ESTÍMULOS Y ANTI
ESTÍMULOS
El deseo sexual, entendido como pensar o fantasear
sobre sexo y el anhelo de relaciones sexuales, no se presenta de la misma
manera en todas las personas, y se registran diferencias entre hombres y
mujeres, independientemente de su orientación sexual.
Por Silvana Savoini / Sexóloga
www.silvanasavoini.com.ar
La Respuesta Sexual
Humana se compone de distintas fases: deseo, excitación, orgasmo y resolución,
si bien esto es así para todas las personas, en el hombre es más probable que
aparezca el deseo sexual espontáneo (“ganas de”), en la mujer la mayor parte de
las veces el deseo surge al mismo tiempo que la excitación, lo cual tiene un
gran impacto en lo que consideramos normal o patológico… Durante mucho tiempo
gran cantidad de mujeres recibieron diagnósticos de Disfunción del Deseo o
Deseo Sexual Inhibido, por no registrar la aparición del deseo espontáneo al
modo del varón.
Hoy sabemos que en la
mujer el deseo no
se presenta necesariamente como antesala de la excitación (entendiendo la
excitación como vivencia subjetiva y fisiológica, cuya expresión corporal más
identificable en la mujer es la lubricación vaginal).
Las últimas investigaciones permiten
comprender que el deseo en la mujer, gran parte de las veces, se despierta a
medida que comienza a sentirse excitada, a partir de lo que para ella significa
un estímulo sexual.
Los motivos por los cuales la mujer
participa de un encuentro sexual -con o sin deseo espontáneo previo- pueden ser
muy diversos, como la búsqueda de acercamiento emocional a la pareja, como
forma de aumentar la propia autoestima, la necesidad de recibir y compartir
placer en el contacto físico, la intención de complacer a su pareja y/o
aumentar su propio bienestar o disminuir sentimientos de culpa por lo que
considera una baja frecuencia de encuentros sexuales, o por supuesto, el deseo
de experimentar placer sexual.
Estos motivos propician la
focalización en lo que para esa persona opera como un estímulo sexual que desencadena
una respuesta integral. Las fantasías constituyen un fuerte estímulo que
contribuye a incrementar la excitación.
Excitación
y estimulación
De la interacción de factores
biológicos, contextuales y fundamentalmente psicológicos (cognitivos y
emocionales) resulta un estado de excitación subjetiva que si se combina con
una estimulación apropiada, puede provocar el deseo sexual que inicialmente
estaba ausente.
Ahora bien, en este punto es
imprescindible considerar qué es un estímulo “apropiado”. Decimos apropiado en
tanto se refiere a lo que constituye un estímulo para la propia persona, no hay
recetas ni fórmulas universales, no existen “tips” sino que se requiere conocer qué es un estímulo para esa
persona en particular. Por eso es importante la comunicación en la pareja, hablar
de estos temas. Muchas personas se enteran en el consultorio sexológico de lo
que para su pareja es estimulante, a veces con mucha sorpresa…
En
la mujer
Lo que sí puede generalizarse hasta
cierto punto (hablando de mayoría estadística pero sin olvidar que jamás pueden
reflejar todas las singularidades), es que para la mujer es condición necesaria
que exista un contexto favorable de intimidad emocional, o lo que podemos
llamar intimidad “fuera de la cama”. Intimidad en tanto conocimiento y confianza,
como concepto que dista de la genitalidad.
En una oportunidad circulaba en los
medios un titular que tuvo gran impacto, que decía que a una mujer le
despertaba el deseo sexual que su pareja lave los platos…. En verdad, no
afirmaría tan categóricamente que el “lavar los platos” sea un poderoso
estímulo sexual, pero sí es cierto que el compañerismo, el compartir tareas o
actividades, la empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro), son
poderosos estímulos, y a veces, el lavar los platos puede ser uno de los gestos
cotidianos que nos conectan emocionalmente con el otro (más allá del género o
de la distribución de tareas acordada en el contexto de esa convivencia).
Anti
estímulos
Y finalmente, es vital conocer también
qué circunstancias, comportamientos, o situaciones operan como anti-estímulo.
Muchas veces las personas intentan despertar el interés en sus parejas,
haciendo exactamente lo contrario, por desconocimiento, o por centrarse en lo
que para la propia persona es un estímulo, sin tener en cuenta que lo que es
estimulante para uno, puede ser un anti-estímulo para el otro. En ese caso
extinguimos el deseo que pretendemos encender.
Dialogar, conocerse, compartir
fantasías, identificar estímulos y anti-estímulos, cuidarse mutuamente, estar
comunicados y conectados emocionalmente, es fundamental para el encuentro
sexual gratificante.
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