Mayo con buena suerte



Por Carlos Bonino
carlosgbonino@gmail.com

Cuando usted lea estas líneas, el Día del Trabajador ya será parte del pasado, igual que las leyes laborales. De todas formas, no podía hablar de mayo sin homenajear a todos los laburantes que día a día, con su esfuerzo contribuyen a hacer más grande la billetera de los patrones.
Haciendo un juego de asociación libre, con el párrafo anterior, me vino a la memoria el nombre de un ex presidente que hizo volar por el aire, no solo una fábrica de armas en Río Tercero, sino los logros obtenidos por su propio partido a favor de los cabecitas. Ya sé, están pensando que no me atrevo a escribir su apellido por miedo a que un rayo me parta al medio. Se equivocan, es una estupidez pensar que hay gente mufa. Ahí va una demostración: MENEdsjkdje (perdón fue un estornudo); de nuevo: MENEskdsk (ahora tosí). Mejor dejamos el tema acá.
Hablando de mala suerte, ¿sabían que en mayo tenemos un martes 13? Lo repito, no creo en esas cosas, pero…  ¿Saben qué día se caso Maxi con Wanda? Yo no, pero debe haber sido un martes 39 porque triplicó la yeta.
Tampoco podemos permitir que a una persona la tilden de “fúlmine” por su color de cabello. Esto lo digo por dos motivos. Primero porque: “es de mala leche, andar diciendo que es de mala suerte nombrar a cierta gente. Es de muy cobarde justificar las negligencias…” (Ladrones de Sonrisas http://youtu.be/zZ8L5OqmbH0).  Segundo, porque tengo un hijo colorado.
Basta de pálidas, que mayo es el mes de la FESPAL. Nuestra fiesta, el lugar donde anualmente concurrimos a comprar comida de diferentes colectividades. Por ejemplo los sándwiches de milanesa que son típicos de la comunidad deeee -como su nombre lo indica- Milán, que también nos ofrece sus salames, caseros por supuesto. Otra típica actividad de la Feria es recorrer los stands llenos de artesanías en madera, vidrio o cuero,  para luego cruzarnos a plaza Belgrano y comprar una espada con luces made in China. Pero seamos sinceros, lo más esperado de la FESPAL, es la elección de la Reina. En ese momento estamos todos atentos, para encontrar los defectos de cada una de las postulantes y repetir la frase más popular de la noche: “cómo se pudo presentar esa chica”.
Cuando hablamos de nuestro pueblo, también hablamos de nuestra patria. Esa patria que nació un 25 de mayo de 1810. Una nación, a la que en un primer momento, unos pocos la soñaron para muchos; y hoy en día aún, hay muchos que la quieren para pocos. A pesar de todo, como decía un rockero italiano “yo quiero a mi bandera”. Porque me siento muy argentino, escucho lo que dice el residente puertorriqueño “el que no quiere a su patria, no quiere a su madre”. 
Por todo esto propongo embanderar de celeste y blanco nuestras casas. No esperemos más, este es el momento, este es el año. Renazcamos como patria, hagamos que florezcan nuestros mejores valores y después de veintiocho años volvamos a dar la vuelta olímpica. Porque no hay sueño más patriota, que ver llorar a 100.000 brasileros mientras Messi besa la copa y Tevez se toma un daiquiri en Cuba.
Ojo. Que ningún escéptico de porquería (por no decir de mier…), venga a decir que las cábalas no sirven, que el destino no se puede forzar atando nudos en un alambrado. Si queremos defender la patria como lo hicieron Belgrano o San Martín, es nuestro deber hacer cuernitos, ponernos remeras viejas, calzoncillos agujereados y por supuesto echar a todos los mufas. Que se vayan de vacaciones a algún país vecino. Alemania por ejemplo.
Yo, por mi parte, le dedico una horita por día a la noble tarea de cortar papelitos para llegar bien preparado a junio. ¿Usted todavía no empezó? ¡Qué falta de patriotismo! ¿No será mufa usted, no?

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