante evaluar sobre el mismo proceso,
es decir, hay que considerar a la evaluación como un proceso dinámico, abierto
y contextualizado que se desarrolla a lo largo de un lapso de tiempo y no como
una acción puntual y aislada.
La información
obtenida debe servir para orientar, regular y mejorar el proceso educativo.
En mi opinión es
importante que se realice involucrando a sus propios actores a modo
colaborativo, adaptándose a los cambios curriculares y cambios de planes de
estudios, dado a su alta complejidad.
Creo que si bien es
cierto que se puede obtener información por distintos medios, no es suficiente
para poder establecer un trabajo efectivo y eficaz, sobre todo cuando no se
tiene en cuenta el tiempo necesario para lograrlo.
También es cierto que
desde las instituciones debemos elevar las propuestas para conseguir que el
Sistema Educativo pueda crecer de acuerdo con la realidad socio – cultural, y
su permanente transformación; en estos tiempos puede mantenerse quien tiene la
capacidad de adaptarse a los cambios.
Pero la evaluación es
sólo una parte de la educación, quiero decir que no se debe descuidar el
contexto general en la que está comprometida.
Desde la integración
de la Educación Técnica Profesional, es de gran relieve el seguimiento de las
trayectorias educativas e incluso la inserción laboral de los egresados, y en
un futuro no muy lejano sería bueno implementar al sistema evaluativo
asignaturas técnicas específicas y tecnológicas, ya que contribuyen al
crecimiento del sector industrial.
Gabriela Zaninovic – Georgina Fabbri
Escuela N°222 “Pascual Chabás” (secundaria)
Evaluar va más allá de comprobar
conocimientos, tanto teóricos como prácticos, implica entender al colectivo
institucional en todas sus dimensiones y con la complejidad que ello posee.
Los jóvenes llegan a la escuela con
una carga emocional y social que luego se refleja en la evaluación, justamente
desde aquí es de donde para nosotras crece la demanda en el trabajo diario.
Evaluar es construir conjuntamente
nuevos significados, que les brinden herramientas para formarse como personas,
desenvolverse como ciudadanos y adquirir nuevos conceptos y habilidades. Si
pensamos en un sujeto de conocimiento, la evaluación va más allá de lo numérico
si brinda lineamientos que nos permitan situar al “joven educando” dentro de la
escuela como alumno y con la idea de “pertenecer” a un lugar que le aporte
nuevas ideas y le facilite la resignificación de otras tantas, ancladas en
normativas y preconceptos de los cuales es difícil apartarse.
Consideramos que los alumnos no deben
ser “estigmatizados”. En nuestra escuela “todos son capaces de”; y cada
capacidad y diferencia es el punto de partida para la construcción del
conocimiento.
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