¿QUÉ ES EDUCAR?
Por
Alejandra Tenaglia
El 13 de
agosto se estrenó mundialmente “La educación prohibida”, un documental
argentino distribuido libremente por internet, que reactualiza el debate acerca
de qué es educar y aprender, basado en entrevistas a 90 educadores de 7 países.
En razón de que septiembre contiene el Día del Maestro y del Profesor, y de que
la educación es la principal herramienta para la construcción de ciudadanos
libres y pensantes, dedicamos varias páginas al tema, en donde docentes locales
de distintos ámbitos educativos responden a tres preguntas: 1) ¿Qué significa
para usted, educar? 2) Según su parecer, ¿qué rol debe cumplir la escuela en la
vida de un niño/adolescente? 3) ¿Vio la película “La educación prohibida”? En
ese caso, ¿qué piensa sobre lo que plantea?
Nora
Labombarda – Liliana Monteroni
Jardín de
Infantes Nº 115
1) La educación Inicial
debe ofrecer todas las posibilidades para el desarrollo simultáneo del ser
individual y colectivo, que pueda comprender y transformar la realidad. Es un
oficio creativo en el que los saberes se forjan desde el cuerpo y donde los
afectos y el sentido lúdico de la vida, construyen vínculos configurando la
trama esencial del aprendizaje. Vínculos que deben sustentarse en el respeto,
el cuidado y la confianza, de lo contrario no hay educación posible. Metafóricamente
es como proponer un juego colectivo parecido y diferente a otros, donde la
participación colaborativa de todos y cada uno es vital. En él se pueden crear,
transgredir y recrear sus reglas. Se encuentran herramientas para desentrañar y
develar obstáculos que impiden continuar; los errores permiten avanzar
casilleros. Habilita la toma de decisiones, la resolución de conflictos y
problemas, la libertad de elegir, de imaginar; la búsqueda conjunta de
estrategias facilita la aceptación de los desafíos. Un juego sin final, pues su
meta se encuentra implícita en la misma trayectoria y sus únicos ganadores
serán aquellos que logren disfrutarlo.
2) Aspiramos a que el
Jardín de Infantes se constituya en un espacio de reflexión y experimentación,
donde el enseñar y el aprender encuentren otros modos de adquirir conocimientos
y cultura. Como generador de libertades, posibilidades, belleza, descubra otros
destinos posibles. Que acompañe en el vivir y crecer, sosteniendo el encuentro
como fiesta, abriendo ventanas para que entre lo diverso y la maravilla de lo
múltiple, jugando y jugándose. Que sea garante de la dignidad del otro,
liberando la oportunidad y la esperanza, comenzando cada día un relato
diferente.
3) No la habíamos visto,
les agradecemos esta posibilidad. Como profesionales conocemos los viejos
paradigmas educativos que en la actualidad siguen impregnando muchas de las
prácticas pedagógicas; pero aquí destacamos las razones por las que creemos que
nuestro Nivel Educativo fue siempre pionero en cuanto a muchas de las
propuestas que se plantean en la búsqueda de una escuela diferente que
capitaliza el genio natural de los niños, su curiosidad, creatividad,
espontaneidad, pensamiento divergente y su voluntad constante hacia el “hacer”.
El estar cerca de los niños/as nos permite seguir jugando, creando, imaginando,
encontrar otras miradas, sin temor a ser espontáneos, interpelando la realidad,
a nosotros mismos y a lo que hacemos; crear tramas vinculares hilvanando
retazos fragmentados de la subjetividad. Esta identidad del Nivel Inicial se
convirtió en un momento en una pesada mochila para llevar, instalándose en el
imaginario colectivo creencias y mitos que desestimaban y descalificaban su
aspecto pedagógico y en definitiva educativo.
Sabemos también que repetimos
estructuras, matrices y formas de educar que responden a un modelo que
definitivamente queremos erradicar, por eso continuamos en la búsqueda,
advirtiendo que la proximidad con la infancia tiene también su contracara, pues
estos “locos bajitos” no temen revelarse, resistirse, desafiar la autoridad de
quien no los respete, de quien no actúe con honestidad, por suerte son capaces
de boicotear y rechazar lo que atenta contra su maravillosa naturaleza. Ante
las numerosas coincidencias que tenemos con lo que se plantea en la película,
no podemos sustraernos de la gratificación que nos produce legitimar lo que
pensamos, fantaseando con “la verdad”; por eso nos gustaría conocer posturas y
argumentos de quienes no estén de acuerdo, ello nos permitirá seguir
interpelando a la Educación de un sistema que no queremos tercerizar, pues
nosotros somos parte del sistema y en tanto responsables.
María Rosa Gatica
Escuela Primaria Nº 208
1) Educar es acompañar a quien está
convencido que quiere educarse, de otra manera sería un acto violento. Es
recorrer juntos un camino que se va diseñando en una interacción dialéctica. Se
educa a partir del diálogo, los vínculos y el amor. Educar tiene que ver con
estimular, con vincularnos con el saber. Esto no es posible si no buscamos
puntos de encuentro entre la cultura y los intereses de quien se educa. Si no
estimulamos el deseo de aprender, vamos a seguir escuchando niños diciendo
“tengo que estudiar para tal maestro o para la evaluación”, y padres
preguntando “¿eso para qué le sirve a mi hijo?”
No educa la escuela sola ni la familia
sola, sino la sociedad en su conjunto. Educar es hacer actual al niño a su
época; tener la firme convicción que es posible, que todos podemos mejorar, que
nadie nace predeterminado por su origen de raza o el lugar social.
2) La escuela necesita replantearse su
rol. Así como está, no sirve. La escuela no debe ser ni una reproductora
social, ni una institución que expulsa a quien no se acomoda a sus cánones
(basta observar la deserción en el nivel medio), ni una guardería barata para
padres, ni un lugar de contención social en donde por ley niños y jóvenes deben
permanecer cierto tiempo para que se le otorgue una certificación, ni un muro
de los lamentos donde muchos padres hacen catarsis porque encuentran quienes
los escuchen.
El rol de la escuela debe ser el de
socialización, donde cada niño descubra la responsabilidad que supone el
adquirir un conocimiento. Porque quien decide aprender (nadie puede hacerlo por
él) una vez que se apropia de ese conocimiento tendrá que ver qué hace con él. La
escuela debe correrse de ese lugar de poder que alguna vez le dio el ser la
dueña del saber, para propiciar que cada niño encuentre su lugar en la escuela
y acompañarlo para que encuentre su lugar en la vida. Justamente, la escuela
debe educar para la vida de una manera dinámica y lo menos escolarizada
posible, aunque parezca una contradicción; debe abrirse al mundo, salir de las
aulas y explorarlo. Recibir a cada uno con la historia que trae para que uno
trascienda esa historia. Presentarse como un lugar que promete mejorar el
porvenir, poniéndose en sintonía con el tiempo de cada uno y no presionando
para que todos aprendan lo mismo a un mismo compás. El desafío es poder
decodificar la demanda de los niños que a veces lo hacen mostrando una
dificultad. Está en la escuela descubrir cuál puede ser el punto de interés y
utilizarlo para alcanzar un despliegue socializante, que a partir de ese
interés el niño pueda aprender a respetar un horario, hacerse cargo de una
planta, realizar un trabajo grupal. Que pueda resignificar su lugar en la
escuela, en la familia y en la sociedad. La escuela debe trabajar desde las
potencialidades y no desde las carencias.
Se necesitan maestros/profesores que vivan la pasión de conocer
para poder transmitirla, de lo contrario en cada aula se representará una
grosera imitación de hacer “como si”, engañando a cada niño, joven y padre.
3) Vi la película. Es un trabajo interesante que abre el debate,
un debate postergado a propósito. “Que todo cambie para que nada cambie”
pareciera ser la premisa que guía los supuestos cambios a nivel educativo. Acuerdo
con casi la totalidad de lo que se dice en la película, sin embargo la
contradicción es que las escuelas fueron pensadas para el control y la
reproducción social, las políticas educativas están diseñadas para sostener el
sistema, no para lograr seres que quieran cambiar el mundo. El que piensa
distinto es un traidor, por lo tanto hay que sancionarlo. Educar para ser
libre, llevar adelante una educación basada en el derecho, en la no competencia
es casi una utopía. Tal vez se vayan desplegando proyectos que busquen
desarrollar el bien común y la justicia social, en los que se respire amor, se privilegien
los vínculos positivos, se busque la felicidad, el goce y el juego. Pero de
aquí a que un Estado decida ese tipo de educación va a pasar mucho tiempo,
porque tiene que ver con la evolución del pensamiento, la caída de un paradigma
y el reemplazo por otro. Los cambios sociales son lentos. Vivimos en un mundo
cuantificado, alejado de la fuente de todas las fuentes: la filosofía, no hay
espacios para discutir ideas ni para el ocio creativo. Cada acto humano tiene
que traducirse en una ganancia. Desde los Ministerios se acuerda en reconocer
las distintas capacidades de cada niño/joven, que es tan válido saber
matemática como dibujar, sin embargo quien en el término que prevé el
Ministerio no adquirió los saberes mínimos de matemática y lengua no puede ser
promovido, y en el caso de repetir no se le ofrecerá otro recorrido sino el
mismo. El fracaso escolar es el primer fracaso social que deben enfrentar los
niños y jóvenes. De nada sirven los proyectos que ofrecen los Ministerios para
que se culmine la escuela primaria/secundaria, porque no pueden reparar el daño
que sufrió aquel que fue expulsado del sistema educativo debido a sus
dificultades. Estos planes no tienen en cuenta lo fundamental: la
socialización, terminan siendo meros trámites formales para contribuir a una
estadística. A muchos padres no les interesa qué aprenden sus hijos o qué
cambios positivos ven, sino la nota, cuánto le puso el profesor o si esa nota
le permite acceder a la bandera. Debe darse un debate donde también sean
escuchados los niños.
Cuando estaba en el profesorado hice dos promesas: mi tarea la
realizaría de tal manera que los niños lamentaran que la clase se haya
terminado y estuvieran ansiosos por volver; y que el día que me diera cuenta
que ya no tenía pasión por mi trabajo, me dedicaría a otra cosa. Hoy después de
20 años, sigo fiel a esas promesas.
Maricel Salerno
Escuela Primaria “María de Belén”
1) La
idea de educar como un proceso de ir poniendo al alcance de los demás, algo que
otro puso a mi alcance y me sirvió para ser una mejor persona, para
desenvolverme mejor en la vida, es lo que debe sustentar nuestras prácticas.
Educación con sentido. Educación que me ayude a desarrollar las capacidades
básicas para convertirme en un ser autónomo que pone en juego en su quehacer y
su ser cotidiano, su inteligencia, voluntad y libertad. Para eso están los
contenidos que la escuela enseña, para ayudarme a decidir y a obrar más
libremente, con inteligencia y voluntad trabajadas. Si lo que aprendo no me
sirve, es inútil. Eso no es educación; es pérdida de un tiempo precioso que no
se recupera. Por eso, ante cada clase y encuentro con los alumnos, como docente
necesito revisar los objetivos que me he planteado. Por ejemplo: que un niño
aprenda a leer no constituye un objetivo en sí mismo, el objetivo es que el
alumno aprenda que leyendo puede adquirir información que lo ayude para decidir
con conocimiento, con mayor libertad. Por eso me gusta mucho esa definición de
educación como seducir con lo valioso, poner al alcance del otro la noticia de
que existe la posibilidad de una vida mejor, plena, donde cada uno es
constructor de su aprendizaje, pudiendo avanzar de distintas maneras, cada
quien eligiendo la suya. De ahí el rol del educador como facilitador, que
proporciona ese conocimiento tan valioso que es capaz de determinar a una
persona, interpelarla, poner en juego lo que ya sabe y rectificarlo o
ratificarlo, pero siempre con fundamento. Ser educador conlleva una oportunidad
magnífica y una responsabilidad desafiante y seductora. En mi caso, deseo
dejarme llevar por el ejemplo del Gran Maestro, Jesús; aplicar su pedagogía
divina donde la persona es valorada, acompañada, infinitamente amada.
2) La
escuela es la institución social que educa formalmente, donde la educación se
imparte de manera progresiva, ordenada, basándose en principios tales como el
potencial democratizador de la educación, la autonomía del alumno, la
importancia del diálogo alumno-profesor, y la necesidad de una formación
permanente en un mundo que cambia rápida y continuamente; apuntando al
desarrollo de cuatro pilares que se seguirán construyendo a lo largo de toda la
vida. Con esto queda claro que la educación no se reduce a la escuela. Estos
pilares (presentes en “La educación encierra un tesoro”, documento de la UNESCO
conocido como Informe Delors), son: aprender a conocer (supone ser capaz de aprender a
aprender); aprender a hacer (adquirir capacidades y trabajar en equipo); aprender
a ser (crear la
propia personalidad); aprender a convivir juntos (comprensión
hacia el otro, proyectos comunes, enfrentar los conflictos desde el respeto).
3) Vi
la película. Me pareció muy valiosa y muy clara. Ante todo, agradezco que una
productora independiente haya considerado a la educación como tema de estudio,
esto no pasa frecuentemente. Además, con la altura que lo han hecho, con la
participación de muchos especialistas. Acuerdo con muchos de los conceptos que
allí se vierten y con algunas propuestas de cambio que desglosan y que puedo
verlos materializados en la escuela donde trabajo y en las del ámbito en el que
desarrollo mi tarea. Los cambios, según mi opinión, se realizan a partir de los
docentes. Los maestros no necesitamos que ningún gobernante nos diga qué
tenemos que hacer frente a determinadas problemáticas. El docente es un ser
comprometido por esencia y los cambios realmente significativos en materia
educativa se produjeron primero en las aulas y luego se plasmaron en leyes.
Los
puntos con los que no concuerdo en su totalidad, es porque considero que se
exageran, quizás buscando motivar alguna reacción. De todas maneras es una
película para verla varias veces. Creo que a partir de ella pueden armarse
muchos debates. Celebro que existan este tipo de películas que en un primer
momento nos pueden parecer hasta ofensivas, pero que nos sacuden, nos
inquietan, producen en nosotros reacciones inesperadas, y despiertan esos
sentimientos que en algún momento de nuestra vida nos hicieron tomar, lo que
personalmente creo, una de las mejores decisiones: ser maestros.
Claudia
Ostoich
Escuela Primaria
Nº 142
1) Educar es acompañar al ser humano en su proceso
de crecimiento y continuo cambio. Si hablamos de educación institucionalizada,
es, desde la escuela, contribuir a la formación de los niños, ya que la primera
educadora es la familia.
2) La escuela es
un lugar muy importante, pero no el único, donde los niños se desarrollan,
conviven e interactúan. Empiezan a estar con otros y así se inicia una
convivencia social. Desde este enfoque la escuela es el sitio que ofrece
herramientas y oportunidades para el desarrollo personal y social de cada
individuo.
3) La película muestra
una propuesta de trabajo que en muchas escuelas se hace de puertas para
adentro.
Conozco muchos
colegas que se esfuerzan por priorizar a la persona. Es nuestra responsabilidad
como formadores acompañar los procesos de cada niño, para ello debemos conocerlos,
estar atentos a las distintas situaciones, escuchar, observar y ofrecer nuestra
ayuda, respetar sus tiempos, alentar su creatividad. Si decidimos esta
profesión, sabemos que el centro es el niño, que el amor es el camino y que
nuestra formación debe ser constante. Se encuentran algunos escollos:
- Un sistema
educativo que nos pide notas para evaluar y permitir el pase o no de grado con
evaluaciones escritas que avalen las calificaciones, cuadernos de actividades
diarias. Esto impide en muchos casos evaluar procesos, y obliga al docente a
enmarcar con una nota a cada alumno.
- Falta de
flexibilidad en contenido, tiempo y agrupamiento etario.
- Grados numerosos,
en ellos se encuentran alumnos con distintos niveles de contenidos, es el
docente quien con un mayor esfuerzo de su parte intenta adaptar los temas para
que todos puedan aprender a su ritmo.
- Distinto compromiso
y preparación profesional, se ofrece poca capacitación en servicio de los
docentes.
En nuestra escuela
buscamos hacer un trabajo inclusivo, estando en contacto con familias, otras
instituciones educativas, profesionales
de la salud, clubes, para lograr un acompañamiento colectivo y así buscar el
crecimiento y desarrollo de este niño que es miembro de una sociedad con
conflictos y cambios; de un niño que podrá, con el tiempo, modificar las cosas que considere necesario
cambiar para su crecimiento feliz.
Sara
Salva
Escuela
Especial María Montessori
1) Generalmente se diría que educar es
conducir, guiar, etc., teniendo en cuenta el origen de la palabra educare. Pero
más valioso que describir ese proceso, es para mí el rol que le toca al docente,
a la persona que tiene la responsabilidad de educar; puesto que es quien tiene
en sus manos la posibilidad cierta de ser agente de cambio en la vida de cada
uno de sus alumnos/educandos. Pavada de responsabilidad, ¡¿no?! Cada uno de los
que nos avocamos a esta profesión, ni imaginó siquiera todo lo que podría
significar (para bien o para mal) en la vida de nuestros alumnos. El rol
del docente es fundamental y debe ir adaptándose a los diversos y múltiples
escenarios en los que se ve inmersa la escuela, el aula, las familias, los
niños. No es fácil, dado que hasta el mismo instituto de formación no nos
preparó para ello, ni para que se le parezca. Un buen docente es aquel que
literalmente se hace cargo de su grupo de alumnos, con todo lo que ello
significa: educar, compartir, transitar, guiar, acompañar, criar, crecer, etc.,
por un tiempo determinado, desarrollando contenidos curriculares
significativos, es decir que les sirvan para poder ser parte de esta sociedad,
que les dé herramientas para vivir sus propias vidas.
Un buen proyecto institucional es
válido, pero a veces sus actores no están todos comprometidos y se torna
difícil de sostener, quedan sólo lindas palabras plasmadas en un papel.
Prefiero buena gente, que ame su profesión, que comprenda la realidad actual en
la que nos toca transitar y en la que se hallan los niños, que puedan observar
y "ver", hacer un análisis holístico y animarse a… Una buena
Seño no va a la escuela sólo por su sueldo. Una buena Seño va a dar de lo que
tiene de bueno... Nuestro rol se resume en amor y profesionalismo, que creo
desde mi humilde lugar son los condimentos básicos para ser una buena Seño.
2) En relación al rol de la escuela,
creo que está claro que no por casualidad es la institución sobre la que cae un
sinnúmeros de responsabilidades que el Estado de otra manera no podría llevar
adelante (control sanitario, de vacunas; gestiones relacionadas a
certificaciones, pensiones, asignaciones, contención, denuncias,
asistencia; estrategias de permanencia como becas, entrega de netbook, de
bicicletas, etc.). No me toca a mí cuestionar si está bien o mal esto, sólo
digo que a simple vista se puede observar que el Estado tiene plena confianza
en ella como institución y yo quiero agregar que como parte de esta institución
me ocupo de todo ello porque es parte de nuestra política educativa, pero más
me preocupo porque como actores integrantes de ella intentemos ser una
"buena escuela".
3) La película me gustó. Muy
lindo material para trabajarlo a conciencia en las escuelas, sin embargo no es
mucho más de lo que venimos escuchando últimamente en las capacitaciones o perfeccionamientos
docentes de los que participamos, ojalá muchos puedan hacerse eco de las
reflexiones allí tratadas y se animen a modificar sus prácticas (no es fácil).
César
Marani
Escuela
Técnica San José (secundaria)
1)
Creo que antes de hablar sobre qué es educar debemos preguntarnos qué es
aprender. Hay un texto genial de Heidegger (Was heisst denken?) en el que
proporciona interesantes claves: “Enseñar
es más difícil que aprender porque enseñar significa dejar aprender. De ahí
que, donde la relación entre maestro y aprendices sea la verdadera, nunca entra
en juego la autoridad del sabiondo ni la influencia autoritaria de quien cumple
una misión”. Esta relación es educativa en tanto que el maestro deje
siempre un espacio abierto para el libre movimiento del aprendiz. El maestro
influirá en ese espacio, no en el aprendiz. En este sentido el verdadero
aprendizaje no brota de lo que ya se sabe, sino de lo que está por saber. Gilles
Deleuze dice que “no aprendemos nada con quien nos dice: ‘haz como yo’.
Nuestros únicos maestros son aquellos que nos dicen ‘hazlo conmigo’ y en vez de
proporcionarnos gestos a reproducir saben emitir signos desplegables en lo
heterogéneo”. Signos que llamen la atención, que le den a pensar, y a pensar
aprendemos cuando atendemos aquello que da que pensar. Educar implica un
acompañamiento, una cierta invitación del sujeto, pero no el moldeamiento del
otro. Para ello es preciso reconocer que la relación pedagógica no está basada
en el poder ni en la noción de causalidad. El maestro no es causa del alumno.
El que aprende tiene una historia, una biografía en la que no queda, sin
embargo, encerrado, incapaz de superarla.
Anne
Michaels ha dicho: “el propósito del mejor de los maestros no habita en su
mente, sino en su corazón”.
2)
La escuela es la institución que enseña y también como institución cuida y
ampara. Para reconstruir a la escuela como institución que enseña debemos
reforzar nuestro vínculo con el alumno y la familia. Parte del cuidado que
ofrece consiste en brindar conocimientos a las nuevas generaciones,
conocimientos que se imbrican con experiencias y posiciones éticas. Hannah
Arendt dice: “la escuela tiene en sus manos la posibilidad de mostrar dónde
están los tesoros y por qué ellos nos pertenecen”. La escuela se encuentra
entre el hogar (campo privado) y el mundo (campo público), no es el mundo sino
que facilita la transmisión de la familia al mundo. En esta etapa de la
educación, los adultos somos responsables de que los jóvenes desarrollen sus
cualidades específicas, y la escuela debería ofrecer herramientas para que
piensen y actúen por su cuenta. Así me gustaría a mí.
3) Me parece excelente. Es cierto, es lo que sucede en las escuelas
hoy. Entre otras cosas es una “gran contenedora”. La escuela que proponen es
una escuela ideal, como la que nos gustaría a todos, donde podamos formar la
creatividad, donde la educación juegue con la alegría y las ganas de vivir. En
un momento de la proyección aparece una cita de Rudolf Steiner: “siente tu
alma, escucha tu corazón”. Eso es lo que a veces dejamos de lado, en la
vorágine diaria se nos escapan muchas cosas. Nos falta mucho camino por
recorrer. Debemos estudiar como docentes y las políticas educativas también
deben cambiar. Solos no podemos. Los docentes estamos muy desamparados. Los
lineamientos que nos bajan distan mucho de tener la escuela ideal que nos
propone el film. Dejo una cita de Alexander S. Neill que me gustó mucho de la
película: “la Educación sin libertad da por resultado una vida que no puede ser
vivida plenamente”.
Hugo Lanas
Escuela N°222 “Pascual Chabás” (secundaria)
1) Educar es algo trascendente. La educación de un
individuo no es sólo tarea de un docente (profesor, maestro). Una persona se
educa en el entorno que se desarrolla: su familia, su barrio, su ciudad, etc.
En todo ese entorno hay “educadores”. La familia es la primera educadora.
Cuando la familia decide enviar a sus hijos a la escuela, no significa (no debe
significar) que delegue el derecho y deber de educar; sólo es un pedido de
ayuda al Estado para completar esa educación, para que la misma se realice en
sociedad, junto a otros.
Cuando elegí ser docente, lo hice convencido de poder
enseñar algún área del conocimiento (en mi caso la Física), de la mejor manera.
La familia, no puede cumplir con el cometido de “hacer conocer” y “enseñar a
descubrir conocimientos”. Esa es la tarea que me comprometí a desarrollar y, a
través de ella “mostrar” valores, una manera de conducirse en la vida. Estoy
convencido que las actitudes y los valores no se enseñan y aprenden. Estos se
transmiten con el ejemplo. En cambio, las aptitudes se enseñan y aprenden. Por
eso no me considero un educador, sólo trato de ser (como me sale) un docente o
profesor, alguien que tratando que sus alumnos descubran conocimientos, los
ayude a crecer como personas preocupadas por mejorar su entorno y propendan a
mejorar su calidad de vida.
2) La escuela es (lo fue y deberá seguir siendo) la gran movilizadora
social. Es el lugar donde un niño, adolescente, joven aprende con el otro, se
hace un ser social. Pero estar en la escuela prefigura un derecho y una obligación.
Todos tienen derecho a estar en la escuela pública, libre y gratuita; allí se
gesta la ciudadanía, sin distinciones, sin diferencias. Nuestro país es un
ejemplo en estos preceptos, el Estado es el responsable (tiene un deber
indelegable) de asegurarlos. Pero también asistir a la escuela implica contraer
obligaciones, la familia debe comprometerse a colaborar con la escuela y, el
niño-adolescente debe tener “intención” de aprender, de construir conocimiento,
de cumplir normas, etc. Como manifiesta el Dr. Brunner: “Se puede enseñar
cualquier cosa a cualquier persona y a cualquier edad; pero esa persona debe
estar dispuesta a aprender”. La tarea docente es “intencionada” y la escuela es
el marco propicio para que esa intención se transforme en realidad. La escuela
no es una guardería, no puede ser un lugar de retención (de paso); esto es
faltarle el respeto a una institución que el Estado debe cuidar y proteger. La
escuela no es para divertirse, es un lugar donde se expone el esfuerzo, la
solidaridad, la necesidad de aprender para crecer. Es el lugar donde se
resuelve la “intención” de enseñar y aprender; donde crecemos en sociedad y,
fundamentalmente en libertad (con todo lo que ese término significa). No me
considero dueño de la verdad: pero hace tiempo me parece que quienes llevan
adelante las políticas educativas, quienes debieran ser los guardianes celosos
de cumplir con el mandato de la escuela, han decidido cambiar ese mandato y
hacer que sea la escuela (institución escolar) la que cumpla y resuelva los
objetivos que debieran cumplir (o que no supieron) otras instituciones. Para
decirlo sencillo, han cambiado “la razón de ser de la escuela, su ADN” y, como
me considero un hombre libre puedo manifestarme en total desacuerdo con ese
cambio.
Un profesor que tuve, el Dr. Emilio Ardiani, decía: “No
es importante, no sirve, pasar por la
escuela; lo que nos transforma, lo que sirve es hacer que la escuela pase por nosotros”. El Estado es el
garante de que esto suceda, no hay otra forma para crecer como sociedad. Estoy
convencido que el conocimiento es la fuente de poder de los que no son
poderosos; por eso las escuelas deben existir, por eso es peligroso que cambien
su rol.
3) Sinceramente, he visto muy poco de la película como
para poder dar una opinión. Para eso se necesita “verla” en profundidad y
analizarla.
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