MURIÓ
HUGO CHÁVEZ
Por Mariano Fernández
marianoobservador@gmail.com
Ha
muerto Hugo Chávez Frías. Al saber la noticia recordé, quién sabe por qué, a
las señoras paquetas de nuestro país que han repetido reiteradamente frente a
las cámaras: “no queremos terminar como Venezuela”. ¿Qué es lo que no deseaban
de Venezuela? ¿Qué rumbo supuestamente asumió Argentina, que nos conduciría a
emular la República Bolivariana? Chávez ganó todas las elecciones de manera
contundente. Incluyendo un plebiscito formal al que se sometió al pueblo para
ratificar el rumbo del gobierno. Y ganó otro plebiscito mucho más pragmático y
tal vez válido, cuando en abril de 2002 el pueblo y un sector leal del
ejército, enfrentaron un golpe de estado restituyéndolo en el mando; tuvo así
su propio 17 de octubre (por si algo faltaba para compararlo con Perón).
Desde
su primer mandato el chavismo realizó reformas profundas en el país caribeño.
Según la UNICEF, analfabetismo cero; 50% de disminución de la pobreza según la
ONU. Parado sobre unas enormes reservas de petróleo, que por supuesto estatizó,
motorizó la financiación de planes de vivienda y proyectos de corte social.
Para que compare: en el país del petróleo el litro de combustible cuesta 2
centavos de dólar (algo así como 10 centavos argentinos); no tenemos beneficios
similares en el país de la carne y el trigo...
Ese
costo, me explicó Richard, un entrañable amigo de Maracaibo, es debido a
subsidios del estado. Los costos de extracción y refinamiento son mayores a los
precios de venta al público. “Llenar el tanque en mi país cuesta lo que un
litro de leche en el tuyo, pana”; graficó. El mismo Richard, profesional
desocupado, apuntó al desempleo como una de las debilidades en la política del
chavismo.
Andrey,
un brillante joven de Caracas, cuestionó al gobierno de Chávez por el déficit
en las políticas de seguridad. 50 muertes violentas diarias, son demasiadas.
En
cuando al déficit en el acceso a la vivienda, a pesar de que se realizaron
proyectos, aún es hoy es un problema acuciante.
Los 14
años en los que el recientemente fallecido presidente de Venezuela estuvo en su
cargo, se caracterizaron no sólo por reformas sino también por medidas que
afectaron intereses de empresas, corporaciones y gobiernos. Esto le valió no
pocos enemigos dentro y fuera del país, algunos muy poderosos, entre los que se
cuenta el gobierno de EE.UU. Más de una vez el encendido discurso de Chávez, de
neto corte panlatinoamericanista y antiimperialista, se materializó en acuerdos
que transformaron los dichos en hechos. Cuando encienda su cocina, puede que el
gas que arda, sea venezolano.
Chávez,
ya enfermo, pidiendo a Cristo la corona de espinas y el dolor, a cambio de
conservar la vida un poco más para poder concluir su tarea, esto era, tener la
salud para continuar gobernando en el siguiente periodo para el cual se
presentaba por entonces como candidato, siendo finalmente reelegido por el
54.4%.
Chávez
y su discurso en la asamblea de la ONU, en la cual fue el orador posterior a George
Bush (hijo), al que le atribuyó el olor a azufre del recinto.
¿Qué
veredicto le otorgará la historia? Quizás, como siempre, eso dependa de los
vencedores.
Hay
una ecuación simple que puede practicarse: ver quién llora a los muertos, ver
quiénes vivan el cáncer. Ver las facciones del pueblo, las genuinas y transparentes
facciones de los pueblos tal vez todas reunidas en el originario rostro de Evo
Morales llorando en el funeral. Ver quiénes se alegran, quiénes festejan la
muerte. Ver los 50 mandatarios que llegaron a Caracas por el funeral, muchos de
ellos de países como el nuestro, y pocos de países de los otros.
Y
entonces sí, repreguntarse, ¿qué es lo que se quiere decir, con el tan repetido
“no quiero que terminemos como Venezuela”?
No hay comentarios:
Publicar un comentario