Infatigable corren los meses del año, de modo
que con la presente edición entramos al que ocupa el octavo lugar en el
calendario.
Lejos de querer formar parte de la denominada
por la Presidente de la Nación como “cadena del desánimo”, sí hay que reconocer
que la economía ha desacelerado su ritmo y eso se nota en la calle, los
comercios y hablando con la gente. Pero a la vez, la soja llegó a precio récord
y todos sabemos que este “yuyito” se produce hasta en lugares insospechados de
nuestra querida Argentina. O sea que, a lo mejor no la tenemos ni usted ni yo,
pero plata hay y en algún lugar la están disfrutando.
Pasando al mes que nos encuentra en la calle, varias
son las efemérides que agosto contiene, desde el día de ese hombre o mujer que
nos proporciona el pan de cada día (4 de agosto – Día del Panadero), pasando
por el Día del Agrónomo y el Veterinario (el 6), por San Cayetano Patrono del
Trabajo (7 de agosto), de los Centros Tradicionalistas cuya celebración este
año coincide con el Día del Niño (12 de agosto), el 17 se cumplirá otro
aniversario de la muerte del Gral. San Martín, el 28 es el Día de la Ancianidad
y el 29 el del Abogado.
Antes de los dos citados en último término, se
sitúa el Día de la Solidaridad tomándose la fecha del nacimiento de la Madre
Teresa de Calcuta, esto es, el 26 de agosto. Lo dejamos para el final porque es
un valor que enaltece a quien lo practica, una práctica que une, una unión que
se lleva a cabo sin esperar nada a cambio. A diferencia de la caridad, en la
que se presupone una desigualdad que permite al que tiene más y de más, una
entrega al que se encuentra en un escalón inferior, la solidaridad actúa
horizontalmente, se da de igual a igual, implica compartir y se funda en la
fraternidad. En estos tiempos de individualismos extremos, se presenta casi
como una virtud en extinción, que sería bueno revalorizar. Bienvenidos a la
edición Nº 30.
No hay comentarios:
Publicar un comentario