“LOS
MUPPETS, LOS MÁS BUSCADOS”
Por
Lorena Bellesi
bellesi_lorena@hotmail.com
Algunas
de las más atractivas capitales europeas son sacudidas por una invasión
multicolor de muñecos alborozados, bulliciosos e hiper famosos, ¡Los Muppets comienzan su gira
internacional! Esa mezcla fabulosa de seres creados por el titiritero Jim
Henson a fines de los ’60, abandona Estados Unidos en tren y se lanza a la
conquista del público alemán, inglés y español. Sí, es así, cruzarán el océano
Atlántico utilizando una vías fantásticas que unen los dos continentes, a bordo
de vagones que llevan la inscripción “freaks
& wonders”, cuya traducción sería algo así como “raros y asombrosos”, una sintética aseveración descriptiva de esa
troupe alegre e inocente. En “Los
Muppets, los más buscados” el sinsentido normaliza la propuesta, como siempre;
no se trata de polemizar acerca de la condición artificial de marionetas
codeándose de igual a igual con humanos o ver despectivamente la rareza de una
romántica pareja compuesta por una rana y una cerdita. Esto es puro show, y del bueno, que
ensambla una historia de intrigas ingenuas con un animado despliegue musical.
El
film comienza exactamente en el instante mismo en que terminan de rodar la
última escena de la película anterior, la cual contaba cómo Los Muppets volvían a reunirse después
de años de distanciamiento. Otra vez juntos, la pregunta clave es cómo
continuar; hay una cámara que los sigue, por lo tanto, hay secuela garantizada.
Pero atento, cantarán muy convencidos con lúcida ironía, todos saben que las
segundas partes son las peores. Nuevamente la constatación del hecho ficcional,
un aviso obvio de que todo es una farsa, el típico engaño del cual participamos
sin chistar cuando miramos una producción cinematográfica. Advertidos
literalmente, entonces, no nos sorprende que el actor británico Ricky Gervais aparezca imprevistamente con la
respuesta: hacer un tour mundial. Él en persona encarnará a un manager
supuestamente exitoso, cuyo nombre, Dominic
Badguy (chico malo), pone al descubierto su verdadera condición del malvado
de la película. Recurso cándido y algo obsoleto, similar a cada uno de los múltiples
gags, aunque acertadamente efectivo. Dominic
no se mueve en soledad; la rana más peligrosa del mundo, Constantine, es su cómplice y mandamás; recientemente ha escapado
de un Gulag (prisión) siberiano y tiene un plan para robar las joyas de la
realeza británica. Este anfibio verde fulgente es idéntico a la queridísima
rana Kermit (René, para nosotros, hasta hace algunos años atrás), un lunar en la
mejilla es la única diferencia entre ambos, en consecuencia, con un simple
movimiento de piezas previamente calculado, intercambiarán las identidades. El
caos sobreviene en el show de los muñecos, a la vez que se convierten en los
principales sospechosos de una serie de hechos delictivos, a medida que van
visitando las distintas ciudades europeas.
“Los Muppets, los más buscados” es una
película divertida que conserva la nostalgia de un humor o enredo simple, sin
ensañarse en remozar lo tradicional. Es dinámica, entretenida, una agradable
opción para los más chicos. No obstante, los adultos salen ganando, ya que no
dejarán pasar el diálogo constante de ciertas secuencias con escenas memorables
del cine clásico o popular, o la aparición continua e inesperada de
celebridades a modo de extras. Como diría Carlitos Balá, el film “está un kilo y dos pancitos”.
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