Laburantes / Emilce Ciprez - Octubre 2º



DE A UNO – DE A POCOS – DE A MUCHOS

Por Alejandra Tenaglia

Emilce Ciprez tiene 33 años, trabaja de empleada doméstica desde los 18 y pasa a engrosar nuestra lista de entrevistados que laburan solos, siendo ellos mismos su capital y su empresa. La sonrisa y dedicación con la que esta mujer lleva adelante las tareas que le permiten ganar el mango y concretar proyectos, la han traído hasta esta columna que hemos dado en llamar, LABURANTES.

¿En qué consiste tu rutina de trabajo?
Yo tengo cada día una rutina diferente. Por ejemplo, el lunes comienzo a las 6.30 hs hasta las 12, almuerzo con mis hijos y a las 13.15 hs ya estoy trabajando. Trato de terminar a las 17.30 hs que es la hora en que mi hijo sale de la escuela, pero no siempre termino a horario.
Todo depende del trabajo que tenga en cada casa. Hay días que comienzo a las 5, 6, 7 u 8 hs de la mañana. Y limpio tres a cuatro lugares, según el día.
Cuando comenzaste con el presente trabajo, ¿tuviste la posibilidad de elegir entre este y otro/s? ¿Por qué elegiste este?
Sí, tuve otras oportunidades, pero elegí este trabajo porque puedo acomodar los horarios.
Cuando eras chica ¿qué soñabas con ser o hacer de grande?
Cuando era chica soñaba con ser maestra jardinera.
¿Cuál es el motor que te pone en movimiento cada mañana, para salir a trabajar?
El motor más importante son mis hijos, lo que fui logrando con el esfuerzo de mi trabajo y los proyectos que tengo, todo eso me impulsa a salir, a levantarme cada mañana para ir a trabajar.
¿Qué sentís que aportás con tu trabajo?
Creo que les doy tranquilidad y seguridad a las familias donde trabajo.
Además de un sueldo ¿tu trabajo te aportó algo más?
Conocí buena gente y amistades que me han brindado apoyo en momentos difíciles de la vida.
¿Sin qué objetos te sentís “desarmada” a la hora de trabajar?
Cuando no tengo la bici, me falta parte de mí, aunque me ha tocado quedarme sin ella un par de veces y seguí igual.
¿Qué es lo que más disfrutás de tu trabajo?
Disfruto todo. Hay lugares donde trabajo sola y lo disfruto, me gusta estar sola; pero también me gustan los lugares donde están, siempre hay algo de qué hablar y las horas pasan volando.
¿Qué es lo que menos te gusta de tu trabajo?
La parte que menos me gusta es limpiar los baños, pero es lo que más trato que quede impecable, es medio contradictorio lo que me pasa con ese lugar de la casa.
¿Qué cosas te enojan?
Me molesta mucho la viveza argentina, las mentiras; y me duele más que enojarme, que las personas cercanas en las que confío, me defrauden. Eso me hace sentir estafada.
¿Le temés a algo? ¿A qué?
Me cuesta aceptar a qué le temo… Creo que al tiempo, pienso mucho en mi futuro lejano. Siempre quiero asegurarme el futuro para no ser una carga para mis hijos.
¿Tenés alguna frase de cabecera?
Sí, cuando las cosas no salen como las espero, me digo a mí misma: “Bueno Emi, ya no es momento de lamento, así que ahora arriba y salí a seguir adelante, siempre mirar adelante”.
¿Cuándo te gustaría “bajarle la persiana” al trabajo?
La verdad siempre digo que estoy cansada, pero nunca pienso en qué momento dejaré de trabajar, supongo que cuando me jubile.
¿Qué te gustaría hacer en ese tiempo que te quedaría disponible?
Me gustan mucho las manualidades, tejer, pintar, crochet, dedicarme más a mi casa, supongo que todo eso haría.
¿Qué es la vida?
Para mí la vida es un camino, a lo largo del cual experimentamos sensaciones diferentes. Uno va creciendo, aprendiendo, pasando distintas situaciones. Cuando llegamos a adultos miramos hacia atrás y vemos tanto aciertos como errores, a los que se irán sumando nuevos momentos hasta que dejemos este mundo… Mundo en el que para mí, lo más importante, son mis hijos.

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