Poco para
ofrecer…
Por Julián Murray
Si yo tuviese que
pagar
los sueños que me
llevó conocerte,
no me bastarían
los besos
que hipotequé en
tantas bocas
para siquiera
humedecer tus labios.
Tal vez aún no encuentro
la musa
que me haga
escribir compulsivamente,
pero este
enjambre de ideas
me sugiere que te
le pareces.
La verdad que
tengo poco para ofrecer,
salvo que te
interese
el brillo de mis
ojos cuando te ven,
la irreverente
taquicardia de mi corazón cuando te pienso,
la insolente
excitación de mis poros cuando te sueño,
la alegría de mi
piel cuando te roza,
las palabras que
no me salen cuando te hablo,
los futuros que
me regala mi imaginación,
las ganas que
tengo de abrazarte,
o el utópico
deseo de encontrarte
cada mañana
cuando abro los ojos.
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