Por María Luz Pallotta / Lic. en
Nutrición
Los
días de calor se avecinan y con ellos aparece la ropa de verano, que muy bien
guardada estuvo en el ropero durante los meses de invierno. Ya no tenemos
excusa: bermudas, musculosas, polleras cortas, mallas… ¡todo nos recuerda cuán
poco hemos cuidado nuestro cuerpo con el frío! Así comienza la carrera contra
reloj. Nos anotamos al gimnasio, salimos a caminar, correr, sacamos la bicicleta,
y como en todo septiembre, nos ponemos a “dieta”. Cada año, la historia se
repite y la motivación por alimentarnos saludablemente y hacer ejercicio nos
dura lo poco o mucho que el calor se queda con nosotros.
Como nutricionista me pregunto
reiteradamente, ¿cómo puedo ayudar a un paciente a que esos cambios de hábito
que logró hacer durante algunos meses, no queden en la nada al llegar el otoño?
Lo primero que se intenta aclarar a
esas caras ansiosas por llegar a un peso ideal antes de irse de vacaciones o
ponerse el vestido o traje de graduación, es que la palabra “dieta” no es un
término que convenga usar cuando uno busca bajar de peso, porque la misma
palabra connota “morirse de hambre”, y por ende nos mantendremos “a dieta”
hasta cumplido el objetivo perseguido, y luego volveremos a lo de antes. De
esta manera, jamás cambiaremos hábitos y menos aún podremos sostener un peso saludable
a lo largo del tiempo.
Tenemos que aprender que los cambios
deben ser paulatinos para que podamos sostenerlos en el tiempo, y que con
dietas sumamente restrictivas de alimentos que nos gustan, lo único que hacemos
es aumentar el deseo por comer aquello que en teoría no podemos porque engorda.
Por otro lado, es muy común ver en
esta época del año, sobre todo a adolescentes y mujeres adultas, someterse a famosas
dietas de moda, algunas que se transmiten boca a boca (dieta de la sopa, del
limón, de la luna, disociada, etc.) u otras que aparecen en las revistas. Las
cuales, en la mayoría de los casos, no tienen en cuenta la etapa de la vida que
estamos atravesando, o enfermedades presentes, actividad física, y demás, lo
cual puede poner en riesgo nuestra salud.
Por estos motivos, los profesionales
hablamos de un plan alimentario adecuado a cada persona. De esta forma
incorporamos variedad de alimentos en cantidades equilibradas de acuerdo a
nuestras necesidades.
Productos
dietéticos y light
Los famosos productos dietéticos o light,
¿vale la pena consumirlos?
En algunos casos, sí. La palabra dietético nos está diciendo que algún
componente de ese alimento, con respecto a su versión original, ha sido modificado.
Ej. un alimento para celíacos es un alimento dietético, ya que se utiliza para
una dieta específica. Pero esto no quiere decir que contenga menos calorías. En
otros casos sí coincide, por ej. un alimento para diabéticos en lugar de azúcar
contiene edulcorante y como consecuencia su valor calórico se reduce.
En el caso de los productos light, son alimentos con menor
contenido graso y/o de calorías. Ej. el queso untable light posee un 50% menos
de grasa que el original. Pero no caigamos en la trampa. Lo light o dietético
no significa que tenga 0 calorías, sino que las mismas están reducidas. Por
ende, si compramos todo Light pero comemos el doble, estamos en la misma.
Consejos
para un peso saludable
1) Realice las 4 comidas principales
todos los días, no saltee ninguna. Procure realizar además colaciones a media
mañana, media tarde o tardecita, con el objetivo de no realizar ayunos mayores
a 4 horas.
2) Consuma vegetales crudos y cocidos,
tanto en el almuerzo como en la cena.
3) Ingiera 2 a 3 frutas por día, enteras
en ensaladas o exprimidas.
4) Reduzca el consumo
de azúcar blanco o reemplácelo por un edulcorante natural como la stevia,
también llamada “yerba dulce”. Esto hará que no agregue calorías vacías a su
alimentación diaria.
5) Beba
de 2 a 3
infusiones de té verde o rojo, durante el día. Si no, puede optar por agregar hojas
de té verde al mate o consumir una yerba mate que venga adicionada con el
mismo.
6) Realice
actividad física diaria, alternando ejercicios aeróbicos como caminatas,
ciclismo, correr, natación, etc., con ejercicios de fuerza dirigidos por un
profesional idóneo.
7) Preste atención a los aspectos
mentales y espirituales del
control de peso. Utilice ejercicios de relajación en lugar de comer para combatir la ansiedad.
8) Acepte su cuerpo. Usted puede
ver que aunque no es perfecto, es hermoso lo mismo.
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