VARIEDADES
¿Qué es el amor? ¿Cómo se lo vive hoy? ¿Cuáles son los problemas que más
aquejan a las parejas? ¿De qué modo se conforman los vínculos? De todo eso, más
la definición aportada por los entrevistados, de este sentimiento que desvela
al humano desde el comienzo de los tiempos, siendo eje central de estudios
filosóficos, hechos históricos, páginas literarias y de la vida misma de todos
nosotros, es de lo que trata la presente nota. En vísperas del día de los
novios y de la estación con la que se emparenta al amor, agárrese fuerte el
corazón, que el romanticismo ha dicho presente en El Observador.
Entrevistas /
Alejandra Tenaglia – Carlos Bonino
ALEJANDRA Y DANIEL
Ella tiene 41 años, hace 7 que está divorciada y tiene 3 hijos (21, 19 y 15
años). Él tiene 28, es soltero y sin hijos. Hace 3 años que son pareja y 2 que
viven bajo un mismo techo.
Alejandra: Con Daniel éramos
amigos, porque él es a su vez, amigo de un primo de mis hijos, así que ya nos conocíamos.
Hace 3 años que estamos desde este otro lado… Costó justamente por el hecho de
ser amigos, porque nosotros no queríamos dejar de serlo y una vez que pasás esa
barrera… En él, más allá de todo lo que siento, encuentro también a un amigo.
Siento lo que no sentí nunca con nadie, porque me siento en libertad de
expresión, acompañada… Hoy por hoy, a esta edad, con 3 hijos adolescentes,
encarar una relación con alguien menor, que tiene una edad más cercana a la de
mis hijos que a mí, yo al amor lo identifico con el compañerismo. Hay otros
sentimientos, por supuesto, porque no voy a estar con alguien a quien no ame o
con quien no pueda tener proyectos, pero si yo te tengo que decir amor = a qué,
digo compañerismo. A eso y a la libertad que siento, además de que Daniel es
bueno y que nos llevamos bien, y eso que somos totalmente distintos, en todo,
no nos gustan las mismas cosas, él es más bien tímido y yo lo contrario, a mí
me gusta salir, exponerme, a él no, es más callado, más de la casa. Pero nos
hemos complementado.
En eso llegó él
al lugar de la entrevista, y aportó su definición del amor.
Daniel: En este momento el
amor es para mí el compañerismo y la incondicionalidad de una persona, que me
permite ser yo mismo con toda libertad. Y me parece que perder el prejuicio,
tanto en el amor como en otros aspectos de la vida, es fundamental. Se disfruta
mucho más cualquier cosa que uno hace. En el amor es importantísimo perderlo
porque te puede truncar una relación. Yo nunca lo tuve… Fijate que ella es más
grande, es divorciada, tiene 3 hijos y yo no, y sin embargo nunca noté
diferencias en el trato, o que deba manejarme con cierta diligencia.
¿Notan en algo la diferencia de edad?
Ambos al unísono
contestan: no. Y Daniel agrega: Yo soy el viejo. Yo por ejemplo, si no fuera
por ella, no salgo. A ella le gusta hablar con la gente, yo soy más bien hosco.
Y así un montón de cosas…
ANTONELLA Y MARCELO
Antonella Yocco tiene 26
años y es de Chabás. Hace nueve meses que convive con Marcelo Jaccuzzi, de 30,
que dejó su Rosario natal para estar al lado de su novia y vivir más cerca de
la naturaleza, algo que desde chico comenzó a buscar. En noviembre se casarán
poniéndole una firma al amor que se tienen.
Se conocieron en un bar de Rosario,
Támesis, al que los dos, iban seguido. Esos primeros acercamientos fueron en
2007, pero cada uno siguió su vida aunque nunca perdieron contacto (incluso
cuando ella volvió a vivir a Chabás), porque una amiga de ella se puso de novia
con un amigo de él. Pero el noviazgo oficial comenzó en noviembre de 2011, y
luego vino la convivencia.
Marcelo: Yo
estaba trabajando en Salto (Bs. As.) y ella vivía acá, así que fue bastante
complicado. Nos veíamos sólo unas horas los fines de semana en Rosario. Después
yo empecé a trabajar en Rosario y nos empezamos a ver un poco más. Eso fue
durante todo el año pasado, hasta que en diciembre conseguí trabajo en Murphy y
me vine a vivir a Chabás.
¿Cómo fue la propuesta
de casamiento?
Antonella: Nunca
esperé que me lo proponga, yo quería casarme pero él le esquivaba un poco al
tema. La propuesta fue re linda, que la cuente Marcelo.
Marcelo: Yo
ya estaba decidido y no sabía cómo decírselo. Nosotros tenemos una gata que se
llama Greta. Así que un día, la fui a buscar al trabajo con Greta y colgada
del collar le puse una cartita. Ella
estaba contenta porque le llevé la gata, cuando abrió el sobre decía: Anto, ¿te
querés casar conmigo?
Antonella: No
le podía responder de la emoción y el llanto. Obvio que dije que sí.
¿Qué es el amor?
Antonella: Para
mí el amor es todo y está en todos lados. Soy muy romanticona en ese sentido. Para
mí es lo más importante, no sólo el amor de mi pareja sino de la familia, los
amigos. Necesito estar siempre rodeada de mis afectos y fundamentalmente de
Marcelo. Él termina de completarme como persona. Yo creo que la persona
correcta, es aquella a la cual te amoldás, te hace sentir bien; y con él yo
siento todo eso.
Marcelo: Creo
que el amor lo estoy sintiendo desde que estoy con ella. Yo trabajo todo el
día, viajo, llego cansado, con problemas. Pero llego acá, abro la puerta y me
doy cuenta que es la mujer de mi vida. El amor, es Antonella para mí. El amor
es sentirse bien y yo estoy bien, por eso quiero casarme y formar una familia.
NORMA
Y NURI
Norma Mian tiene 68 años
y hace casi cincuenta que está casada con Nur Eddin Hallak, conocido como Nuri.
Él tiene 75 y desde joven supo que Norma era la persona con la cual quería
pasar toda su vida.
¿Cómo
y cuando se conocieron?
Norma: Nos
conocemos de toda la vida, yo tenía un hermano mayor y él frecuentaba mi casa
porque eran amigos. Con 13 años, yo ya le había echado el ojo. Pero él tenía 20,
ya salía y tenía novia. Cuando cumplí 15, ya sentíamos que había algo especial.
A todo esto yo hice la secundaria en un colegio pupila en Rosario. Así que
venía tres veces al año, nos veíamos muy poco, a escondidas con la complicidad
de algunos amigos. Sumado a una oposición familiar por la diferencia de edad y
religiosa.
Cuando terminé la
secundaria empecé el profesorado en Casilda y nos empezamos a ver un poco más.
Ahí decidimos casarnos porque era una situación dura y nosotros queríamos
reafirmar nuestra intención de estar juntos. Fue el 17 de enero de 1964, tenía
19 años y él 26. Así fue pasando la vida, con problemas familiares, económicos,
un poco de todo. Pero nos mantuvimos unidos a pesar de los avatares.
Nuri: Nunca
quisimos ocultar nada, por eso nos casamos. Vino el Juez a nuestro domicilio
con la presencia de algunos familiares y amigos. Ahí nos casó y después sí, nos
fuimos de viaje de bodas.
¿Cómo
fue el tema de la diferencia religiosa?
Norma: Eso
en su momento fue un tema muy importante. Al principio fue duro, porque yo
salía de un colegio religioso. El casamiento fue solamente por civil. Luego de
unos años, hablamos con el Padre Penessi y entonces hicimos una “sanación in
radice”, que sería un matrimonio mixto. Yo estoy casada por Iglesia y él no.
Por
el lado musulmán, ¿hicieron algún rito?
Nuri: No,
mi padre era musulmán practicante, muy religioso, con ayunos y rezos de acuerdo
a lo que manda el Islám. Me crié en ese ambiente pero en un país
mayoritariamente católico. Nunca tuve oposición familiar por tener una relación
con una católica.
A raíz de las
diferencias y enfrentamientos que veía en la sociedad por cuestiones
religiosas, me volví agnóstico. Podría haberme casado por Iglesia, pero no
hubiera sido sincero con mi manera de pensar. Y quería vivir mi matrimonio sin
restricciones y honestamente.
¿Hijos,
nietos?
Nuri: Tenemos
dos hijas, una vive en La Plata y es socióloga, tiene un hijo que está por
cumplir 13 años. La otra vive en Arequito y tiene un nene de 3 años.
¿Cómo
definirían al amor?
Norma: Con
el paso de los años, te das cuenta que el amor sigue estando. Definir el amor
es difícil porque hay amor para la persona que uno elige, el amor hacia los
padres, los hijos, los nietos, son distintas clases de amor.
El hecho que estemos
juntos, significa que hay un sentimiento que perdura, y en la edad adulta el
amor también existe. La tolerancia, la comprensión, la charla, la contención,
todo eso es parte del amor.
Nuri: Para
mí el amor, es tal cual lo dijo ella. Por algo hace tanto tiempo que estamos
juntos, porque tenemos una concepción similar del amor. También el sexo es
parte del amor, es un ingrediente más a todo lo que nombraba Norma.
YANINA Y LAURA
Yanina tiene 36 años y Laura 37, ambas son rosarinas pero
viven actualmente en un pueblito de las sierras cordobesas. Hace 12 años que
están juntas. Así narran su situación, además de también definir al amor.
Yanina: Nosotras
en la calle somos dos grandes amigas… Tratamos de estar tranquilas y ser lo
menos hipócritas posible, pero desde ya que este tipo de amores transitan
siempre muy finito la línea de la verdad. Con Laura nos hicimos un concubinato
por temas del local (tienen un comercio),
no es que ocultamos nada, pero no creas que existe un marco común con las
parejas heterosexuales. A cada instante sabemos que de un momento para otro
cualquiera te puede amargar el día. En ocasiones llega una a sentirse muy
incompleta. Hace 12 años que vivimos una hermosa historia de amor… Pero somos
concientes de que en nuestro país, demostrarlo, es casi un acto revolucionario.
Uno quiere que esto se vea en un marco lo más natural posible, pero no es así,
ni aún en estos tiempos en donde todo pareciera estar tomando otro color
respecto a ciertos temas… Para que te des una idea, por ej. en el Registro
Civil de acá, si te querés casar te casa la secretaria, porque quien
habitualmente lo hace con parejas ‘ortodoxas’, se niega con las de un mismo
sexo.
Laura: Nosotras
tratamos de desdramatizar, pero por más historia de amor que le contemos al
mundo, este siempre nos mira con desconfianza…
Yanina: Históricamente
contarle a alguien que sos homosexual implica atravesar un silencio milimétrico
que lo transforma todo… En nuestro caso es gracioso ver a la gente que también
se transforma al escuchar que hace 12 años que estamos juntas, es como si eso
sacara una chapa extra de autorización. Se ve en la gente como que te aprueban
por la duración…
Laura: De
tanto en tanto te toca escuchar chistes o agravios utilizando palabritas fuera
de lugar, el que te conoce y se le escapó, quiere arreglarla y vos lo perdonás
porque en el fondo sabés que en la mala educación está la falla y no en él… Los
años te dan la experiencia del silencio y la tolerancia… Igualmente, de tanto
en tanto se le escapa a alguna un grito o una bronca, pero después es
precisamente ese amor no comprendido del todo, el que te calma y te cura.
¿Qué es el amor?
Yanina: Una
vibración elevada que te hace ver todo de otra manera. Está muy ligado con la
pasión. Con todo lo que nos eleva, nos armoniza… Yo casi que soy una enamorada
del amor. Creo y defiendo al amor por sobre todas las cosas. No sé si sé
definirlo muy bien, pero de lo que sí estoy segura es que ya sea con una
pareja, un perro o un oficio, el amor es definitivamente una experiencia que no
debería perderse ningún ser sobre la tierra.
Laura: Yo
encuentro al amor, ligado a la felicidad y a la pasión. Compartir mi vida con
alguien y sentir que en la otra persona encontrás esas cosas que te hacen bien...
No sé cómo definirlo, calculo que es esto inexplicable que siento por esta
aparata…
PROBLEMAS DE PAREJA
Existe en la actualidad
la posibilidad de abordar los problemas que aquejan a una relación, haciendo
terapia de pareja. Natalia Polo, psicóloga, narra de acuerdo a su experiencia
profesional, cuál es la principal causa de consulta, y algunas otras cuestiones
propias del vínculo amoroso, que hoy nos ocupa.
Natalia
Polo / Psicóloga
Principalmente consultan porque
sienten que “algo no anda bien”; en la experiencia ese algo nombra aquello que
ya a esa altura no forma parte del vocabulario cotidiano de la pareja. Hablo
del deseo, deseo perdido, deseo olvidado. Esa falta es lo que transforma a la
pareja en una rutina asfixiante. Se ve reflejado en la falta de intimidad, en
la falta de proyectos comunes, el círculo se va cerrando y nosotros mismos
también, en torno al otro. Pensamos que él o ella debería cambiar, debería
hacer o decir “lo que queremos” o “creemos necesitar” y eso es casi imposible…
¿Que el otro cambie por mí? Si ese otro también está esperando lo mismo,
entonces nunca llegaremos a buen puerto o por lo menos juntos.
La propuesta en terapia de parejas
está basada en intentar modificar la perspectiva de cambiarnos mutuamente,
planteando cuánto más importante aún sería mirarnos a nosotros mismos; es
decir, ¿cómo pretendo que el otro me valore si yo mismo no lo hago? ¿Cómo
espero que el otro me dé un lugar si yo mismo no me lo doy? ¿Cómo pretendo que
el otro me desee si yo mismo no me gusto? Y así la idea es transformar el
concepto de que el otro debería…, a verme en mi propio espejo. ¿Cuánto tiempo
dedico a hacer lo que me gusta, lo que deseo? ¿Cuánto doy de mí a esta pareja?
En la actualidad existen parejas
disfuncionales, que sólo se mantienen unidas porque se necesitan, pasan a
vincularse porque hay que hacer esto, lo otro, y no queda tiempo ni resto para
la pasión, para el erotismo, se encuentran ocupados en hacer, pedir y cumplir.
Otras parejas se encuentran unidas por
el deseo y la “pura química”, pero escasean los proyectos comunes; la libido
sólo está puesta en el encuentro amoroso.
También existen parejas que sólo
perduran por algún motivo o propósito familiar y/o social. Por mandatos.
Si podemos responder a la siguiente
pregunta, nos acercaremos a un tipo de pareja no mejor, sino más saludable: ¿En
qué momentos siento que mi pareja me resulta más atractiva/o? Ej.: cuando
hablamos más, cuando lo veo jugar con los niños, cuando veo sus logros, etc.
Es justamente cuando el otro “no me
necesita”. Ese no necesitarme me ubica a cierta distancia, que me permite poder
verlo independientemente de mí, no frente a mis narices. Ese espacio hace que
pueda observar cómo el otro se desarrolla, se desenvuelve, y eso genera en mí
lo novedoso, lo espontáneo, condimentos indispensables para hacer a la pareja
más dinámica.
No existen parejas ideales sino
parejas que se nutren e intentan superar obstáculos. Es indispensable que
exista el real amor, el auténtico amor, el amor como estado del ser que impulsa
entre los que se aman.
Siembra y cosecha se dan en el mismo
acto, todo el tiempo.
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