Por
Sergio Galarza
sergiogalarza62@gmail.com
Cursé Química en dos secundarias
técnicas. La profesora de Alcorta era bellísima y eso es todo lo que recuerdo;
en Chabás tuve al profesor Martín, uno de los seres más luminosos que haya
conocido. Le faltaba un brazo y era algo amplio pero en el recuerdo se impone su
sonrisa y la voz de trueno; ambas barrían con lo que tuvieras en mente, y te
reías. Murió muy joven –demasiado- en un choque de autos. Después supe que donaba
su sueldo.
Así, en dos años y sendas escuelas, sólo
aprendí de química sobre el calor que una presencia femenina puede causar en un
adolescente y cómo el peso de una personalidad magnífica puede perderse por propia
inercia. Tuve que llegar a los cincuenta para descubrir que la química era apasionante.
Ignoro si hoy se entusiasman con ella los alumnos. Ojalá, pues a la astronomía
le sigue ella en el don de explicarlo todo.
Los hombres, los niños, los perros,
las plantas, las rocas, el aire y las estrellas están hechos de una misma cosa.
Minúscula, frenética, numerosa. Inventados por Demócrito en el siglo IV AC, los
átomos forman todo aquello que puedas sentir y que ocupe un lugar en el espacio,
es decir, la materia. De átomos está hecho el mundo, de átomos la persona que
amas, la simiente en el viento y el ser que se gesta para continuar con la
aventura y la tragedia de la vida. Al combinarse, forman las sustancias, pero si
se fusionan crean nuevos átomos, nuevos elementos. Si tomas dos átomos de
hidrógeno (H) -por ejemplo- y los aprietas lo suficiente, en un instante se habrán
fusionado para crear uno nuevo, uno que antes no existía y ahora sí, un átomo
de helio (He)*. Como residuo de esta actividad o trabajo realizado se irradia
energía en forma de luz y calor.
Lo he dicho todo: el único sitio donde
existe la presión suficiente para unir dos átomos, y que emite residuos de luz
y calor, es el núcleo de toda estrella. Esta transmutación sucede a cada
instante dentro de esas fábricas de metales que hay en el cielo. Las estrellas
son las encargadas de crear los diversos tipos de materia. Los soles cumplen de
esta manera con el sueño de los alquimistas, aquellos hombres que buscaron la
piedra filosofal, la sustancia capaz de transformar cualquier cosa en oro. En
general, ellos desconocieron o sobrevaluaron la riqueza de su obra pero creo
que algunos la intuyeron. A medida que los experimentos y las medidas
sustituyeron sus sueños y caprichos, la ciencia se abrió paso. Fueron los
precursores de la química de hoy.
Actualmente esta disciplina produce
vacunas, alimentos y materiales cada vez más útiles. Se encarga de mejorar un
sistema, un recurso o un proceso, de modo tal que multiplica las expectativas
de vida de nuestra especie. En astronomía el papel de la química es
preponderante. Se encarga de explicar los procesos estelares, las atmósferas
planetarias, la naturaleza del gas que impregna las nubes interestelares y
sugiere los pasos mediante los cuales será posible algún día hallar vida
extraterrestre.
Si tuviera la suerte de dictar clases
de Química, me esforzaría por hacerla atractiva como mi profesora y alegre y
apasionada como el gran profe Martín.
*El
proceso real no es tal, hacen falta 4 núcleos de hidrógeno para formar uno de
helio y entregar energía al medio.
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