Por
Mariano Fernández
La
franja de Gaza, uno de los dos territorios en los que actualmente se divide
Palestina (el otro es Cisjordania) vuelve nueva y tristemente a nuestras páginas*.
Atribuirlo a conflictos originados en épocas bíblicas, es un facilismo que
podría ocultar motivos más actuales.
Guerras y ocupación
El estado de Israel, como tal, se fundó en
1948, en Palestina. Muchos judíos ya residían allí, luego del éxodo de aquellos
residentes europeos que escapaban del nazismo y habían migrado en las décadas
del 30 y 40. Por supuesto que los
palestinos, ya vivían allí.
La creación de una patria Israelí, desencadenó
la primera de una sucesión de guerras. Los árabes se enfrentaron a la ocupación
de su territorio. Los israelíes, liderados por Ben Gurion, se llevaron la
victoria. A mediados de los ‘50 otro conflicto entre israelíes y sus vecinos
árabes -esta vez los egipcios-, culminó con la ocupación temporal, por primera
vez, del territorio conocido como Gaza, junto con el Sinaí; era octubre de 1956.
Las tropas hebreas se retiraron, pero reafirmaron su chapa de potencia militar
en la región. El conflicto de Suez (denominado así por el estratégico canal
homónimo que comunica el Índico con el Mediterráneo), culminó con la retirada
israelí, luego de la intervención de las Naciones Unidas.
En 1967, un ataque preventivo de las fuerzas
aéreas israelíes pulverizó las de Egipto, Siria y Jordania. Menos de una semana
después, la llamada “guerra de los 6 días” había acabado con una rotunda
victoria militar israelí, que garantizó para el estado de Israel, el control de
Gaza y otros territorios. Le sucedió la guerra del Yom Kippur (una celebración
judía) donde Siria y Egipto atacaron a Israel, guerra que terminó con una nueva
victoria militar y ganancia de más territorios para los hebreos. En todos estos
conflictos armados, la intervención de Naciones Unidas fue un factor común,
pero en realidad los beligerantes fueron piezas en el tablero de ajedrez de la
disputa entre la Unión Soviética -imperialismo emergente-, y EEUU.
Como consecuencia de estos conflictos, los
países árabes amenazaron con embargos petrolíferos a aquellos países que
apoyaran a Israel; y este obtuvo el 74% del control territorial de Palestina,
del 54% inicial en 1948.
Poderío militar,
económico y comunicacional
Israel es el tercer ejército más mecanizado
del mundo. La conscripción es obligatoria para todos los ciudadanos incluyendo
mujeres y dura 3 años; y su fuerza aérea con capacidad nuclear, es una de las más
modernas del mundo. Poseen infraestructura militar autónoma, que incluye
industria aeronáutica y misilística. Son pioneros en el desarrollo de radares y
aviones no tripulados, además de contar con una vasta industria productora de
fusiles, armas cortas y chalecos antibalas. ¿Cómo es que este pequeño país pudo
emerger desde el desierto como potencia militar avasallante? En principio, el
lobby israelí mundial, es poderosísimo. Esta capacidad de ejercer presión sobre
gobiernos, incluyendo al de EEUU, obedece a que son un electorado muy fuerte
debido a sus numerosas colectividades; pero además, en sus manos están muchas
de las empresas que dominan los hilos de la economía mundial, incluso algunas
que lo sorprenderían: tres de las cerealeras más grandes del mundo, gran parte
de la banca y servicios asociados en Suiza y EEUU, casi todos los Laboratorios
Farmacéuticos del mundo, industrias de vanguardia y un gigante de la industria
automovilística están controladas por este lobby; además de varias
corporaciones del entretenimiento y la noticia, dos claves para orientar la
opinión pública mundial. Gaza no tiene ejército regular, fuerza aérea, ni
armada. Hablar entonces de conflicto es sólo un intento de justificar la
masacre y de demonizar a un pueblo que resiste una ocupación.
La
realidad, hoy
Gaza ocupa unos 350 km2, tiene 1.8
millones de habitantes de los cuales 1.1 millones son refugiados; la mitad está
desocupado y dos tercios por debajo de la línea de pobreza. Medio millón vive
en uno de los ocho campos de refugiados administrados por la ONU. Israel
controla lo que entra y sale de Gaza, así como el suministro eléctrico y de
agua potable. El ministerio de sanidad de Gaza posee sólo el 40% de los
medicamentos considerados esenciales; e Israel restringió, por razones de
seguridad, el paso de pacientes hacia hospitales israelíes. En el mes de julio
se sucedieron 2000 bombardeos a la franja. El saldo: 1049 palestinos muertos.
De esa fría estadística, uno de cada cuatro es un niño. 6000 heridos,
hospitales, escuelas y viviendas arrasadas. 9 israelíes resultaron muertos.
Todos militares. Una diputada israelí, sin tapujos, propuso exterminar a las
madres palestinas. Lo mismo propusieron en la Alemania nazi varias décadas
antes, contra su pueblo.
Los
motivos
El control de Palestina implica para los aliados
occidentales de Israel, el dominio del estratégico paso entre el Índico y el Mediterráneo,
el canal de Suez, además de un pie en el siempre conflictivo oriente próximo y
sus reservas de petróleo. La necesidad de nuevos territorios por parte de los
israelíes, tiene su correlato en la constante expansión y expulsión de árabes
de sus tierras. En 2006 Hamas, una organización islámica, ganó las elecciones
convocadas por la Autoridad Nacional Palestina (ANP). En abril de este año
comenzaron los acuerdos con Al Fatah, la organización que gobierna Cisjordania,
para conformar un estado Palestino de unidad nacional. El ataque sobre Gaza,
sería una manera de frenar esos acuerdos.
Lo que queda de este palabrerío, es que una
de cada cuatro víctimas, es un niño. La noble nación judía, perseguida por
eones, sobreviviente del horror de la Shoâ, que nos dio ilustres científicos y
filósofos, por su propia historia y por su peso, debería ser la primera en
comprender que cuando a un pueblo se lo intenta someter con tal violencia, es
inevitable que la misma vuelva en contra, magnificada. Al menos, cortar los
hilos del poder sionista detrás de la trama, sería suficiente; y una Palestina
libre y soberana, sería posible.
* Ya
tratado en El Observador Nº 34 – Dic. 2012.
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