Saqueadores - Octubre 2º



Por Mariano Fernández

En lo que ahora es Ecuador, aún habitan los Shuar, un pueblo originario. Cuando llegaron los conquistadores, resistieron una oleada tras otra de soldados españoles. Hoy sus descendientes se enorgullecen de decir que el territorio de los Shuar, los guerreros jaguar, es el único territorio en el continente que queda sin profanar.
Nos tomó más de 500 años, comenzar tibiamente a hacer una crítica de la versión oficial del llamado “descubrimiento de América”. Hasta no hace mucho se nos presentaba en las escuelas a Rodrigo de Triana, los hermanos Pinzón y el gran Cristóbal, como personajes casi bíblicos. Esa visión de héroes a la mar, arrojados marineros cuya gran empresa sería llegar a las Indias por el oeste, nos muestra una epopeya desprovista de un componente vital, indispensable para tamaña expedición: los motivos económicos. Cuando uno corre el riesgo de apasionarse, los fríos números son reveladores. En materia económica, la llegada a América le reportó a España -y a través de ella al resto de Europa- una suma de dinero de varias veces las deudas externas de toda América Latina. Consta en el Archivo de Indias que durante el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 16.000.000 de kilos de plata y 185.000 de oro provenientes de América. En metálico, nada de bonos ni documentos de títulos públicos. Esa plata y oro financiaron durante un buen periodo, no la industrialización ni el desarrollo cultural español, sino el estándar de vida principesco de sus clases dominantes, y las deudas contraídas con los usureros de Europa, que prestaron el dinero para algunas desafortunadas aventuras militares de los ibéricos. Si fuera un tango, diría que se la patinaron, en timba, joda y guerras.
Este saqueo nos lleva a pensar, a aquellos que nos sentimos americanos a pesar de nuestros apellidos, en la necesidad de una revisión, incluso más profunda de la conquista, que tenga en cuenta los 30.000.000 de originarios masacrados a punta de arcabuz, en las minas de Potosí, empalados por herejía, o víctimas de la gripe. Teniendo en cuenta que la conquista tuvo un profundo trasfondo económico que fue el eje de la misma. De allí a pensar que este proceso continúa, no hay escalas. Muchísimas empresas de origen europeo siguen drenando recursos de América Latina. En las crisis del 2001 los Bancos giraron sus remesas a sus casas matrices, dólar tras dólar, aun con el corralito. Rajoy, presidente español, habló recientemente de “nuestro petróleo y gas” en referencia a los yacimientos de Repsol. En todo el subsuelo de España, no hay un galón de petróleo o un metro cúbico de gas. Aún son dueños de medios de comunicación, empresas de telecomunicaciones, líneas aéreas, Bancos y empresas de servicios financieros, de toda América. Claro que no solo europeos siguen exprimiendo a nuestro continente; los autóctonos estadounidenses, japoneses, rusos y los recién llegados chinos, también. Y siguen encontrando judas vernáculos que ayudan en sus cometidos. En el Chaco y Formosa, se sigue asesinando qoms; en la Araucanía se sigue reprimiendo mapuches de este y del otro de la frontera. Siguen abiertas las venas de América Latina. Pensar la conquista perdiendo la perspectiva de la continuidad del saqueo, es peligrosamente incompleto. Y a pesar de cinco siglos continuados de latrocinio, la América sigue en pie. Recordando además que esta tierra bendita, fue patria de Bolívar, San Martín, Zapata, Guevara y otros que con disímiles métodos lucharon por la unificación de nuestros pueblos hermanos. Ningún patio trasero de nadie. Es posible. Así lo hicieron los Shuar, nuestros guerreros jaguar.  

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