Salud


LA COLUMNA VERTEBRAL

“Tomen conocimiento de la columna vertebral, porque ello es requisito para tratar muchas enfermedades”.
Hipócrates, 460 a.c.

Por Nelson Misagna / Kinesiólogo – Quiropráctico

A los fines descriptivos, la columna vertebral esta compuesta de 3 partes: cervical, dorsal, y lumbar. La columna cervical es lo que la mayor parte de la gente denomina “el cuello”. Tiene 7 vértebras numeradas desde arriba hacia abajo, C1 a C7. Las dos primeras son tan importantes que tienen nombre propio: atlas la primera y axis la segunda. La columna dorsal o torácica está compuesta por 12 vértebras, que también articulan con las costillas. Y a continuación se encuentra la columna lumbar con sus 5 vértebras fusionadas denominados sacro y coxis respectivamente.
Las vértebras están separadas entre sí por los discos intervertebrales, que funcionan como almohadillas o bujes que a la vez las unen, amortiguan y dispersan fuerzas y presiones.
Entre cada dos vértebras se forman pequeñas aberturas por los cuales pasan los nervios que van y vienen hacia y desde diferentes partes del cuerpo.
Cuando las vértebras están en su posición adecuada, los nervios pasan entre ellas sin ninguna dificultad. Los impulsos nerviosos viajan llevando y trayendo información conectando al cerebro con el resto del cuerpo. Si alguna vértebra se encuentra desalineada puede interferir y distorsionar esos mensajes y por lo tanto el cuerpo no puede funcionar al 100% de su capacidad. A esta situación se la denomina en quiropraxia, subluxación vertebral.

El sistema nervioso
El cuerpo humano es extraordinario. En todo momento realiza cientos de miles de operaciones individuales haciendo circular y purificando la sangre, transformando alimentos en energía, manteniendo una temperatura constante cualquiera sea la temperatura exterior, incorporando oxígeno y eliminando desechos, e incontable cantidad de otras funciones -muchas de las cuales ni siquiera conocemos- para mantenernos vivos y saludables.
Guiada por una sabiduría interior -nuestra inteligencia innata-, cada célula y órgano envía y recibe mensajes hacia y desde el cerebro. De hecho, el cerebro actúa como una central de comunicaciones, procesando millones de mensajes por segundo. Estos mensajes son transmitidos como impulsos electro-químicos que viajan a través de los nervios.
Un grueso entramado de estos nervios sale y entra al cerebro por la base del cráneo formado por la médula espinal. A su vez de la médula entran y salen nervios, que se dividen y subdividen una y otra vez en nervios cada vez más pequeños que llegan a todo el cuerpo, yendo a cada una de sus células, órganos y tejidos.

Protegiendo la médula espinal
Está claro que el cerebro y la médula espinal son fundamentales en la supervivencia y la salud del individuo. Por lo tanto protegerlos es absolutamente vital. Esta es la razón por la cual el cerebro está alojado en un caparazón de hueso sólido, el cráneo. Pero, ¿qué pasa con la medula espinal? ¿Cómo hace el cuerpo para protegerla? Obviamente un caparazón solido no funcionaría, no podríamos movernos y los nervios no podrían ramificarse en el resto del cuerpo; la solución es la columna vertebral.
La columna vertebral es un tubo sofisticado compuesto por pequeños huesos articulados entre sí, lo suficiente flexible para poder moverse, girar e inclinarse, pero lo suficientemente robusto y resistente para proteger la médula espinal.
Sin embargo aunque la columna vertebral en su conjunto es fuerte y resistente, individualmente cada vértebra puede desalinearse, cuando esto ocurre estamos en presencia de una “subluxación vertebral”, la cual se corrige mediante un “ajuste”, esto es, la aplicación de una fuerza mínima, específica, controlada y segura. Hay muchas técnicas que se pueden utilizar, dependiendo del estado y de la edad del paciente.

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