Septiembre Astronomía


LA CRUZ DEL SUR Y SU LEYENDA

EL OBSERVADOR DEL CIELO

Por Sergio Galarza
sergiogalarza62@gmail.com

Muchos conocemos la Cruz del sur, bella constelación de nuestros cielos que para nosotros es visible todo el año. Mírala esta noche de septiembre, ya recostándose sobre el oeste. Siempre mirando al polo; parece un barrilete, además.
La Cruz o Crux está formada por cuatro o cinco estrellas, según la polución lumínica de tu cielo. Tres de ellas son de buen brillo. Desde Chabás se distinguen sus cuatro luces principales: Alfa, Beta, Gamma y Delta crux.
La primera es un sol triple aunque lo veas como uno. Con telescopios medianos ya puedes resolverla en dos puntos diminutos. La segunda es una gigante azul y muy cerquita esconde a una de las joyas del cielo: una estrella de carbón, un diamante encendido, roja, rojísima, llamada Lágrima de sangre. Gamma crucis es una gigante roja, asimismo. Si observas desde el campo podrás ver, además de la débil Delta crux, la quinta estrella llamada Epsilon, y una mancha oscura entre Alfa y Beta crucis, inmenso vacío de soles, conocido como el Saco de carbón. Curioso objeto celeste, esta nebulosa oscura está formada por gases espesos que absorben la luz de los astros que guarda dentro y detrás de ella.
La Cruz del sur es junto a Escorpio la constelación que más se parece al objeto que nombra. En la antigüedad, los pueblos de la Patagonia le llamaban La Huella del Choike.
Un choike es un ñandú pequeño, de plumas pardas, que al pisar deja cuatro puntos sobre el piso, las  marcas de sus uñitas.
La Cruz o La Huella del Choike es una constelación muy importante, pues sirve para dar con el polo sur celeste. El palo mayor lo señala, a unos dos puños de la estrella más notoria, Alfa.
He aquí una de las tantas curiosidades que nos regala la astronomía: El polo sur está arriba nuestro, en el cielo, y no debajo, como usualmente se muestra en los mapas y globos terráqueos que vemos en los colegios. El hecho de que se enseñen los polos invertidos responde al dominio intelectual a que los países del norte nos someten. Si quieres ser un poco más libre recuerda esto: el polo sur está arriba, lo señala La Cruz o la Huella del Choike. Es el polo norte el que está abajo, mirando desde Chabás.
Los viajeros españoles y portugueses, quienes arribaron en el siglo XVI al Río de la Plata, fueron quienes llamaron Cruz a nuestra constelación. Te cuento la leyenda americana:
Había en la tribu un cazador joven y capaz que se jactaba demasiado de serlo. Los abuelos le decían: “Muchacho, ten modestia, no todo animal puede ser cazado”. Pero el joven hacía oídos sordos.
Una mañana, el muchacho se hallaba en el campo; allí vio el choike más bello y más grande que hombre alguno viera jamás. De inmediato comenzó a perseguirlo para arrojarle sus boleadoras, que entonces eran dos piedras unidas por un tiento de cuero. “¡Ya verás, no escaparás a mi tiro!”, pensaba.
El choike era inmenso porque en realidad se trataba del Dios de los Choikes, el padre o la madre de todos ellos. Huía sin esforzarse, esperando que el joven se hartara de tanta carrera. Pero nuestro personaje no aflojaba. Más corría el Dios, más corría el cazador.
Llegada la tarde, cuando el cielo oscurecía y las primeras estrellas comenzaban a brillar, el cazador sintió que sus fuerzas lo abandonaban. En un último intento arrojó sus boleadoras con fuerza.
Por poco logra enredar al ave, pero el Dios Choike pisó en el cielo y voló a las estrellas, donde escapó para siempre.
El joven quedó burlado y sorprendido, mirando la huella que el Choike dejara en el cielo, esos cuatro puntos de luz: La Huella del Choike.
Para enseñanza de los jóvenes, las boleadoras del cazador quedaron clavadas en el firmamento, como símbolo de la soberbia humana. Son las dos estrellas muy brillantes que ves en la noche apuntando hacia la cruz. Ahora se les llama El Puntero y sus estrellas, según brillo: Rigil kentauro y Hadar kentauro.
Así es la astronomía, un camino lleno de ciencia y belleza, y también de andares antiguos reflejados en leyendas como esta.

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