Diciembre, último escalón del 2013 en el
calendario.
La cercanía de la Navidad y el fin de año,
siempre carga un poco el ambiente de emociones, sumas y restas, replanteos, y
si bien despierta alegría en mucha gente, también suele generar irritabilidad.
Es que la pausa que esas fechas imponen no es sinónimo de descanso, ni las
reuniones a que dan lugar se emparentan en todos los casos con festejos donde
prime la felicidad. Ausencias, peleas de vieja data, o simplemente el cansancio
acumulado por el trabajo continuado a lo largo del año, nos suelen poner en el
punto justo como para que cualquier roce despida chispas, y no de festiva
pirotecnia precisamente.
Hay una frase de trillada sabiduría: es mejor
detenerse en lo bueno y destacarlo, que marcar lo malo y criticarlo. Como medio
de comunicación, hacer sólo lo primero significaría hacernos los tontos frente
a la realidad completa, o convertirnos en una empresa de publicidad. Caer en lo
segundo, sería también erróneo además de injusto. Es por ello que, caminamos
por la delgada línea que une ambos extremos.
Ahora, en materia individual y en este periodo
del año, quizás sea aquel un sabio consejo, por el que usted debería dejarse
llevar.
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