Días de vinilo - Abril 2º



DIME QUÉ ESCUCHAS Y TE DIRÉ QUIÉN ERES

 
Por Lorena Bellesi
bellesi_lorena@hotmail.com

Quienes en el año 2008 tuvieron la dicha de mirar la hilarante comedia televisiva “Todos contra Juan”,  deben celebrar la proyección de la película “Días de vinilo”. Ambas son creaciones del guionista/director Gabriel Nesci, y ponen en escena un humor simple, liviano, ocurrente, por momentos, absurdo. Pero el film tiene algo de inolvidable, que no se relaciona con el hecho de ser una obra maestra. Quizás sea la consecuencia de desplegar situaciones que derrochan mucha emoción, gracias a un manejo ingenioso del lugar común, que produce el efecto deseado de hacernos sonreír.
La amistad entre Facundo (Rafael Spregelburd), Luciano (Fernán Mirás), Marcelo (Ignacio Toselli) y Damián (Gastón Pauls) tiene un origen barrial que se remonta a la niñez; además de estar férreamente sellada por el placer de escuchar, hacer, compartir música. Ahora bien, a punto de pisar los cuarenta, o ya transitándolos, cada uno, a su manera, está estancado, aunque con la urgencia de “escapar de algo”, dice Facundo, de cambiar. Y ese algo toma la forma del compromiso duradero, de la inevitable realidad que cuesta enfrentar y los noquea diariamente.
De los cuatro, únicamente Facundo logró tener una pareja estable, hace diez años que sale con Karina (Maricel Álvarez), su crisis personal se centra en un inminente matrimonio, el “para toda la vida” le produce una sensación de asfixia e inseguridad. Por su parte, Luciano conduce un programa de radio, es ingenuo, su hipocondría está de parabienes con la relación enfermiza, obsesiva que procura mantener con una sexy cantante en ascenso, Lila (Emilia Attias). Marcelo también tiene lo suyo, deambula en un estado de parálisis personal, lleva años intentando triunfar con su banda tributo a Los Beatles. Continuamente los miembros del grupo rotan, sin embargo él insiste en ser el plagio viviente de John Lennon. Y por último está Damián, su voz en off se encarga de contarnos la historia de los personajes, su pasado, su presente, su futuro. Es guionista, al tiempo que está devastado interiormente, atraviesa una lacerante depresión a raíz de una fallida relación amorosa con una prestigiosa crítica (Carolina Peleritti), que defenestró su ópera prima y sin embargo él amó con locura. No puede despegarse de lo ya ocurrido, reniega del amor, de los finales felices, de la simpleza de la vida, de todo. Aunque no puede evitar, ni explicar racionalmente, la aparición de desconocidos que están ahí para darle una mano. Así, de manera casual, aparece Vera (Inés Efrón), una dulce muchacha, insistente, aspirante a actriz,  admiradora de su película “Predestinados”.
Mención aparte merece la participación de Leonardo Sbaraglia haciendo de sí mismo, interpretando una versión ridícula de su propia personalidad. Sus delirantes peticiones dejan sin reacción al desconcertado guionista, que no puede creer las disparatadas ideas de tan prestigioso actor. Aún así, sus palabras prenden fuerte en Damián cuando diserta acerca del miedo, ese sentimiento que controla las emociones, inmoviliza, impidiéndote que sigas, que te arriesgues.
Días de vinilo reúne a cuatro amigos incondicionales, en lucha por rebasar cierto patetismo simpático en cual se encuentran todos. El pasado resuena permanentemente, fracasos amorosos, tocadiscos, sueños atascados, componen una sutil pieza musical donde la armonía y el ritmo de la comedia dan sentido a la amistad, y la película se torna peculiarmente encantadora.

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